La baja en la divisa tiene en estado de alerta a una buena parte de la economía colombiana, especialmente aquella vinculada a los sectores exportadores.
No obstante, en un escenario de revaluación no todo es pérdida y, por el contrario, las ganancias y los beneficios para la economía también se hacen evidentes.
En un debate que enfrentó la junta directiva del Banco de la República la semana pasada en la Comisión Tercera del Senado, el gerente del Emisor, José Darío Uribe, dijo que en medio de las críticas por la caída del dólar muchos se olvidan de que no es un fenómeno del todo negativo para la economía y, por el contrario, también genera beneficios.
"La revaluación no afecta negativamente a todos los colombianos porque los consumidores pueden comprar más y quienes están endeudados en dólares también tienen ventajas", dijo Uribe. Razón no le falta si se tiene en cuenta que la baja del dólar abarata las importaciones y, de paso, le da una mano al control de la inflación, que es responsabilidad del Banrepública.
En lo corrido del año, el dólar ha caído 230 pesos, es decir, 11 por ciento. Hoy, el precio oficial de la divisa se ubica en torno a los 1.815 pesos y puede caer por debajo de los 1.800 en cualquier momento.
Las ganancias
Los analistas financieros dicen que, en efecto, un proceso de revaluación genera beneficios que deben ponerse en la balanza junto con los perjuicios para tomar las decisiones correctas sobre el manejo de la economía.
Daniel Velandia, director de investigaciones económicas de la sociedad comisionista de bolsa Correval, dice que en el lado bueno de la revaluación son varios los elementos a destacar.
Señala que el tema de inflación es clave por el tema de los bienes transables (aquellos que se negocian entre países), pues estos productos pesan un 26 por ciento del Índice de Precios al Consumidor (IPC). "Una baja inflación deriva en que las tasas de interés se mantengan en niveles bajos por más tiempo y eso estimula la reactivación", señala.
Sostiene que al poder comprar productos más baratos los consumidores se benefician, generándose un efecto de mayor poder adquisitivo y, si se quiere, de riqueza o, por lo menos, de menor pobreza.
Esto se refleja en el hecho de que hoy son más los colombianos que pueden adquirir bienes que antes eran de uso exclusivo de algunos pocos, como son, por ejemplo, muchos electrodomésticos.
Esto sin mencionar el hecho de que viajar al exterior resulta más barato y más colombianos pueden tener esa oportunidad. Pero además del tema de precios de la canasta familiar, un dólar bajo beneficia la importación de maquinaria y, en general, bienes de capital para la industria, que generan mayor tecnificación del sector productivo.
Muchos de estos productos se adquieren con créditos en dólares y con una divisa a bajo precio resulta más barato adquirirlos por parte de los empresarios.