Con la última reforma tributaria introducida al ordenamiento jurídico nacional se dio la creación de los llamados impuestos saludables (impuestos al consumo de bebidas azucaradas y comida chatarra), los cuales tienen como finalidad el desincentivo de consumos de ciertos productos como estrategia de salud pública. Ahora bien, de acuerdo con el artículo 96 de la Ley 2277 de 2022 el capitulo relativo a los impuestos saludables entra a regir el 1 de noviembre de 2023.
Este impuesto, que se traducirá en un aumento del precio final de los productos cubiertos, impactará la inflación del país, que a agosto de 2023 cerró en 11,43% según lo certificado por el Dane.
No obstante, algunos congresistas radicaron una proposición al Proyecto de Ley 057 de 2023 (Presupuesto de rentas y recursos de la vigencia fiscal 2024) en la que la entrada en vigor de los impuestos saludables se modificaría.
¿En qué consiste la modificación propuesta por los congresistas?
En la modificación propuesta por los congresistas al artículo 3 del Proyecto de Ley 057 de 2023 se indica que el artículo 54 de la Ley 2277 de 2022 entrará en vigencia cuando la variación anual año corrido del IPC general a julio sea igual o menor al 8% según las cifras oficiales del Dane. En todo caso la entrada en vigencia de este artículo será el 1 de enero de 2026.
Como se evidencia, de aprobarse esta propuesta los impuestos al consumo de bebidas azucaradas y comida chatarra no entrarían en vigencia en noviembre de este año y se aplazaría para un momento futuro en que exista una mejora de la economía o, de no presentarse esta situación, en enero de 2026.
¿Qué implicaciones tendría la modificación?
Según lo argumentado por los congresistas esta medida tiene como finalidad evitar una mayor afectación en los hogares colombianos, si se tiene en cuenta las elevadas cifras de inflación de la economía colombiana a la fecha. No obstante, dentro de las críticas a esta iniciativa, resalta que el recaudo de los impuestos saludables se proyectaba cerca de los tres billones de pesos, ingresos que dejaría de percibir el Estado por el año gravable 2024, además de generar un claro y negativo impacto en los esfuerzos realizados en materia de salud pública que persigue la inclusión de estos impuestos al consumo.
Y es que no es un secreto que la implementación de los impuestos saludables tiene como mínimos dos efectos importantes como lo son que el impuesto pase en alguna medida a los consumidores en forma de precios de venta más altos, lo que lleva a la reducción del consumo y, por ende, a resultados positivos sobre la salud; o que, en la medida en que ello no ocurra, el impuesto genere ingresos fiscales para contribuir a financiar los gastos que su consumo acarrea para el sistema de salud pública.
Como se evidencia, esta discusión sobre los sectores económicos que esta medida afectará y la importancia o no de este tipo de impuestos no se ha cerrado. Lo que si es cierto, es que estas modificaciones son un último esfuerzo por impedir o por lo menos aplazar su aplicación y reglamentación en el país.