Este 2015 vino con un mal comportamiento de la economía, ¿debemos preocuparnos?
Veníamos de un periodo de auge por precios altos en el petróleo y liquidez internacional elevada, y ahora ambas condiciones están cambiando. Además, nuestro segundo comprador, Venezuela, está colapsado, y Ecuador tiene problemas por la caída de los precios del petróleo. Ante todo esto, lo más destacable es que a la economía le están yendo relativamente bien. El crecimiento es menor que el de otros años, pero mejor que el de América Latina.
Hay quienes dicen que con la caída del precio del crudo también caerá el de la vivienda. ¿Hay burbuja inmobiliaria?
Creo que no. Teníamos precios muy altos de la vivienda en algunos sectores, pero no hay un exagerado endeudamiento de los compradores. Los inmuebles estaban altos, sí, y que puedan llegar a bajar es algo natural en estas nuevas circunstancias.
¿Cuánto tardará la economía en adaptarse a este escenario del barril de petróleo en US$55?
Hay consenso en que es difícil que los precios vuelvan a los niveles de hace un año. El país aumentará su déficit externo fuertemente, como se vio el año pasado, cuando el déficit de cuenta corriente fue de más de 5% del Producto Interno Bruto (PIB). Para este año, aunque creemos que caerán las importaciones, el déficit sería de cerca de 6% del PIB, y eso solo se corregirá con el tiempo, de manera gradual, en la medida que sigan cayendo las importaciones y suban las exportaciones. Eso no se dará en el corto plazo, es un proceso de ajuste que tomará por lo menos de dos años a tres años.
¿Qué otro ajuste se necesita?
El fiscal, que requiere compensar los ingresos de las rentas petroleras. El Gobierno llegó a recibir 3,5% del PIB en este concepto en 2013, y este año recibirá apenas 1% del PIB, lo que es una caída gigantesca, de cerca de $20 billones. Ajustarse a eso no se hace de la noche a la mañana, implica corregir los gastos, y los ingresos, algo que creo que no se hará plenamente antes de 2017.
Ante las necesidades fiscales del país, ¿qué debe tener la próxima reforma tributaria?
Creo que va a ser indispensable subir el IVA y ajustar su estructura. Hay que hacer otros ajustes en el impuesto de renta, que está muy cargado a las empresas y muy poco a las personas naturales, sobre todo en las que derivan sus ingresos de rentas de capital. También hay que pensar qué hacer con el impuesto al patrimonio, que para desmontarlo hay que ver cómo se reemplaza ese ingreso. Además, se debe determinar qué se hará después de 2018, ya que allí terminarían los impuestos transitorios de la tributaria de 2014, abriendo un nuevo hueco fiscal. Además, hay propuestas como la de la Ocde para crear impuestos verdes.
¿Y las zonas francas?
Yo creo que hay zonas francas que tienen todo el sentido, que es facilitar la creación de sitios a los que llegan mercancías importadas, se unen con insumos nacionales y luego son exportadas. En Colombia se desarrollaron después zonas francas para importar sin pagar impuestos, y ahí se pierden las justificaciones y se pueden convertir en zonas que generan competencias muy desiguales. Creo que eso es algo que debe terminar de corregirse, aunque se ha avanzado bastante en el tema.
Sin tributaria este año, ¿en cuánto debe reducirse el Presupuesto de la Nación para 2016?
Con los cálculos nuestros, el déficit fiscal previsible del Gobierno será de 3% del PIB, y sin grandes cambios en el gasto, el próximo año tendríamos un déficit parecido. Eso está por encima del déficit estructural que plantea la regla fiscal. Con eso, la reducción del déficit requiere una reforma tributaria que entre en vigencia a más tardar a 2017, aunque si hubiera elementos que se pudieran ajustar antes, sería ideal. Lo cierto es que con elecciones en octubre es muy difícil que haya una reforma este año.
¿Le parece que está bien construido el plan de desarrollo?
Sobre el Plan Nacional de Desarrollo (PND) tengo dos opiniones contradictorias. Una es que está bien construido, en el sentido que da énfasis a las regiones. Lo que no me gusta del PND, de la ley, es que se está volviendo una colcha de retazos en la que han metido muchos proyectos, que pueden estar bien intencionados, pero no es conveniente que se discutan de esa manera, sin poder entender las implicaciones de cada una de esas reformas. No me gusta el concepto de una ley de leyes que incluye lo mismo que 35 iniciativas.
¿Qué reforma es más urgente: la pensional, la tributaria, la agraria o la de la justicia?
Una reforma tributaria es más urgente, porque facilita las demás. La reforma pensional es la menos urgente, pero tal vez la más importante. El tema de la justicia no lo conozco, pero sé que se necesitan cambios profundos, y el tema agrario es fundamental como parte del desarrollo más equitativo del país.
¿Debería actuar el Emisor para controlar la inflación?
Creo que no hay evidencia de que el indicador esté fuera de control y que es un logro de la política monetaria que en un contexto con una devaluación de más de 40%, el cambio en la inflación haya sido moderado. Lo que sí es preocupante es la razón por la que pasó esta salida del IPC del rango, que tuvo que ver con subidas en los precios de los alimentos. Entiendo que en el caso de la papa, se debe al ciclo del producto. Hay casos menos justificables como el del arroz, ya que ese aumento en el precio de 40% solo se puede entender como una restricción a las importaciones. Tenemos el arroz más caro de la región, y uno de los más caros del mundo, y es difícil de justificar que el producto básico de la dieta de los colombianos, en especial los más pobres, tenga un sobrecosto de 40% o 50%.
¿Por qué sectores como el agro y la industria no arrancan?
En la agricultura, creo que la mantenemos una agricultura muy protegida, desde el punto de vista comercial, y sin competitividad. Es un problema estructural. En el caso de la industria, la demora en reaccionar se puede deber es al peso que tiene la Refinería de Cartagena. Pero eso no es lo único porque 26 subsectores están creciendo de manera negativa. Una forma de entenderlo es que muchas industrias se habían hecho importadoras y ante la devaluación, el impacto de muy corto plazo es negativo.
El perfil
Leonardo Villar Gómez es economista y mágister en Economía de la Universidad de los Andes. También estudió en la London School of Economics. Antes de ocupar la dirección de Fedesarrollo, Villar fue economista jefe y vicepresidente de estrategias de la Corporación Andina de Fomento (CAF). Hizo parte de la junta directiva del Banco de la República por 12 años, además de haber sido viceministro técnico de Hacienda y asesor del Consejo Directivo de Comercio Exterior.
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