Juan Ricardo Ortega hace un balance del estado en que quedan las finanzas de la capital.
En un par de semanas, Ortega deja su cargo y asume como nuevo director de la Dian. En entrevista con EL TIEMPO, este tecnócrata, apasionado por la historia y padre de dos hijos, cuenta en qué estado quedan las finanzas de Bogotá, cuál es la viabilidad económica del metro y por qué considera que el ex ministro de Transporte Andrés Uriel Gallego le metió un 'gol' a la ciudad con el esquema financiero del Sistema Integrado de Transporte Público (Sitp).
Deuda para el metro, crisis en hospitales, empresas que salen de la ciudad... ¿Con todo esto, ¿por qué se va?
Porque el tema más estructural y de verdad definitivo para la ciudad es que uno logre impulsar una reforma estructural del impuesto de industria y comercio de manera que sea buena para todos los municipios del país y que evite la capacidad del arbitraje y el juego oportunista de dar exenciones tributarias de unos municipios a costa de otros. El esquema de zonas francas, combinado con exenciones de ICA y con prediales muy bajos, en todos los municipios circunvecinos de Bogotá, está desangrando a Bogotá. Eso ya ha generado una caída de 200 mil millones de pesos al año permanentes que, si se llegase a mantener, podría poner en tela de juicio la sostenibilidad de la ciudad.
¿Cuándo podría pasar eso?
Si la tendencia de salida de empresas se mantuviese al ritmo actual y no llegaran nuevos proyectos, nuevas inversiones, en cinco años Bogotá estaría en serios problemas.
¿Cuál es el ritmo de salida de esas empresas?
Son más de 50 empresas al año que se están yendo. Y hay áreas aprobadas en la sabana por más de 1,5 millones de metros cuadrados para posibles salidas de empresas de la ciudad. Lo que se tiene que discutir es que si las empresas se van a mover -porque tienen todo el derecho de hacerlo- deben ser por criterios de movilidad, infraestructura, calidad de la mano de obra, por necesidades logísticas, no simplemente por no pagar impuestos.
¿Qué otro tema lo preocupa de las finanzas de la ciudad?
Indiscutiblemente al tema de la salud tiene que ponérsele coto. El gasto de salud no puede crecer todos los años de manera exponencial. Hay unos clave: usted tiene que mejorar las reglas del juego de la relación de las EPS y los hospitales. Los hospitales se demoran en facturar y las empresa se demoran en pagar. Bogotá está gastando más de 1 billón 200 mil millones de pesos en hospitales y todos los años dicen que les hace falta plata. Gastamos per cápita 20 ó 30 veces más que Medellín
¿No será que al sector salud lo capturaron la 'contratitis' y la 'politiquería'?
No me atrevo a generalizar, pero claramente hay muchas entidades frágiles. Son 22 hospitales y tengo claramente el caso de una gerente que es súper idónea y competente y hay otras que a uno le causan severas dudas.
¿Cuál es el hospital mejor manejado financieramente?
En el nivel uno Pablo VI; Bosa, claramente está, por cualquier lado que lo mire, muy bien. Los de nivel uno, en general, no están mal. Engativá está en una situación deplorable. Pero la mayoría de los hospitales de nivel 2 están en una muy mala situación, pero Engativá está peor que todos. Ellos han hecho cosas oportunistas en algunos momentos, que les han generado muchos problemas.
¿En qué consiste la reforma tributaria que viene trabajando con el Concejo?
Se llevan ya casi tres años tratando de pensar el tema del predial a fondo. El predial en Bogotá, cuando se mira con base en estratos, genera distorsiones muy grandes. Hay predios muy cuantiosos en estrato uno que tributan a tasas muy bajitas, cuando predios que valen muy poco en estrato tres, tributan el doble o el triple. No tiene sentido que una persona que tiene un patrimonio cuatro veces más grande tribute una tercera parte de uno que tiene la cuarta parte de otro.
Puntualmente, ¿qué quiere con este proyecto?
Cambiar el tema de estratos en el predial. Que al predial no le importe el estrato y que sea justo cómo se cobre, una combinación del valor del metro cuadrado que le mide la afluencia o riqueza de la zona y el valor total del predio, que le mide la riqueza total de ese hogar.
¿Le preocupa el cupo del endeudamiento para el metro de Bogotá?
No particularmente. El tema del metro es una discusión que Dios quisiera pudiéramos dar algún día todos, en función de qué ciudad es la que uno debe tener. Es una obligación de la ciudad generar un sistema de transporte. Y en ese orden de ideas, se le indica a usted TransMilenios en la av. Boyacá, Primero de Mayo y 170, como está en el Conpes. Pero ese es un argumento que se divorcia de otra realidad: Bogotá no puede seguir siendo una ciudad que expulsa ricos o actividades que generan riqueza; seguir pensando que La Calera, Sopó, Chía son los sitios donde va a haber glamour y donde no van a hacer viviendas de interés social. Bogotá tiene que generar valor. Los metros generan gran valor urbano, lo que no hemos logrado con el TransMilenio. Mire desarrollos como la 30 y mire cómo salen las estaciones a paredes con grafitis, donde no hay ni siquiera una tienda.
Pero con un metro por la 30 tampoco habría existido ese desarrollo...
Nosotros nunca compramos los predios a lado y lado de la 30 para generar la posibilidad de entrada del sector privado, porque Bogotá no contaba con ningún instrumento jurídico y administrativo para hacer renovación urbana.
¿Y usted sí cree que los ricos se van a bajar del carro para subirse al metro?
Si no lo hacen, van a tener que pagar importantes tarifas de congestión.
¿De cuánto sería el cupo de endeudamiento para el metro?
Nosotros siempre hemos sido cuidadosos. Cifras entre los 700 mil y 800 mil millones de pesos nos parecen razonables, unos 400 ó 500 millones de dólares máximo. Eso es lo que creemos que Bogotá podría manejar.
¿Se va tranquilo con el financiamiento del Sistema Integrado de Transporte a 24 años?
Yo siempre he tenido dudas de la duración del proyecto. Yo siempre he creído que fue desafortunado que el Ministro de Transporte hubiera negociado, desde antes que saliera la licitación, una cifra tan larga. La gente que estructuró la licitación siempre manejaba cifras de 12 ó 15 años. Eso puede afectar las finanzas.
¿Cuál fue, entonces, el papel de la Alcaldía?
La Alcaldía trató de argumentar los puntos técnicos, pero en el plano político, usted pierde grados de libertad. Desde mi punto de vista habría preferido cifras menores, pero él es el experto en el tema: él tendrá que explicarlo, no yo.