A las 9:30 a.m., en un soleado día de entresemana, los teléfonos de Candelia, empresa proveedora de elegante mobiliario de oficina en Lille, Francia, empezaron a sonar continuamente con pedidos de clientes de todo el país y de Suiza y Alemania.
Una fotocopiadora chasqueaba rítmicamente, mientras más de una docena de empleados procesaban ventas, negociaban con proveedores y arreglaban los escritorios y sillas que se iban a enviar.
Sabine de Buyzer, empleada del departamento de contabilidad, se inclinó sobre su computadora y escudriñó una serie de números. A Candelia le estaba yendo bien. Los ingresos de esa semana estaban superando los gastos, incluso contando impuestos y salarios.
“Tenemos que ser rentables”, señaló De Buyzer. “Todo mundo está trabajando para tener éxito.”
Ese es actitud que a cualquier jefe le gustaría escuchar pero, en este caso, todo el negocio es falso. También son falsos los clientes y proveedores de Candelia, desde las compañías que piden los muebles hasta los operadores de transporte que supuestamente los entregan.
Ni siquiera el banco que le hace préstamos a Candelia es real.
Más de cien empresas de fachada como Candelia operan actualmente en Francia y hay miles más por toda Europa.
En Seine-St.-Denis, en las afueras de París, una tienda de mascotas llamada Animal Kingdom vende productos como alimentos y ranas. ArtLim, empresa en Limoges, vende porcelana fina. Prestige Cosmetique, en Orleans, negocia con perfumes. Las mercancías de todas estas empresas son imaginarias.
RED DE CAPACITACIÓN
Todas estas compañías son parte de una complicada red de capacitación que opera efectivamente como un universo económico paralelo.
Desde hace años, el objetivo ha sido capacitar a estudiantes y desempleados que tratan de hacer la transición a otras industrias. Ahora están sirviendo para combatir el alarmante aumento de desempleo de largo plazo, uno de los problemas más apremiantes que han surgido en la larga crisis económica de Europa.
A De Buyzer no le importa que Candelia sea un negocio fantasma. Ella perdió su empleo de secretaria hace dos años y no ha podido encontrar un trabajo estable.
Desde enero, empero, ella se levanta temprano entresemana, se maquilla y se arregla para ir a la oficina. A las 9 de la mañana llega a la pequeña oficina, en un barrio de bajos ingresos de Lille, donde el desempleo es uno de los más altos de Francia.
Aunque no recibe salario, a De Buyzer, de 41 años de edad, le cae bien la rutina. Ella espera que Candelia la lleve a un trabajo real, después de incontables búsquedas y entrevistas que no han arrojado ningún resultado.
COMIENZA LA RECUPERACIÓN
Cinco años después de que Europa cayera en la crisis hay indicios de que finalmente podría estar consolidándose la recuperación.
La economía de los 19 países que conforman la eurozona ha estado creciendo lenta pero establemente desde el año pasado, impulsada por Alemania y por el cambio de situación en países otrora afligidos como España e Irlanda.
Conforme han caído los precios del petróleo, se han recuperado el gasto de consumo y la manufactura. Incluso el desempleo ha empezado a bajar. Empero, el desempleo de largo plazo –el tipo de desempleo que aqueja a diez millones de habitantes de la eurozona como De Buyzer– se ha convertido en una realidad definida.
El año pasado, 52,6 por ciento de los desempleados en la eurozona tenían sin trabajar un año o más, el porcentaje más alto registrado, según Eurostat, y muchos de ellos habían estado sin empleo más de dos años.
“Si hay una parte significativa de la población que no está integrada, esta no va a aumentar su gasto, lo cual obstaculiza la posible recuperación”, asegura Paul de Grauwe, profesor de economía política europea en la Escuela de Economía de Londres.
Cuando hay un gran número de personas sin empleo por periodos largos, “también mengua el optimismo, lo que va a pesar para la recuperación económica”.
El problema es peor en el mediodía europeo. En Grecia, que volvió a caer en la recesión, 73 por ciento de quienes buscan trabajo no han conseguido ni un empleo desde hace más de un año; en Italia es el 61 por ciento. Pero la tendencia va en aumento en países más prósperos, como Francia, donde el índice recientemente se acercó al 43 por ciento, el más alto en veinte años.
Si el desempleo de largo plazo es cíclico, es decir, cuando está vinculado con tendencias económicas, lo que ayuda es un crecimiento fuerte. Pero la economía europea no se está recuperando al ritmo que se necesitaría para poner a gran número de personas nuevamente en la fuerza de trabajo. Y cuando la gente encuentra empleo, generalmente es mediante contratos temporales y mal pagados, los cuales han aumentado notablemente conforme las empresas tratan de recortar costos.
El concepto de compañías virtuales, también llamadas empresas de práctica, tiene sus raíces en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial, cuando gran número de habitantes tuvo que reo-rientar sus conocimientos profesionales.
Con la intención de complementar la capacitación vocacional, los centros surgieron en serio en toda Europa en la década de 1950 y se difundieron rápidamente en los últimos veinte años.
Actualmente, en el Viejo Continente operan unas 5.000 empresas de práctica, apoyadas con fondos gubernamentales, y hay por lo menos unas 2.500 más en todo el mundo.
DE NIÑERA A SUPERVISORA DE ENTREGAS
Julia Moreno, de 45 años de edad, era niñera y ahora trabaja en el departamento de mercadotecnia y ventas de Animal Kingdom, supervisando entregas y facturaciones, entre otras actividades.
Ella ha aprendido a hacer presentaciones de PowerPoint y a manejar datos en hoja de cálculo.
Recientemente estaba hojeando unas facturas y consultando ventas en una hoja de cálculo.
“Nosotros creemos en esto”, aseguró. “Nos organizamos como si estuviéramos trabajando en el mundo real. Y trabajo y trato con otros colegas al grado de que no me doy cuenta del paso del tiempo”.
tomado de:https://www.portafolio.co/portafolio-plus/empleos-falsos-beneficios-reales