Por ejemplo, al observar los niveles de informalidad, se tiene que más de la mitad de la población ocupada trabaja en negocios pequeños, no tiene remuneración, son empleados domésticos o se encuentran en alguna otra condición similar a las anteriores, que, en su mayoría, no constituyen propiamente trabajos ideales.

Al observar el caso de los trabajadores por 'cuenta propia', se tiene que han aumentado sostenidamente su participación en el mercado; sin embargo, un 50 por ciento de ellos son trabajadores con una baja formación académica, que alcanza, máximo, 9° de escolaridad. Bajo estas condiciones, el 'cuenta-propismo' deja de ser una oportunidad de desarrollo de iniciativas propias para convertirse más en una situación de vulnerabilidad.

Respecto a la seguridad social, se tiene que aunque la cobertura en salud ha crecido de manera importante en la última década, las pensiones apenas son abonadas por el 30 por ciento de los ocupados del país y su crecimiento es exiguo; de esta manera, la gran mayoría de trabajadores de hoy no tendrán protección alguna para su vejez.

En materia de contratación, se tiene que alrededor de un 20 por ciento de la población asalariada –en las áreas metropolitanas– labora sin un contrato escrito de trabajo, porcentaje que es mucho mayor a nivel nacional y, además, más del 10 por ciento se declara subcontratada. Estas condiciones generalmente están asociadas a posiciones de desventaja para los trabajadores en términos de estabilidad y de beneficios económicos y no económicos.

El subempleo, por su parte, muestra que más del 30 por ciento de los trabajadores a nivel nacional reporta inconformidad con sus ingresos, horas trabajadas o subutilización de sus competencias. Esto refleja un desajuste entre lo que perciben las personas de lo que deberían obtener de su trabajo y lo que realmente reciben.

Sobre el ingreso, el panorama es más delicado. Alrededor de la mitad de la población ocupada gana escasamente uno o menos de un salario mínimo al mes (áreas metropolitanas), y la tendencia no parece ser muy favorable. En este sentido, la inquietud latente es saber cómo hace un trabajador para mantener a su familia con apenas un salario mínimo legal. Además, esta situación empeora en el caso de hogares con madres cabeza de familia, que tienen que asumir condiciones de discriminación laboral que aún persisten entre géneros.

Bajo estas circunstancias, no sería extraño que gran parte de la población trabajadora se declarara insatisfecha con las condiciones de sus empleos; no obstante, no son tantos los que se reportan así (15 por ciento en las principales ciudades). Entonces, ¿qué será lo que valoran los trabajadores colombianos de sus empleos?

Tomado de: Portafolio.co