¿Acaso cuenta el país con profesionales para manejar tantos frentes? Es cada vez más evidente que, para llevar a cabalidad un proceso de desarrollo no basta con ser buen economista o administrador.
El Gobierno del presidente Juan Manuel Santos enfrenta inmensos desafíos en materia de gestión del desarrollo: combatir la altísima tasa de desempleo y de informalidad, mejorar la cobertura y calidad de la educación, resolver el dilema de la salud, ampliar la red vial, repartir tierras y darles uso apropiado, y proteger el ambiente frente a la espiral de inversión minero-energética, entre muchos otros.
Impulsar el complejo proceso de desarrollo requiere de un nuevo profesional que aún no ha sido formado: además de conocimientos de economía y administración, debe saber sobre asuntos de salud pública, agronomía, ciencia ambiental, ingeniería, antropología y ciencias políticas.
Tal combinación de disciplinas es necesaria porque las raíces de la pobreza y el subdesarrollo se entrelazan: provienen de las más variadas causas, como la deficiente productividad agrícola, las consecuencias del cambio climático, la carga de enfermedades tropicales y la falta de carreteras y telecomunicaciones, por no mencionar la deficiente educación básica y el atraso que a veces acarrean factores culturales.
El elenco de talentos que reúne el gabinete del presidente Santos -todos reconocidos por su comprobada experiencia- requiere el apoyo, a la hora de tomar decisiones sobre una u otra medida, de profesionales debidamente capacitados para sopesar las consecuencias de cada opción. En algunas carteras, sin duda los hay. Sin embargo, tal no es el caso en materia de gestión del desarrollo.
El economista, administrador o ingeniero podrá evaluar la inversión en una obra pública, pero difícilmente contará con destrezas para anticipar el conflicto social que la misma pueda desatar, ni la capacidad para detectar posibles daños al ecosistema, y menos aún saber cómo manejarlos.
Colombia presenta una enorme brecha entre quienes disfrutan de condiciones de vida dignas, con educación, salud y empleo, y quienes tienen poco o casi nada. Un país donde abundan los desplazados, los seres desechados por la sociedad, los que eligen medios ilícitos para ganarse la vida porque carecen de alternativa y los perennes desempleados.
Para enfrentar los desafíos del desarrollo sostenible es necesario contar con profesionales expertos en la reducción de la pobreza y desigualdad social, la conservación y aprovechamiento de la biodiversidad, el control de enfermedades, la mitigación del cambio climático, el fomento de la producción de alimentos, y la adaptación y creación de ciudades más amenas.
Expertos que propongan e impulsen medidas de amplio alcance para atraer inversión minera al país sin detrimento de los páramos y los bosques, que garanticen proveer agua a futuras generaciones, convertir la despoblada altillanura en granero del continente y entregar tierras en forma eficaz a los campesinos.
Hoy más que nunca el país requiere de profesionales capacitados para enfrentar apremiantes necesidades de desarrollo económico y social, y hacer realidad las loables intenciones del presidente Santos y sus calificados
ministros.
¿Cómo hacer para formarlos?
Para enfrentar los desafíos del desarrollo sostenible es necesario contar con profesionales expertos en la reducción de la pobreza y desigualdad social, el control de enfermedades, y la mitigación del cambio climático, entre otros”.
HENRY GÓMEZ SAMPER Profesor facultad de Administración Universidad de los Andes