Se trata, según la óptica con que se mire, de una reforma “ambiciosa, estructural, progresista y equitativa” como la vendió el Ejecutivo al país, o de “la peor reforma tributaria en la historia de Colombia”, como la definió el senador del Polo Democrático Jorge Enrique Robledo.
Para algunos, la reforma estimulará la creación de empleo al reducir los impuestos parafiscales a las empresas; otros no creen en ese propósito y, en cambio, aseguran que será más gravosa para los trabajadores de menos ingresos, y no faltan los que advierten que la reforma no contribuye a aumentar el recaudo fiscal del país.
Los detractores de la reforma cuestionan duramente las modificaciones al Impuesto al Valor Agregado (IVA), pues grava con el 5% productos como harinas, productos de panadería, café, trigo, maíz y arroz de uso industrial, entre otros.
Incluso, los famosos restaurantes de ‘corrientazos’ si venden más de cien millones al mes tendrán que pagar un impuesto del 8%.
Menos parafiscales, más renta
La norma rebajó los impuestos parafiscales de las empresas, pero les aumentó el impuesto a las utilidades. El propósito es que el Sena y el Icbf mantengan o aumenten sus ingresos, y de paso estimular la generación y formalización de empleo.
“El sistema actual tiene muchas gabelas al capital pero no a la creación de trabajo. Este cambio afectará más a los sectores de la minería, bancario y de servicios públicos, que basan su productividad más en el capital que en la mano de obra”, explica el economista César Caballero, gerente de Firmas y proyectos.
Sin embargo, el catedrático Stéfano Farné, director del Observatorio Laboral de la Universidad Externado, advierte que “no hay estudios que respalden la idea de que rebajar en 13,5% los costos laborales ayude a crear más empleo”.
Menos retención
La reforma tributaria se basó en la idea que quien más gane, más debe tributar. Así, los asalariados que devenguen menos de 3,5 millones de pesos quedan exentos de retención en la fuente, pero el gravamen será escalonado para quienes ganen más de 10 millones al mes.
Para Eduardo Sarmiento, director del Centro de Altos Estudios Económicos, se trata de un “sofisma” pues el menor recaudo con esa exención será “compensado” con un impuesto indirecto a través del IVA a los productos de mayor demanda, como las manufacturas y los procesados.
“Al final, saldrá más afectada la clase media, porque le ampliarán la base de tributación”, dice Sarmiento.
Pero el director de Fedesarrollo, Leonardo Villar Gómez, dice lo contrario, pues “el IMÁN -Impuesto Mínimo Alternativo Nacional- establece topes mínimos para el pago de impuestos. Así, nadie quedará exento”.
Más imporrenta
En la práctica, las empresas pagarán más tributos: bajan los parafiscales y el de renta, pero se crea la Contribución Empresarial para la Equidad (CREE) del 9%, que será transitorio por tres años. Así, el sector empresarial quedará gravado con el 34%, un punto más que en la actualidad.
“El CREE aumenta la tributación global. El problema es que vía tarifas, las empresas les pasan la factura a los consumidores, que en últimas son los que terminan pagando”, afirma el profesor Farné.
El director de Fedesarrollo sostiene que la reforma “hace justicia” con el sector empresarial, que pagará un poco más en renta, pero estimulará la formalización y creación de nuevas plazas de trabajo.
Cambios en el IVA
Lo que hizo la reforma fue dejar solo tres tarifas para el Impuesto al Valor Agregado, ampliando la base en algunos casos, eliminando otros y reubicando unos más.
“Se trata -según el director de Fedesarrollo- de cambios marginales que afectan poco a los consumidores”.
Pero el economista Sarmiento, reitera que el IVA tal como quedó establecido, “lo pagarán los más pobres en la compra de productos procesados y manifacturas, que son de consumo masivo”.
TRIBUTACIÓN GLOBAL
Cuando radicó el proyecto, el Gobierno advirtió que se trataba de una “reforma neutra”, pues la idea no era aumentar los ingresos fiscales sino redistribuir los recaudos para hacerlos más equitativos.
En ese aspecto los analistas tampoco se ponen de acuerdo. El gerente de Cifras y Proyectos asegura que “el recaudo nacional aumentará con las normas antievasión”.
A su vez, Villar Gómez prevé que “puede haber una caída en el recaudo del orden de los 200 mil millones de pesos”. Otros estudios estiman esa cifra en más de 500 mil millones de pesos anuales.
En cualquier caso, será hasta finales del año entrante que la DIAN entregue el primer reporte sobre la evolución del recaudo tributario.
tomado de:elpais.com.co