Fuente: www.portafolio.com.co
Un estudio realizado por la entidad advierte que es necesario introducir cambios de fondo en la política oficial para incentivar las exportaciones de bienes no tradicionales.
Las dificultades en las relaciones diplomáticas con Venezuela les dejaron una serie de lecciones a los empresarios, entre ellas, la necesidad de diversificar los destinos. Sin embargo, fue tanta la dependencia de ese mercado que se produjo en muchos sectores, que la sustitución es una tarea que requiere todo un cambio de políticas en incentivos a las exportaciones y el tema arancelario, entre otros elementos estructurales.
Así se desprende de un estudio reciente realizado por el Banco de la República, según el cual la diversificación es una tarea complicada que necesita de ajustes para lograrse, más allá del otorgamiento de créditos para apoyar a los empresarios o de la realización de misiones comerciales a otros países.
“Seguramente se requerirán reformas mucho más profundas tales como una modificación de los incentivos a las exportaciones y, entre ellos, un replanteamiento de fondo de la estructura arancelaria y otros incentivos tributarios que envían señales al aparato productivo induciéndole a especializarse en estos bienes que son de difícil sustitución a otros mercados”.
A esto, el informe añade que muchos de los problemas del comercio con el vecino país ponen sobre la mesa elementos estructurales de las exportaciones colombianas, que deben evaluarse a futuro como, por ejemplo, la vocación minera que se está desarrollando, ante lo cual “es importante que se busquen mecanismos para que las exportaciones no tradicionales continúen incentivándose”.
Sí hay reemplazo
Otro de los temas que destaca el documento es que buena parte de lo ocurrido en los últimos años no fue una creación de comercio, sino una desviación. Esto quiere decir que de no ser las condiciones especiales de ingreso al mercado venezolano y de protección en Colombia (como algunas medidas arancelarias que incentivaron la especialización en bienes de consumo), difícilmente se hubieran producido tales flujos.
Dicho de otra manera, en su mayoría se ha tratado de bienes en los que Colombia no es necesariamente el productor más eficiente, sino que el comercio se produce porque tiene mejores condiciones en el mercado venezolano que otros países, como las preferencias arancelarias y las protecciones, entre otros.
No obstante, el estudio aclara que esa no es la situación del 100 por ciento de los productos, en la medida en que hay muchos artículos que llevan una larga trayectoria en el mercado venezolano y que además son competitivos y se venden en otros destinos. Entre los bienes que cuentan con este tipo de protecciones están los textiles, confecciones y autos, entre otros, los cuales tuvieron el mayor dinamismo durante el auge del comercio entre las dos naciones.
Por otra parte, el informe del Emisor dice que más del 70 por ciento son exportaciones de bienes básicos y manufacturas de baja tecnología. Agrega que la poca sofisticación hace que los bienes colombianos sean más fáciles de reemplazar en un mediano plazo.
Con esas dos situaciones, el estudio concluye que “si las autoridades venezolanas desean sustituir con otros países, lo podrían hacer porque encontrarían proveedores a precios más bajos que los colombianos”.
Impacto en todas las regiones
Aunque es apenas lógico que la zona fronteriza, en especial Norte de Santander, es el lugar que más siente el impacto en las dificultades del comercio con Venezuela, no es la única. El informe del Banco de la República muestra que el mayor monto de las exportaciones al vecino país corresponde a despachos de Bogotá y Cundinamarca (30 por ciento).
Norte de Santander es el segundo, con 18 por ciento, seguido por Antioquia con 13 por ciento y Valle del Cauca con 9 por ciento. De todas formas, las regiones de la frontera son las más volátiles a la situación con el país vecino. Según el estudio, esto tiene que ver con que son bienes de consumo de industrias regionales que son muy sensibles a la tasa de cambio y al comportamiento económico en los dos lados de la frontera. Por eso, no sorprende que sus economías resientan de manera importante cualquier variación en el comercio.
Los departamentos que más han sentido impactos en su economía regional son Norte de Santander (4,4 por ciento del PIB) y los de la Costa Atlántica, principalmente Bolívar (2 por ciento) y Atlántico (1,8 por ciento). Mientras tanto, en otros departamentos fronterizos como Arauca y Guajira la afectación fue de 0,9 por ciento y 0,1 por ciento respectivamente.
Según el estudio, la situación le cuesta a la economía colombiana un punto de crecimiento y una baja de 3 por ciento en las exportaciones. Los sectores que muestran caídas en su producción son los vehículos, con 22 por ciento. Ganado, textiles y maquinaria tienen bajas cercanas al 5 por ciento.
La cifra: 30 por ciento de las exportaciones a Venezuela son de Bogotá y Cundinamarca.
Optimismo moderado
El avance en el restablecimiento de las relaciones con Venezuela es a todas luces una buena noticia, pero hay quienes creen que en materia comercial, las cosas no se- rán como antes. El viernes, el Emisor dijo en sus minutas que no esperaba una recuperación en las exportaciones por la situación de la economía venezolana, sumada a la devaluación del bolívar fuerte y a la pérdida de confianza por parte de los exportadores colombianos.