Fuente: www.revistapoderynegocios.cl
La actualidad económica ha estado centrada en las últimas semanas en torno a los desequilibrios fiscales que comenzaron a desencadenarse desde Grecia, y con el correr de lo días, han extendido el riesgo de default a otras economías del bloque europeo mucho más relevantes, como Portugal y España.
De acuerdo a una nota reciente, entregada por un equipo de analistas del Banco Alemán Commerzbank a sus clientes, “hay pocas razones para esperar el final de la caída libre del euro”. Y agregan: “Se está volviendo cada vez más claro que la consolidación fiscal sólo será obtenible al costo de una recesión enorme”. Opiniones como éstas se expanden a lo largo del mundo y retroalimentan el pesimismo sobre la divisa europea.
En la misma línea, el famoso especulador George Soros –conocido por quebrar al Banco de Inglaterra en 1992– tiene una postura dura respecto del futuro de la moneda común. A su criterio, “si no mejora el clima, el euro saltará en pedazos junto con la propia Unión Europea, y ni hablar de la Eurozona”.
Temores al alza
En lo que se percibía como un riesgo moderado hasta hace sólo un par de meses, la posibilidad de default comenzó a tomar cada vez más realismo. Se fue configurando una situación similar a la crisis financiera previa a la quiebra de Lehman Brothers con los Credit Default Swaps (seguros de crédito contra cesación de pago), subiendo rápidamente a niveles en que se comenzaba a temer lo peor.
En este escenario, el Dólar Index (la canasta de monedas que compara al dólar respecto al euro, el yen, la libra, el franco suizo, el dólar canadiense y la corona sueca) escalaba posiciones desde mediados de abril en torno a un 8%, en una demostración de la mayor aversión al riesgo existente entre los inversionistas.
Por otro lado, las bolsas estadounidenses comenzaron a caer tímidamente hasta que se expande la posibilidad de contagio a otras economías y con ello el índice de volatilidad VIX comienza un rally similar al de la crisis financiera, alcanzando niveles de 46 puntos.
Se dejará caer al euro
La actual crisis que vive el bloque europeo no deja de ser preocupante. Sin embargo, también trae consigo cambios de fondo para las economías involucradas, especialmente respecto a la austeridad fiscal, que si bien tendrá efectos negativos en el corto plazo para la economía, podría generar un complejo y extenso período de aprendizaje, como en algún momento lo vivió Latinoamérica. Aun así, precisamente a partir de esta experiencia, es que hoy nuestro continente se presenta en una inmejorable situación respecto a otras crisis.
La defensa de la comunidad europea y específicamente de su moneda está logrando que la Eurozona comience a independizarse del mundo anglosajón. Ahora, además de compartir la moneda, tendrán en común la deuda y los medios para superar en conjunto los importantes problemas que impone el contexto de la crisis sistémica global. Una unión que puede, más que perjudicar al bloque, hacerlo más fuerte.
En tanto, la depreciación del euro lejos de ser algo negativo, incluso puede ser una atractiva herramienta para hacer más competitiva a la industria exportadora por medio de la disminución de sus precios o el aumento en los márgenes. Mientras China mantenga sus elevadas tasas de crecimiento y Estados Unidos continúe entregando positivas cifras económicas y la vigorosa recuperación actual, es altamente probable que los exportadores europeos atenúen los efectos nocivos de la actual crisis haciéndose más competitivos en el comercio internacional.
Finalmente, en virtud de la crisis financiera reciente, varios Bancos Centrales del mundo comenzaron a diversificar sus reservas en diferentes activos y especialmente distintas monedas al dólar estadounidense. Sin ir más lejos, de acuerdo a cifras de la Dirección de Presupuesto a diciembre de 2009, nuestro país tiene un 40,22% de los Fondos de Estabilización Económica y Social invertidos en activos valorizados en euros y que ascendía a US$ 4.538 millones. Por este motivo, existen intereses más allá de la comunidad europea y de varias grandes economías para no dejar caer al euro.
La clave va estar en la unión y el desarrollo de medidas conjuntas que impidan la quiebra o la salida de algún miembro. Ante estos antecedentes, si bien creemos que la paridad EUR/USD podría seguir cayendo, niveles en torno a los 1,1500 a 1,1000 podrían significar el comienzo de la estabilidad para la moneda única.