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Fuente :https://www.elpais.com.co

Sergio Clavijo, presidente de Anif, asegura que la reforma anunciada por el Gobierno no debe ser otra ‘colcha de retazos’. Propone un IVA general de 18%.

 

Se viene una nueva reforma tributaria para los colombianos. Es decir, otro revolcón en materia de impuestos. Será la cuarta en los dos últimos años y la décima desde el año 2000.

El Gobierno del presidente Santos ha prometido que su vigencia será para diez años, pero pocos lo creen. Entre ellos, Sergio Clavijo, presidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, Anif, uno de los más duros críticos del sistema tributario colombiano.

Según el dirigente, el régimen impositivo colombiano está plagado de inequidades, exenciones que le cuestan mucho dinero al Estado y tributos antitécnicos como el 4 x 1.000.

El Ministro de Hacienda anunció que presentará una reforma tributaria en abril que regiría para diez años. ¿Cree que esto es posible? Los últimos gobiernos no lo lograron...

Preferimos no opinar sobre si esta será o no una reforma tributaria estructural, porque no conocemos su contenido. La realidad ‘monda y lironda’ es que llevamos cuatro reformas en los dos últimos años.

La que tuvo que dejar lista la administración Uribe, debido a que le cayó la emergencia en salud y procedió a gravar de una forma atropellada todo el tema de vicios (juegos de azar y otros), plata que va a estar ayudando a los faltantes de la salud.

Luego vino la de diciembre del 2009, que extendió el impuesto al patrimonio para apuntalar el tema de la seguridad democrática.

Y una tercera en diciembre del 2010, que nosotros catalogamos como ‘mini’ reforma porque, cuando uno hace el ejercicio de cuánto va a inyectarle a la economía en el curso de los próximos años, nos arroja que no dejará nada.

Es decir, la posición fiscal del Gobierno no se mejora por esa vía, aunque reconocemos que se pueden lograr algunas ganancias en competitividad por el tema arancelario o la eliminación de la sobretasa a la energía a los industriales.

Los hechos nos dicen que estamos nuevamente ante una ‘colcha de retazos’, al extender los impuestos antitécnicos (como el 4 x 1.000) cuando se dijo que se desmontarían en los años 2013 o 2014. Pero luego se prorrogaron hasta el 2018.

Además se está profundizando el impuesto patrimonial, que es prácticamente un gravamen presuntivo que afecta a las grandes empresas que están invirtiendo sus capitales en Colombia.

¿Es decir que la ‘tributaritis’ aguda nos lleva otra vez por el mal camino?

Creo que vamos mal en ese frente, ya que hay demasiada improvisación tributaria. Se dicen unas cosas y se hacen otras. Así que, repito, prefiero esperar para ver en qué consiste lo que el actual gobierno llama ‘reforma estructural’ y establecer si hace parte de otro juego de ‘mini’ reformas atropelladas y antitécnicas, o si de verdad se va a solucionar este problema desde su raíz.

¿Luego de una tragedia invernal, los colombianos podrían soportar otra reforma en materia de impuestos?

Pues claro. Nos quejamos mucho de los impuestos, pero cuando volteamos a mirar el total de recaudo del 2010, fue tan sólo de 12,3 puntos del Producto Interno Bruto, PIB.

Esa relación es muy baja, cuando el promedio de América Latina es del 17%. Es decir que a Colombia le faltan dos o tres puntos de recaudo.

Lo que pasa es que el sistema de recaudo colombiano es tremendamente inequitativo y casuístico, dependiendo de cuándo entra la empresa y a qué sectores, si tiene tratamiento preferencial –a través de regímenes uniempresariales o no— o de protección tributaria y jurídica. Eso es lo que nos está desordenando terriblemente en este campo.

Y dado que por el lado del gasto estamos prometiendo mayores coberturas en salud, el apuntalamiento de las pensiones y la seguridad democrática, tenemos que estar en capacidad de pagar todo eso.

¿Entonces cómo cuadrar la caja de los ingresos?

Claramente tenemos que estar en capacidad de pagar los compromisos sociales. Las cifras internacionales y la propia historia de Colombia nos dicen que hay capacidad de hacerlo, pero de una manera más técnica y menos improvisada en materia de reformas tributarias.

El presidente Santos y su Ministro de Hacienda han anticipado que no habrá alza de impuestos durante su gobierno. ¿Eso es factible con el descuadre en los recaudos?

Todavía están a tiempo de enmendar los errores de campaña. Si uno promete cosas en campaña que no tienen asidero técnico, pues lo que el pueblo espera con un 70% de favorabilidad es que se reconozcan los errores y se enrute esa política por donde corresponde.

Lo que hace el mundo en tiempos de crisis es apuntalar el impuesto del IVA, y ahí están los ejemplos de Gran Bretaña, los Estados Unidos y prácticamente toda Europa. Saben que tienen que pagar esas cuentas con un mayor impuesto a las ventas.

Hay que taponar las exenciones en el impuesto de renta, parte de lo cual la administración Santos ha comenzado a trabajar.

Pero más allá de la discusión sobre si tocará o no las tarifas existentes, o simplemente reduciendo las exageradas exenciones, lo que se necesita a la hora de la verdad es que haya un total de recaudo de impuestos entre uno y dos puntos del PIB adicionales. Ya verán ellos técnicamente cuál es la mejor forma de hacerlo.

¿Pero bajar los impuestos no atraería a más empresas a establecerse en Colombia?

Lo que no podemos es apostarle a lo de Irlanda, donde existió una especie de magia en economía, en la cual yo bajo las tarifas para impulsar supuestamente la economía, y ella por si sola paga la tributación.

Ese fue el gran error de Irlanda, que ahora está pagando los platos rotos y viendo cómo logra salvar su economía, adicionalmente agravada

por una crisis financiera muy grande que le sumó entre 50 y 60 puntos a su endeudamiento.

Hay que aprender las lecciones de lo que está ocurriendo al otro lado del Atlántico, y más bien copiar las mejores prácticas, que son las chilenas, donde se tiene un IVA del 19%.

En Chile, cuando bajaron los aranceles debido al Tratado de Libre Comercio, TLC, con Estados Unidos, lo que hicieron fue compensar ese descuadre subiendo el impuesto a las ventas.

Hoy, el recaudo tributario chileno bordea los 19 puntos de su Producto Interno Bruto, PIB, con una economía sana que logró crecer entre el
5,5% y el 6%, aún con los efectos del último terremoto.

¿En cuánto considera que debe ajustarse el IVA?

Nosotros hemos tenido oportunidad de recomendar técnicamente sobre cuál debe ser el comportamiento del IVA. El Gobierno conoce esos documentos y estudios de Anif, y en esa misma posición está Fedesarrollo, de que se debe organizar el taponamiento del IVA con cerca de seis tarifas, es decir, dejar no más de tres y pensar en subir la tarifa general del 16% al 17% en los primeros años, y posteriormente ajustarlo al 18%.

El IVA del 16% en Colombia está por debajo del de América Latina, y por supuesto bien por debajo del 22% que se tiene en Europa.

¿Con ese ajuste no se frenaría el consumo de los hogares, y se alentaría de paso una mayor evasión de ese impuesto?

Está demostrado que el IVA es un impuesto que genera un impacto por una sola vez, y ya verá el Banco de la República cómo hace sus cálculos sobre su incidencia ese año, ya que existen cláusulas de escape para ello.

La experiencia internacional nos muestra que es el único camino técnico con una gran eficiencia en la aplicación del IVA, donde Colombia afortunadamente ha ido progresando en su administración tributaria a través del Programa Muisca.

Lo que no podemos seguir haciendo es navegar en la dirección contraria, extendiendo y profundizando impuestos antitécnicos como el 4 x 1.000. No se puede esperar que Colombia logre más bancarización cuando el uso de los medios financieros está plagado de tributos como ese.

Usted ha denunciado que la gente no usa los bancos en Colombia. Pero si la ponen a pagar impuestos como el 4 x 1.000, es obvio que se alejará más del sistema financiero. ¿Cuál es su punto de vista?

Así quedó definido en la última ley (pago de tributos a través de los bancos) y de eso se va a estar hablando en el 2014. Como siempre, todo es a futuro.

Lo que se hizo fue dañar los canales de mayor bancarización, apretando el 4 x 1.000 y extendiendo su vigencia hasta el 2018. No puede haber un discurso de mayor bancarización cuando lo que se hace es espantar a aquellos que van a usar los canales del sistema financiero y se les aplican tributos como el 4 x 1.000. Vamos seguir viendo un uso excesivo del efectivo, que ha sido el karma de los últimos diez años, y además fomentando el mundo informal donde Colombia es el campeón de América Latina.

Tomado de :https://www.elpais.com.co/elpais/economia/noticias/pais-improvisa-con-reformas-tributarias-anif