Fuente : www.larepublica.com.co
El concepto de responsabilidad social empresarial es un tema obligado en la agenda de cualquier organización.
Pero como tal, este debe ir más allá de iniciativas que si bien tienen un carácter altamente altruista no son sostenibles en el largo plazo.
Como empresarios hemos madurado la euforia valida e importante también de contribuir con la acción de donar, y colectivamente vamos a emprendimientos que impacten socialmente las comunidades, y más importante aún su calidad de vida.
Las actividades empresariales demandan de la sociedad coherencia y responsabilidad social sostenible.
Por lo tanto, es un mandato e imperativo estratégico para cualquier organización, sin lo cual no podrá impactar de forma positiva los indicadores sociales de informalidad, desempleo y pobreza.
El desarrollo sostenible es una convicción empresarial, y más allá de las expectativas de los públicos de interés de la empresa, también representa en sí una ventaja competitiva para la misma.
Estos públicos de interés, sean clientes, empleados, inversionistas, proveedores, usuarios de los servicios o comunidades, esperan una contribución empresarial coherente con la misión y visión corporativa, además exigen ser partícipes, con lo cual la compañía se obliga a revisar continuamente las necesidades de estos grupos de interés en aspectos que van mucho más allá de ser un elevador social y de bienestar, de apoyar iniciativas productivas sostenibles y medio ambientales, pero de comprometerse con las generaciones futuras.
Productividad
Teniendo en cuenta que los recursos que tienen las compañías son limitados y tienden a agotarse, la reflexión pasa por la forma de cómo aumentaremos la productividad de nuestras compañías.
Una empresa puede lograr el desarrollo sostenible mediante campañas educativas, inclusión comunitaria a largo plazo, compartir su conocimiento y experiencia técnica.
En Colombia, y por citar un ejemplo concreto, para responder a los retos de nutrición, salud, y bienestar, existen varias campañas educativas y de reforma social para combatir el hambre que sufren más de un millón de niños.
Es posible proveer estrategias que mediante el diálogo y las acciones conjuntas, logren un impacto significativo a largo plazo en la lucha contra la desnutrición, la malnutrición y el hambre.
Para finalizar, lo más importante para destacar es que la responsabilidad social empresarial y el desarrollo sostenible en una organización deben superar el afán por cumplir una política corporativa, alcanzar indicadores de gestión o figurar en medios de comunicación.
Estas deben convertirse en un gran diferenciador que genera valor tanto a las organizaciones, como a los clientes y usuarios y más allá de campañas puntuales, es necesario e imperativo trabajarla desde la estrategia corporativa e incluirla en los objetivos organizacionales, lo cual la hará continua y duradera.
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