Fuente :https://www.finanzaspersonales.com.co
La estafa sucede en menos de 48 horas, a una velocidad vertiginosa y con una historia que tiene elementos tan convincentes que es difícil dudar de su veracidad. Personas destacadas de la política, el mundo empresarial y el periodismo ya han sido víctimas.
No faltan los que dicen que la estafa era evidente y que ellos no hubieran caído en la trampa. En mi lista de estafados mediante el mismo modus operandi están altos ejecutivos, vicepresidentes de compañías que facturan más de $1 billón al año, políticos experimentados, altos funcionarios de gobierno, periodistas que distinguen mentirosos a kilómetros de distancia y otras personas que se destacan por ser inteligentes, astutos y cuestionadores. Pero que tienen otro denominador común: una bien desarrollada sensibilidad para auxiliar al que tiene una dificultad apremiante. Esto último es lo que explota con lujo de detalles el estafador de esta historia.
La revista Semana en meses pasados y en un confidencial, habló de sus fechorías y El Espectador publicó recientemente los nombres de dos de sus víctimas: Armando Benedetti, actual Presidente del Senado y Cecilia López, exministra y exsenadora. Benedetti alertado por un tercero pudo detectar la trampa a tiempo. López trató infructuosamente de confirmar la veracidad de lo que estaba pasando pero ante la indiferencia de quienes podrían haberla alertado -como lo explicaré más adelante-, optó por ayudar sabiendo que podría ser una estafa. Y efectivamente lo era.
Los casos que mencionó El Espectador ocurrieron a principios del 2do semestre del 2010. Esta estafa es elaborada, ingeniosa y cuidadosamente ejecutada. La mejor forma de explicarla y con el fin de evitar que siga funcionando es describirla en detalle.
Punto Fuerte o Ancla: Primero, el estafador contacta a alguien bien conectado con el jet set, grupos empresariales o la dirigencia política colombiana, que pueden estar en Colombia o en el exterior. Conozco el caso de una llamada que hizo a México al presidente de una compañía multinacional. En ese primer contacto se hace pasar por cualquiera de varias personas que tengan las siguientes características: mujer, millonaria, poderosa, inalcanzable y con un círculo cerrado de amistades. Para el ejemplo, se ha hecho pasar por una hija de Carlos
Ardila Lülle, una esposa de alguno de los millonarios Cisneros de Venezuela, una pariente de Julio Mario Santo Domingo y en los últimos meses por una de sus favoritas, María Asunción Aramburuzábala, una de las mujeres más ricas y poderosas de México.
Modus Operandi: Una vez contactado el “Punto Fuerte o Ancla”, que es otra víctima pero no a quien van a estafar, el estafador le dice, por ejemplo, que es María Asunción Aramburuzábala, que le ha ocurrido una gran tragedia y que unos amigos le sugirieron hablar con él. Que un familiar está en problemas en Colombia por haberse metido con quien no era y que necesita conectarse con alguien, que pueda ayudarle con mucha discreción a contactar a su ser querido con el fin de poder auxiliarle. La discreción es muy importante porque, como ella explica –la supuesta Aramburuzábala- está casada con un exembajador de EE.UU. –lo que es cierto, aunque hoy por hoy está divorciada- y es de suma importancia que esto no se filtre a los medios, pues el impacto sería devastador para su buen nombre y el de su esposo.
El “Punto Fuerte” que tiene contactos en Colombia, piensa en un nombre que pueda tener capacidad de ayudar y ser muy discreto. Y le dice a la supuesta Aramburuzábala, que se le ocurre un nombre y que hará lo posible por hacer el puente entre los dos. El estafador le dice que sería estupendo y que eso si, para que la persona a la que va a llamar esté más tranquila, que diga que ella y el Punto Fuerte son grandes amigos de vieja data.
El Punto Fuerte llama a su conocido –la víctima- y le explica con detalle y asombro solidario lo sucedido y pide que con gran discreción le ayude a su buena amiga, María Asunción Aramburuzábala para que pueda resolver un serio problema. Insiste en que todo tiene que ser con mucha discreción. Acto seguido el estafador llama a la víctima, pues el Punto Fuerte le ha dado todos los datos.
La víctima: Usualmente es una persona destacada de la política nacional, el mundo empresarial o el periodismo. Pero no en pocas ocasiones termina siendo alguien con menos exposición pública. La víctima recibe la solicitud del “Punto Fuerte” y es por eso que se denomina “Fuerte”, pues la víctima no duda de él en virtud de conocerlo y por eso no cuestiona la veracidad de lo que está oyendo. Así que con toda disposición se presta a recibir la llamada de una de las mujeres más ricas y poderosas de México.
La comunicación: Es por teléfono y en pocas ocasiones por email, en este caso suplantando con mucha sencillez un correo electrónico de la cervecería Modelo de México, de la cual la señora Aramburuzábala es uno de sus dueños. Email que es inexistente y nadie contesta. Las llamadas dice hacerlas desde su teléfono satelital, pero en realidad el número de identificación que se registra es el mismo que aparece cuando se hace usando un tipo específico de tarjetas prepago de celular y que pareciera ser internacional.
Mientras tanto, es común que la víctima busque en internet sobre esa famosa mexicana. El resultado es que sí existe y como es natural todo lo que ha dicho sobre su vida encaja perfectamente. El estafador ha estudiado a fondo la información de a quien está suplantando.
Al recibir la llamada, la víctima entra a un mundo que puede tener muchas versiones y que el estafador prepara e implementa cuidadosamente de acuerdo con las características del “Punto Fuerte” y de la víctima. Por lo general, todo termina en que su ahijado o sobrino preferido está en la cárcel en alguna parte de Colombia, porque se involucró con quien no debía y que lo están acusando de lavado de activos o de algún delito en el que no tiene nada que ver. Que tiene un número de teléfono para llamar a la cárcel pero que ha sido imposible que funcione. Y que la discrecionalidad es apremiante en virtud de su fama y el escándalo al que pudiera exponerse.
Cuando la víctima verifica el número de teléfono deduce rápidamente que es un celular y que está marcando una cifra de más o que le falta algún número. Todo esto lo hace el estafador para que la víctima encuentre con facilidad el error y comience a ayudar con esa pequeña corrección. Un aliciente para fortalecer la conexión entre la víctima y el estafador.
El estafador hace que la víctima se comunique con su supuesto familiar que está en la cárcel, para que le diga que ya ella está enterada de lo que le está pasando y que la ayuda va en camino. El familiar –que es el mismo estafador- hablando en un mexicano juvenil y con voz algo afeminada, agradece la aparición de ese intermediario salvador, es decir la víctima y le pide primero que si le puede comprar tarjetas prepago de celular para poder llamar desde la cárcel a su madrina o tía: nuestra famosa mexicana. Es decir más combustible para seguir haciendo estafas.
A estas alturas, la mexicana vuelve a llamar. Con el fin de fortalecer la relación, habla de algo que haya pasado recientemente en Colombia, de sus amigotes expresidentes o millonarios del jet set colombiano. Pero siempre insistiendo en que hay que mantener la confidencialidad de lo que está ocurriendo y que es apremiante una rápida ayuda a su familiar en Colombia.
La solicitud: En una de las llamadas con el familiar en la cárcel, éste le pide a la víctima que le ayude mandándole alrededor de $3 millones para poder pagar la protección que otros reclusos le están brindando en la cárcel. Que su tía mexicana pagará todo. Acto seguido, otra vez llama la supuesta Aramburuzábala diciéndole que ella respalda todo y que tan pronto llegue a Colombia, pues va la siguiente semana, no solo quiere conocer a su nuevo gran amigo en Colombia sino además pagarle el dinero y de paso viajar en su jet privado para almorzar en alguna isla del Caribe.
El pago: Se hace enviando el dinero, usualmente a ciudades de la costa atlántica, vía los sistemas de giro que ofrecen las empresas de encomiendas y que recibirá el abogado de oficio del joven mexicano que está injustamente en la cárcel. Una vez hecho el giro, nadie vuelve a aparecer.
Tiempo: Todo sucede en un lapso de 24 a 48 horas. Si el estafador no logra hacerlo en este tiempo, lo más probable es que la víctima caiga en cuenta de lo que está sucediendo.
Verificación: En su momento, hablar con María Asunción Aramburuzábala para verificar si ella era la que está llamando era casi imposible. Pero hoy es más fácil. Supe por una fuente mexicana, que la verdadera Aramburuzábala ya estaba enterada de lo que estaba pasando y que sus asistentes estaban pendientes para ayudar a prevenir la estafa.
En el caso de Cecilia López, la estafa involucró también una llamada de alguien que se hizo pasar por una de las hijas de Carlos Ardila Lülle. La supuesta hija le dijo que la famosa mexicana la iba a contactar para pedirle ayuda. La ex senadora, trató infructuosamente de verificar si era cierto que la hija de Ardila Lülle había hecho la llamada, pero las diferentes personas de la Organización Ardila con las que habló desatendieron –según ella- los intentos infructuosos de verificación. Si la hubieran ayudado, con seguridad la estafa no se habría consumado.
Un alto funcionario de la Fiscalía que consulté, me dice que tienen pistas muy sólidas sobre quién es el estafador. Y que lo más probable es que ya está preso y por lo tanto cometiendo sus delitos desde un penal en Colombia. Conociendo la laxitud en la aplicación de nuestra política penitenciaria, no veo posibilidad alguna para prevenir que continúen las estafas.
Por lo que el único camino para prevenir nuevas víctimas, es que esta historia se difunda entre todos los que usted conozca. Para no ir más lejos, el Senador Benedetti fue alertado por una persona que conocía lo que le había pasado a Cecilia López. Si a usted le ha pasado lo mismo, no dude en contarme su historia, así como lo hizo la ex senadora López con la intención de prevenir nuevas fraudes. Me parece muy valioso conocer otros relatos de este tipo de estafa, para alertar a la opinión pública ([email protected])
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