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"La edad de pensión de hombres y mujeres debe ser la misma": Fedesarrollo
En países como Canadá, Alemania y Estados Unidos, la edad de jubilación de ambos géneros es de 65 para los hombres y de 66 para las mujeres.
El desequilibrio demográfico es uno de los principales riesgos que enfrenta el Sistema General de Pensiones. Al momento en que en Colombia se lleve a cabo una impostergable reforma pensional, será necesario no sólo aumentar las edades de jubilación sino, además, explorar la conveniencia de continuar manteniendo edades de pensión diferentes por género, práctica no muy común a nivel internacional, dice Fedesarrollo en su último informe de Tendencia Económica.
La expectativa de vida al nacer de una mujer es de 85 años y la de un hombre es 79,8 años. Además, la expectativa de vida a la edad de pensionarse, se aumenta a 86,7 en las mujeres y a 83,3 en los hombres. “La diferencia en la edad de jubilación entre hombres y mujeres no hace sino agravar el problema ya que las mujeres tienden a cotizar menos, se pensionan antes y viven más”, dice Fedesarrollo en su informe.
Las mujeres en el Régimen de Prima Media (Seguro Social), por problemas de fidelidad al sistema, enfrentan el riesgo de no alcanzar a cotizar las semanas suficientes, lo que se traduce en gasto fiscal para el gobierno que tiene que subsidiar el tiempo no cotizado por esa mujer.
En el Régimen de Ahorro Individual (Fondos de Pensiones) la menor edad de jubilación -que implica un período corto de acumulación- y el mayor número de años de disfrute, hacen que la mesada pensional estimada para las mujeres sea menor porque el capital ahorrado se debe repartir entre más años.
En países como Canadá, Alemania y Estados Unidos, la edad de jubilación de ambos géneros es de 65 para los hombres y de 66 para las mujeres. En Francia y España, debido a la crisis financiera que se desató en el último año, la medida empezará a aplicar de manera progresiva desde 2013.
Desequilibrio demográfico
El desequilibrio demográfico no es más que el aumento de las expectativas de vida de los colombianos, versus el cambio en la edad de jubilación.
Desde 1990, la expectativa de vida de los hombres ha aumentado 14,8 años y de las mujeres 15 años. Por el contrario, la edad de jubilación para cada género aumentó dos años para quedar en 62 y 57 años respectivamente.
El problema se agrava si se tiene en cuenta que mientras en 1980 había 30 contribuyentes por pensionado, en 1990 esa razón pasó a ser de 13 a 1 y hoy es de
2 a 1, dice el informe.
Otras reflexiones
Fedesarrollo recuerda seis problemas acerca del sistema de pensiones que se deben tener en cuenta a la hora de realizar una reforma pensional:
* El gasto público en pensiones con cargo al presupuesto nacional ha aumentado de manera acelerada desde 0,8% del PIB en 1990 a 4,1% del PIB en 2010, cifra que se asemeja al recaudo por concepto de IVA interno proyectado para 2011 (4% del PIB).
* Baja relación entre el pago de pensiones a cargo del gobierno y el número de pensionados, con alrededor de un millón de personas recibiendo ese 4,1% del PIB, lo cual contrasta con el gasto público en educación básica y media, donde en 2009 un gasto de 4,4% del PIB benefició a 9,4 millones de individuos.
* Bajísima cobertura del sistema, donde sólo 26% de las personas en edad de pensión efectivamente reciben una y dónde apenas el 43% de las personas afiliadas en 2009 cotizaban de manera estable en alguno de los dos regímenes (ver más adelante).
* Las pensiones de quienes devengan menores ingresos están desfinanciadas en los dos sistemas, con un mayor déficit en el Seguro Social debido a la mayor tasa de reemplazo que allí aplica, problema que se acentúa cuando se efectúan traslados de los Fondos de Pensiones al Seguro Social.
* En el Seguro Social cerca del 86% de los pensionados pertenece al quintil más rico de la población y menos del 1% pertenece al 40% más pobre.
* Los problemas como la baja fidelidad al sistema, los reducidos salarios sobre los que se cotiza y el bajo número de semanas cotizadas frente a las exigidas para garantizar una pensión mínima, fenómenos que en gran medida reflejan la alta informalidad laboral y que permiten a muy pocas personas acceder a una pensión a pesar de haber cotizado durante gran parte de su vida laboral.