Lejos de ser una barrera, adentrarse en el mundo laboral antes de iniciar estudios de posgrado se convierte en una ventaja no solo para los profesionales sino también para las empresas, con lo que se contribuye al desarrollo del país.
Así lo considera Rafael Ortega, director de liderazgo del grupo de consultoría de talento de Korn Ferry International, para quien los estudiantes que llegan de nuevo a las aulas tras conocer el campo profesional cuentan con un valor agregado para su vida productiva y académica, como una mejor combinación entre la teoría y la práctica, así como mayor claridad en cuanto a su proyección hacia el futuro.
"Si bien la educación claramente agrega valor, en ningún momento puede considerarse como un sustituto de la experiencia. Por esta razón, si se tiene experiencia previa, las personas contarán con una sólida combinación que ampliaría las posibilidades de que un posgrado resulte en mejores oportunidades laborales al momento de su terminación", refiere Ortega.
No obstante, Carlos Mario Morales Castaño, decano de la Facultad de Estudios Empresariales y Mercadeo de Esumer, opina que no siempre es necesario acumular experiencia laboral antes de matricularse a un posgrado y que, por el contrario, es usual que quienes egresan de los pregrados realicen directamente especializaciones y maestrías.
"Es importante que por lo menos se trabaje de manera simultánea, aunque se tiene preferencia por quienes tienen experiencia laboral debido a que en los posgrados se abordan temas muy específicos, relacionados directamente con la empresa, por lo que el estudiante puede confrontar lo aprendido en la clase con su campo de acción. Eso enriquece mucho más el desarrollo del posgrado para él y para el resto de los participantes", añade.
¿La edad importa?
Para Ortega, un posgrado podría verse como una inversión que las personas realizan en su capital humano, por lo tanto mientras más temprano se haga en la carrera mayor será el horizonte de tiempo con el que se cuenta para recuperar y generar una rentabilidad positiva sobre esta inversión.
Sin embargo, Morales Castaño sostiene que la edad no es un factor limitante, dado que el mercado viene presionando a los profesionales, exigiendo de ellos mejores competencias, lo que hace que las personas mayores de 40 años de edad estén recurriendo a capacitarse, sobre todo en programas de especialización y maestría, para mantener su competitividad en el mercado.
Carlos Mario Ramírez Betancur, director académico de Unisabaneta, advierte que uno de los problemas que se tienen en Colombia y en el mundo es que se exige que el profesional no supere los 26 años de edad y que sea magíster, pero se encuentran con que carecen de la cualificación laboral, por lo que es necesario darle la oportunidad de que adquiera una experiencia laboral que le indique cuál es campo previo del saber a desarrollar.
La elección adecuada
De acuerdo con Ana María Landucci Herrán, gerente de la oficina de Korn Ferry International en Medellín, el tipo de posgrado depende del área de enfoque de cada uno, aunque las tendencias del mercado en cuanto a profesionalización y especialización le apuntan a temas como mercadeo, finanzas, metodologías de proyectos y programas de alta gerencia.
Con base en su experiencia, asegura que las organizaciones en general están optando por desarrollar el capital humano a través de asignaciones y cursos enfocados, más allá de enviar a su personal a posgrados o Maestría en Administración de Negocios (MBA).
Lo anterior, según ella, ocurre porque se presenta una búsqueda por mayor relación costo beneficio, y porque las personas no pueden invertir tanto tiempo en estudiar, lo que ha conllevado a que los programas se amolden a las agendas de los participantes y estén concebidos de manera más global, como respuesta a las exigencias del entorno.
"La tendencia, más allá de la especialización, es buscar programas mucho más flexibles en cuanto a tiempo y también menos costosos, complementado con la experiencia y los idiomas", afirma.
Con respecto al papel que juegan las empresas en lo referente a la formación oportuna de sus empleados, Ramírez Betancur resalta que no tiene que ser la universidad la que siempre busque las empresas, sino que son estas últimas las que deben acudir a la academia para informarle sobre los énfasis de formación que requieren, de modo que la preparación de los profesionales esté acorde con las necesidades del medio.
"La experiencia laboral le ayudaría a las personas a tomar una mejor decisión en cuanto al posgrado a realizar, aunque claramente las preferencias pueden cambiar con el tiempo a medida que se continúa madurando profesionalmente", concluye Ortega.
tomado de:elcolombiano.com