Fuente: www.dinero.com
En una primera ‘mostrada de cartas’ para la negociación salarial de diciembre, el secretario General de la CGT, Julio Roberto Gómez, le contó su propuesta a Dinero.com. La idea no convence a los economistas laborales. Argumentos de lado y lado.
En una primera ‘mostrada de cartas’ para la negociación salarial de diciembre, el secretario General de la CGT, Julio Roberto Gómez, le dijo a Dinero.com que su central obrera pedirá que el salario mínimo en 2011 aumente al menos cinco puntos por encima de la inflación.
Cree que un aumento de esta magnitud, que se traduce en un alza de $15.000 en el monto del mínimo, “en el bolsillo de clase media pueden no significar mucho, pero en manos de un trabajador empobrecido es una gran ayuda”.
La Comisión Permanente de Concertación que reúne empresarios, gobierno y trabajadores en una mesa, tendrá dos reuniones en noviembre y hasta tres en diciembre para tratar de definir por concertación el salario mínimo legal para el año entrante.
El dirigente sindical piensa que quizás este año se pueda conseguir un consenso. Resalta que cuando Juan Manuel Santos era ministro de Hacienda y su actual vicepresidente, Angelino Garzón, ministro de Trabajo, se pactó el mínimo por acuerdo entre las partes. “Ojalá podamos aprovechar ese espacio para recordar esa época”, dijo.
No tiene buen recibo
Sin embargo, las cuentas de Julio Roberto Gómez no concuerdan para nada con las de los economistas laborales del país. Ellos destacan que a la discusión del salario mínimo se ha metido la idea falsa de que este es un gran instrumento para redistribuir el ingreso.
“Hay que insistir en esto: el mínimo no les llega a los pobres. Los pobres no viven de él porque no son asalariados formales”, dijo en una entrevista reciente a la Revista Dinero el economista laboral y gerente del Banco de la República de Medellín, Hugo López. “Creyendo que les ayudamos a los pobres, logramos uno de los salarios mínimos más altos de América Latina y la tasa de desempleo más alta”, añade.
La magnitud de la subida de este salario es grande. Cuando se divide el salario mínimo por el ingreso per cápita, resulta que en Colombia este indicador es más alto que en países como Portugal, Irlanda, España y Corea.
Para el decano de Economía de la Universidad de los Andes, Alejandro Gaviria, el aumento del mínimo puede mejorar algo la demanda agregada, puede tener un efecto positivo pequeño sobre la distribución del ingreso, pero también destruye empleos.
Hace unos meses el economista le dijo a Dinero.com que sus estudios mostraban que el incremento de un punto porcentual en el salario mínimo real destruye hasta 40.000 empleos formales. Esto afecta a los más pobres y a los más jóvenes. “La negociación del salario mínimo afecta personas que no están en la mesa de negociación”, dijo en ese momento.
Otros más muestran que la velocidad de aumento del salario mínimo de los últimos años ha sido muy alta y que es indispensable reducirla para comenzar a manejar el problema del desempleo. El consultor del BID Jairo Núñez, plantea que los aumentos anuales podrán parecer pequeños, pero cada tres años acumulamos un aumento de nueve puntos reales en el salario mínimo. “Es como si cada tres años pusiéramos una carga parafiscal nueva”, dice.
Además en cifras, el salario mínimo en Colombia no es de $515.000, como lo dice la norma. Cuando se incluyen aportes, impuestos, subsidios y dotaciones, sube 76,22%, para alcanzar $907.000. De acuerdo con la gerente de la firma de recursos humanos Manpower, Rosalba Montoya, la carga extrasalarial colombiana es la tercera más alta de la región después de la de Venezuela (91%) y de Brasil (84%).
La solución parece estar por el lado de establecer salarios mínimos diferenciales por edades y cargas tributarias más reducidas para quienes se emplean por primera vez. Pero, sin duda, consiguiendo que el salario mínimo aumente más despacio. Eso, para realmente beneficiar a la mayoría, a quienes están fuera del empleo formal o quienes viven en la pobreza.