Las autoridades migratorias, desde este mes, redujeron en 10% los permisos de estudio; además hay varios cambios en las visas
Canadá viene realizando los mayores cambios migratorios de su historia reciente. Luego de que en 2022 alcanzó un récord de más de un millón de nuevos residentes, la cifra más alta en 65 años, elevando su población total por encima de los 40 millones, el país está replanteando la política migratoria que dio origen a tal hito.
La razón, dicho crecimiento exponencial ha venido de la mano con una presión inflacionaria, una mayor demanda se servicios básicos, mientras que las oportunidades laborales no han crecido al mismo ritmo.
De ahí que la meta del gobierno es bajar de 6,5% a 5% el peso de los residentes temporales como proporción a la población. Para ello, ha venido aplicando diversos cambios, la mayoría centrados en reducir el número de estudiantes internacionales.
En los últimos años este país se consolidó como uno de los destinos académicos más relevantes, superando en algún momento a Reino Unido y Australia. Sin embargo, esta popularidad también puso en evidencia una serie de problemas asociados al ingreso masivo de estudiantes.
Al punto que incluso el alto costo de la vivienda, cuyo precio se ha duplicado en la última década, ha sido asociado a la mayor llegada de ellos. Un punto sobre el que muchos no coinciden, argumentando que dicho fenómeno es producto de una combinación de factores, entre ellos, bajo acceso a la tierra.
En lo que concierne a la migración con fines educativos, la Agencia para la Inmigración, Refugiados y Ciudadanía de Canadá (Ircc) anunció que reducirá 10% el número de permisos de estudio, llevándolos a 437.000 en 2025, estimando que de aquí a 2026 habrá unos 300.000 estudiantes internacionales menos.
Las instituciones académicas advierten que la baja será mayor, atendiendo que la inscripción de no nacionales ha caído al menos 45% respecto al año pasado. Ello por cuenta de las medidas que se han tomado frente a esta población.
La primera de ellas tiene que ver con el permiso de trabajo abierto. Antes del otoño, quienes estudiaban en una universidad pública canadiense, sin importar el campo profesional, podían aplicar este hasta por un periodo de tres años tras terminar sus estudios, cobijando con este beneficio también a su familia.
Ahora, este permiso quedó limitado solo para quienes se gradúen de programas vinculados a ocupaciones con escasez a largo plazo. Es decir, dependerá del nivel de demanda de la profesión. De ahí que la ruta del estudio para acceder a la residencia permanente sea ahora limitada.
“La realidad es que no todos los que quieran venir a Canadá podrán hacerlo, al igual que no todos los que quieran quedarse en Canadá podrán hacerlo. Estamos tomando medidas para fortalecer nuestros programas de residencia temporal e implementar un plan de inmigración más integral para satisfacer las demandas del panorama cambiante actual”, dijo Marc Miller, ministro de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía.
El otro punto tiene que ver con que a diferencia de lo que venía ocurriendo, donde la pareja del estudiante podía aplicar a un permiso de trabajo abierto, ahora solo podrán obtenerlo los cónyuges de estudiantes de maestrías y doctorados. Por lo que aquellos que antes venían a estudiar, por ejemplo, a instituciones técnicas, pagando precios muy inferiores, ya no quedan cobijados.
Igualmente, desde la pandemia se había incrementado a 40 horas el permiso de trabajo a los estudiantes internacionales, ahora este volvió a limitarse a 20 horas. A esto se suma que ya en enero el monto mínimo a acreditar por estudiante para aplicar a una visa de estudio se había duplicado, pasando de US$10.000 a US$20.000.
El otro frente que acaba de tener cambios importantes es el de los trabajadores temporales. En virtud de la escasez de mano de obra en el país, las empresas podían contratar extranjeros hasta en 20% de su nómina bajo la figura del Temporary Foreign Worker, tras demostrar que no habían conseguido candidatos locales. Ahora se limitó a los empleadores contratar hasta 10% de su fuerza laboral a través de dicha figura.
“En este momento, sabemos que hay más canadienses calificados para cubrir puestos vacantes. Los cambios que estamos haciendo hoy darán prioridad a los trabajadores canadienses y garantizarán que los canadienses puedan confiar en que el programa satisface las necesidades de nuestra economía”, aseguró el ministro de Empleo.
En agosto el desempleo en Canadá fue de 6,6%, equivalentes a 1,5 millones de personas, y marcando un aumento de 60.000 (4,3%) desde julio y un incremento de 272.000 (22,9%) frente agosto de 2023. De ahí que la medida de reducir el número de trabajadores temporales esté fundamentada en la preocupación por el aumento en la tasa de desocupación.
Los que buscan quedarse
Quienes entraron antes de la vigencia de las nuevas normas tratan de definir su permanencia. Los expertos en la materia estiman que entre 70.000 y 130.000 extranjeros con permisos de trabajo de posgrado verán expirar sus visas de aquí al final de 2025.
A la luz de las reglas vigentes estas personas pueden buscar la residencia permanente si cumplen con los requisitos, entre ellos, tener al menos un año de experiencia en un trabajo calificado que se encuentre en la lista de labores priorizadas por el gobierno federal, y obtener un puntaje que le permita ser llamada a participar en el proceso.
Los puntos sumados por cada candidato dependen de varios factores, como nivel de educación, edad, dominio de inglés y francés, etc. Quienes no logren la residencia permanente podrían verse obligados a regresar a sus países y no podrán renovar sus permisos de trabajo de posgrado.
Más de 13.000 estudiantes solicitaron asilo recientemente
Entre el 1 de enero y el 31 de agosto, se presentaron en Canadá un total de 119.835 solicitudes de asilo. De ellos, 12.915, equivalentes a 11%, fueron solicitantes que tenían permisos de estudio (11.605) o extensiones de permisos de estudio (1.310), representando un aumento de 600% frente al número de solicitudes elevadas por estudiantes en 2018.
En parte esta situación se debe a una sobre demanda de trabajo calificado, en comparación con la oferta real que tiene el país. Algo agudizado con el aumento rápido en la emisión de permisos de trabajo otorgados.