Si el sistema tributario nacional –con todo y las reformas que ha tenido– es complejo y complica la difícil tarea de pagar impuestos, el territorial es peor.

Esa es la conclusión a la que llegaron los investigadores de un estudio de la Universidad del Rosario, que será presentado este martes en Bogotá y que señala que las empresas, en el escenario local, pagan hasta cuatro impuestos por el mismo concepto.

Los hallazgos del grupo investigador de El Rosario encajan casi por completo con las observaciones que recientemente hizo la Ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), acerca de lo que Colombia está haciendo bien, mal o pésimo.

El sistema de tributación territorial se lleva este último calificativo y requiere, en opinión de los expertos nacionales y de los extranjeros, una reforma urgente pues no recauda suficientes recursos para lograr la autonomía de los territorios y sí le complica la vida a los ya cargados contribuyentes.

En el mismo sentido, Esperanza Buitrago, una de las investigadoras del estudio del Rosario, señala que “el sistema tributario territorial de nuestro país está recargado, genera abusos, porque cada localidad tiene autonomía para crear tributos; las tarifas varían y, al no haber una norma de coordinación, el empresario termina con una tarea adicional a la de pagar el impuesto: buscar reglas distintas en cada municipalidad para cumplir con la carga impositiva”.

Además de tal ‘despelote’, que, según lo hallado por los investigadores, ni siquiera está claro para los funcionarios que se encargan del recaudo local, a las empresas les cobran varias veces sobre lo mismo, lo que en muchos casos termina por desestimular la inversión, según lo expuso la Ocde.

Buitrago también coincide con esto al expresar que, en el estudio, hallaron que una compañía que va a hacer una obra pública debe pagar impuesto a través de una estampilla municipal, y para el mismo contrato le imponen dos estampillas departamentales más con tarifas diversas.

Como si fuera poco, “a veces los inversionistas quedan en medio de líos entre un municipio y otro, porque no se sabe a ciencia cierta a cuál le corresponde el impuesto pagado”, agrega Buitrago.

Desarrollo, sin plata


Lo peor es que el esfuerzo de los contribuyentes no se ve reflejado en los ingresos de los territorios porque, de acuerdo con lo señalado por la Ocde sobre el sistema tributario territorial, el recaudo es ínfimo. Esto conduce a que la mayor parte de los gastos de municipios y departamentos tengan que ser financiados a través de transferencias del Gobierno central que tienen destinos específicos (educación, por ejemplo). En consecuencia, sin plata, el desarrollo con autonomía es difícil.

Y si a ello se le suma que, según la investigación de la Universidad del Rosario, el sistema territorial está desestimulando a los inversionistas, las posibilidades para el desarrollo regional se complican.

Según Buitrago, impuestos como el ICA (Industria y Comercio) “castiga a los que tienen pérdidas o no generan ganancias, porque recaen sobre los ingresos brutos”. Los inversionistas terminan desistiendo, lo que finalmente impide el desarrollo de empresas y, de paso, la generación de empleo.

Si bien los tributos que más ingresos propios le generan a los territorios son los impuestos sobre consumos específicos (cigarrillos y licor) y los prediales, la Ocde advierte que “son pocos los municipios que disponen de registros catastrales actualizados, ya que no tienen recursos para compensar económicamente al Instituto Geográfico Agustín Codazzi, IGAC, encargado de esa tarea”.

Cada una de esas situaciones está poniendo sobre el tapete la necesidad urgente de una reforma territorial que ataque problemas como el de los 19 impuestos que cobran los municipios y no dan un recaudo significativo.

tomado de:https://www.eltiempo.com/economia/sectores/sistema-tributario-nacional-los-impuestos-territoriales/15180741