Un cúmulo de buenas noticias sobre el impacto del Alzheimer se han desprendido del resultado de ciertas investigaciones sobre el tema, dadas a conocer en la Conferencia de la Asociación Internacional del Alzheimer que se llevó a cabo en Boston (Estados Unidos).

Entre los trabajos que se dieron a conocer en el encuentro médico, llaman la atención dos de ellos, que sostienen que aplazar la fecha de jubilación contribuiría a retrasar la penosa enfermedad, ya que la actividad intelectual se asocia con las habilidades cognitivas.
 

Esta es la conclusión de un estudio realizado por el Instituto Francés de la Salud y la Investigación Médica (Inserm), que analizó a 429.000 personas, y cuyos resultados preliminares arrojaron que, por cada año adicional de trabajo, después de los 60 años, se reduciría casi en 3 por ciento, el riesgo de padecer esa enfermedad cerebral irreversible y progresiva, que destruye paulatinamente la memoria.
 

“Nuestros datos demuestran que una edad tardía de jubilación se asociada a una disminución altamente significativa del riesgo de demencia”, subrayó Carole Dufouil, quien dirigió el estudio del Inserm.
 

Anteriores investigaciones epidemiológicas demostraron que personas que tienen un nivel alto de estudios o actividades estimulantes en el plano cognitivo, tienen menos riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
 

Más allá de la estimulación cognitiva, la actividad profesional permite mantener una red social, factor también asociado, por ciertos estudios, a “un menor riesgo de demencia”, dijo Dufouil.
 

Los investigadores añadieron que si la actividad intelectual se mantienen, los mayores de 90 años estarían incluso, más alerta mentalmente que los nonagenarios de hace 10 años.
 

LAS ESTADÍSTICAS
 

Según un estudio británico publicado en la revista científica The Lancet, el porcentaje de personas de 65 años o mayores que padecen Alzheimer habría bajado en Gran Bretaña, casi un 25 por ciento en un lapso de 20 años, pasando de 8,3 a 6,5 por ciento.
 

Ahora bien, otra investigación dirigida por Carol Brayne del Instituto de Salud Pública de la Universidad de Cambridge, comparó dos grupos de unas 7.000 personas en las regiones de Inglaterra y Gales.
 

El primero de estos estudio fue realizado a comienzos de 1990 y el segundo entre 2008 y 2011.
 

En base a las estadísticas obtenidas en los dos estudios, los expertos concluyeron que el número de enfermos de Alzheimer en Gran Bretaña se elevó a 884.000 en el 2008, mientras que la cifra de afectados por el Alzheimer bajó a 670.000 en el 2011.
 

Estas cifras provocaron optimismo al sugerir que 114.000 personas menos estarían afectadas por esta terrible enfermedad en el Reino Unido.

Tomado de:portafolio.co