(Dinero) Los empresarios esperan que 2018 sea un poco mejor que 2017. Están pendientes del proceso electoral, pero confían en que no impactará el crecimiento. Les preocupa la confianza del consumidor y tienen sus esperanzas centradas en el Mundial y en las menores tasas de interés.Los empresarios esperan que 2018 sea un poco mejor que 2017. Están pendientes del proceso electoral, pero confían en que no impactará el crecimiento. Les preocupa la confianza del consumidor y tienen sus esperanzas centradas en el Mundial y en las menores tasas de interés.
La reforma tributaria, la polarización política, la implementación de los acuerdos de paz con las Farc, los escándalos de corrupción, el desplome de la confianza de los consumidores y hasta el descuadre fiscal del país parecían haber desaparecido el pasado 10 de octubre cuando el equipo nacional de fútbol consiguió su clasificación al Mundial de Rusia.
Una ola de optimismo y unidad, que no se veía desde la visita del Papa Francisco, se tomó los medios de comunicación y las conversaciones de los colombianos, que por un día parecieron olvidarse de todas las razones que están haciendo que la economía crezca poco y que muy probablemente harán que en 2018 no se presente un repunte considerable.
Aunque el Mundial se jugará a casi 11.000 kilómetros de distancia y en un poco más de ocho meses, este es un evento que no solo interesa a hinchas y patrocinadores, sino también a diferentes actores económicos que consideran que el impacto de estos eventos es innegable; pues, al generar optimismo, ayudan a recuperar la confianza y el consumo. Otros están convencidos de que es un tema puntual al que no se le debe dar importancia económica, pues no es claro que sea un generador de PIB.
Sea como sea, lo cierto es que el país se prepara para entrar a un nuevo año en el que espera dar vuelta a la página de la desaceleración y crecer un poco más. Si se cumplen todos los pronósticos, en 2017 la economía no avanzará más de 2%, lo que implica el paso más lento en ocho años.
Para 2018, los analistas locales e internacionales que consulta mensualmente LatinFocus Consensus estiman que el PIB avanzará 2,7% que, si bien es inferior al 4% promedio registrado entre 2010 y 2014, implica una mejoría frente a lo que ocurrió este año y sería una prueba de que la caída de la economía habría tocado fondo y volvería a tomar tracción.
Con ese escenario macroeconómico, las empresas están preparando sus presupuestos para 2018 y, aunque son moderadamente optimistas, en general pronostican que a sus negocios les va a ir mejor que en 2017, un año que muchos catalogaron como duro, pero que el presidente de Nutresa, Carlos Ignacio Gallego, prefiere calificar como distinto. Su argumento está en que la clave para seguir vendiendo, tal como le sucedió a su compañía, estuvo en adaptarse rápido a los cambios del mercado y en seguir innovando.
Su colega Juan Carlos Mora, presidente de Bancolombia, lo secunda y explica que hay varios factores para esperar que 2018 sea de mayor crecimiento. De un lado, la economía ya se acomodó a la nueva tarifa del IVA y, del otro, las menores tasas de interés van a empezar a impulsar varios sectores, entre ellos la construcción de vivienda. Además, con un precio del petróleo estable entre US$50 y US$60 por barril, es factible esperar una tasa de cambio sin muchas variaciones y, con ella, un repunte de las exportaciones.
Los riesgos
El hecho de que el año entrante se renovará el Congreso y se escogerá un nuevo inquilino para la Casa de Nariño es un tema que para algunos empresarios genera preocupación, pues están cansados de la incertidumbre generada por la polarización política, que se podría atizar con campañas agresivas, donde los candidatos se dediquen más a sacarse los trapitos al sol que a presentar propuestas.
Emilio Sardi Aparicio, vicepresidente de Tecnoquímicas, considera que el tema electoral no debería impactar. Excepto si la elección se polariza en extremo tal que genere incertidumbres y expectativas que afecten la economía como un todo y la confianza de los consumidores.
La apuesta general es que no ganará un candidato que cambie el modelo económico del país y, por eso, para calificadoras como Fitch, las elecciones no implican una amenaza para su evaluación de Colombia. En su más reciente conferencia global de riesgo soberano, Richard Francis, analista de Fitch a cargo del país, dijo que espera que en 2018 el PIB crezca 3%, aunque es un pronóstico con un alto riesgo a la baja si se demora más el gasto en infraestructura, en especial los esperados proyectos de 4G, o si la producción petrolera sigue cayendo y se ubica por debajo de los 800.000 barriles/día.
Para Ernesto Fajardo, presidente de Alpina, uno de los factores que primero se debe corregir para volver a crecer es la confianza de los consumidores, “lo que no se logra solo con campañas publicitarias o buenos deseos. Debemos tratar de no hablar tanto, sino hacer las cosas diferentes. Es fundamental que hagamos lo que decimos y que haya menos escándalos de corrupción o al menos se entiendan bien, pues con las redes sociales y las llamadas fake news hay que tener cuidado. Estas noticias falsas generan la idea de que en todo hay corrupción y con ella viene la desesperanza”, reitera.
Mora, CEO de Bancolombia, considera por su parte que el estado de ánimo de negativismo que viven los colombianos no es per se una mala noticia, pues lo que se puede evidenciar es que hoy se está haciendo algo contra la corrupción, mientras que en el pasado la sociedad ni siquiera sancionaba esos malos comportamientos y “sólo ese cambio es motivo de esperanza”.
Sardi, de Tecnoquímicas, precisa que el reto mayor es el desempleo, que sigue muy elevado frente a los niveles de América Latina y del mundo en general, lo que impide un mejor avance social y dificulta un mayor crecimiento económico.
En el hígado
Juana Téllez, economista jefe del BBVA, considera que la confianza del consumidor es un tema muy visceral –del hígado–, pues depende de la forma como se sientan las personas y ahí es donde podría ayudar la participación en el Mundial. Si bien esto impulsaría las ventas de bebidas, de los restaurantes y de los televisores, así como la inversión publicitaria, no tendría impacto sobre decisiones de compra mucho más grandes, como vivienda o vehículos.
En este banco creen que los motores de crecimiento en 2018 por el lado de la oferta serán la construcción (beneficiada por los subsidios para la compra de vivienda nueva que no supere 435 salarios mínimos mensuales –$320 millones de hoy–), la agricultura y la industria. Por el lado de la demanda, el consumo privado se aceleraría y la inversión se consolidaría, mientras que el consumo público sería menos dinámico, debido a que será un año electoral.
Mauricio Saldarriaga, director de Inverlink, opina que para el país ha sido difícil acostumbrarse a un ciclo económico a la baja, luego de diez años al alza. “Con los nuevos precios del petróleo, volvemos a ser una Colombia industrial que, claro, está afectada por la baja popularidad del gobierno actual, pero esa es una situación de corto plazo, pues los fundamentales de la economía siguen bien y prueba de ello es que continúan llegando inversión y turistas extranjeros”, subraya.
En efecto, pese a la turbulencia local, Colombia tiene hoy una mejor imagen en el exterior de la que se percibe domésticamente. No en vano la prestigiosa revista The Economist eligió a Colombia como el “país del año” en 2016.
Así mismo, dentro del país se percibe un estado de ánimo diferente, pues mientras Bogotá y Medellín están sumidas en el pesimismo, en otras ciudades el ambiente es más favorable. Gallego, de Nutresa, dice que esa situación la han experimentado con sus ventas, con buenos crecimientos en los Santanderes, el Suroccidente y la Costa Caribe.
El índice de confianza del consumidor, de Fedesarrollo, muestra que, a septiembre, Barranquilla y Cali eran las dos capitales con resultados más optimistas.
Con Innovación
En The Coca-Cola Company ven con optimismo el año entrante, pues son patrocinadores de la Selección Nacional de Fútbol y de la Copa Mundo, la misma ventaja tendrá Bavaria, aunque Fernando Jaramillo, su vicepresidente de asuntos corporativos, presiente 2018 como un año retador que no está ganado. “Somos optimistas en que puede ser un año mejor, pero se debe tener en cuenta que hay incertidumbre por el tema electoral y la persistente desconfianza del consumidor”, precisa.
En Nutresa han logrado seguir creciendo con rentabilidad este año dentro del país y registran un comportamiento mucho mejor fuera de las fronteras, con un aumento de 20% en las exportaciones. También sería uno de los ganadores con el Mundial, pues con él crecen las ventas de snacks y las comidas en restaurantes (vale la pena recordar que Nutresa es dueña de Hamburguesas El Corral, Leños, Beer Station y de las franquicias de Papa John’s, Yogen Fruz, Krispy Kreme y de Starbucks– esta última en alianza con Alsea–).
Gallego, presidente de Nutresa, advierte, sin embargo, que esta vez el efecto del Mundial en restaurantes será menor que en Brasil, pues los partidos serán en la mañana o máximo al mediodía.
En Alpina también registran mejores resultados en términos de crecimiento fuera de Colombia que dentro del país (inclusive en su operación de Venezuela) y esperan que 2018 sea mejor. De hecho, planean inversiones de unos $70.000 millones el próximo año.
Igualmente, en Tecnoquímicas tienen presupuestadas inversiones por $40.000 millones para 2018, aunque están terminando de estructurar proyectos de expansión que iniciarían el próximo año y podrían llegar a $100.000 millones adicionales. Caso contrario es el de Fabricato, donde no hay inversiones importantes programadas, pues ya las realizaron en los últimos años.
Por su parte, la cadena mayorista Makro decidió poner el pie en el acelerador de sus inversiones en Colombia. Andries Govaert, su CEO en el país, explica que en lo que resta de 2017 abrirá tres almacenes en Bucaramanga, Cajicá y en Puente Aranda en Bogotá, que le exigen inversiones por $143.000 millones.
Momento retador
Alberto Zúñiga, director general para Basf Colombia, Ecuador y Venezuela, espera un 2018 de oportunidades. “Como empresa B2B creemos que la industria nacional está en un momento retador, que bajo una acertada dirección estratégica puede redundar en coyunturas positivas. Los temas de sostenibilidad, innovación y digitalización serán factores que harán la diferencia al asumir los desafíos del sector el próximo año”, aclara.
Por su parte, Juan Esteban Calle, presidente de Cementos Argos, cree que la clave para que 2018 sea un año positivo para su sector está en resolver temas como los desembolsos para los proyectos de 4G, que dependen de una ley que está por aprobarse, así como de la reducción de los trámites para iniciar un proyecto de construcción de vivienda, que se calculan en más de 83 y que el Gobierno prometió agilizar. “También estamos muy esperanzados con las vías terciarias. Si somos serios en su estructuración, salen los pliegos únicos y se adjudican, serán un motor para la equidad y desarrollo”, reitera Calle.
Mora, de Bancolombia, agrega que para el adecuado desarrollo de las 4G se requiere claridad sobre qué sucede con todos los participantes de una obra, si esta se declara nula. Así mismo, considera clave el liderazgo del Gobierno para el manejo de las consultas previas para que no se abuse de la participación ciudadana.
En EPM, su gerente, Jorge Londoño, considera que los dos grandes hitos para la empresa en 2018 serán la entrada en operación de la PTAR de Bello y de la hidroeléctrica en Ituango, proyectos en los que concentrarán sus mayores esfuerzos. “También será muy importante la actualización de marcos regulatorios en energía y gas, así como la evolución de la problemática de Electricaribe”. Paralelamente, en el Grupo Energía de Bogotá (GEB) se enfocarán en soluciones de ciudades inteligentes, para las cuales potencializará sus inversiones en transmisión de electricidad y transporte y distribución de gas natural en Colombia, Perú, Guatemala y Brasil.
Sin contagio
El pesimismo de este año no ha logrado contagiar las cifras de la caja de compensación Compensar. Su director general, Néstor Rodríguez, asegura que el crecimiento se ha mantenido en dos dígitos, tanto en ingresos como en número de nuevos trabajadores afiliados. Las inversiones de 2017 son por unos $200.000 millones en los distintos temas que maneja: vivienda –principalmente de interés social–, educación, salud, recreación y empleo. Para 2018 prevé un nivel de inversión similar.
Ignacio Correa Sebastián, presidente ejecutivo de Colsanitas, cree que, al trabajar en un sector tan crítico como la salud, las decisiones gubernamentales y la regulación los vuelven susceptibles al cambio de gobierno previsto para 2018.
De la misma forma, Alfonso Gómez, presidente de Telefónica, considera que la clave está en la seguridad jurídica y, específicamente para su sector, propone que la subasta de asignación del espectro (aplazada para el 2018) se realice cuando existan las condiciones económicas y regulatorias que aseguren la participación efectiva y equitativa de todos los interesados. “El difícil momento por el que atraviesa el sector debe ser contrarrestado con iniciativas que promuevan la inversión y el despliegue de infraestructura. El diseño del mecanismo de subasta debe tener en cuenta la coyuntura desfavorable de la industria”, agrega.
Otro tema del que estarán pendientes los empresarios de las telecomunicacionesserá la unificación del regulador del sector, un proyecto que traerá profundos cambios en las normas que los regulan.
En Azteca Comunicaciones Colombia consideran que su sector se podrá dinamizar por un crecimiento del servicio de transporte de datos, debido al aumento de la demanda por mayores velocidades, originado en la nueva regulación de banda ancha y por la tendencia mundial de mayor consumo de video. “Tenemos proyectado aumentar los ingresos más de 60%, gracias a un fortalecimiento de nuestra red, de la disponibilidad y de la calidad del servicio que prestamos”, dice Nibaldo Toledo, CEO de Azteca.
Unas serán de cal y otras de arena para los empresarios en 2018 y, aunque no se sabe cómo le irá a Colombia en el Mundial, ojalá, de ganar, no le pase lo que les sucedió a 6 de los últimos 8 países que han ganado. Según un artículo de Forbes, esos seis países registraron una contracción de su PIB al año siguiente de coronarse campeones. Esto porque, tras la victoria, vendría un ‘guayabo emocional’ al descubrir que el fútbol no solucionó los problemas del país
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