Sin hablar todavía del incremento en la tarifa general del IVA, del 16 al 19 por ciento, que será sin duda el tema más polémico de la reforma tributaria, en las reuniones entre los ponentes del proyecto y la comitiva del Gobierno ya ha habido fuertes agarrones.

El pasado lunes festivo, a las 2:30 p. m., en el auditorio del Ministerio de Hacienda, comenzó la tarea de armar la ponencia definitiva que se llevará a consideración de las comisiones terceras del Congreso.

Pese a que hubo una aceptable asistencia, por tratarse del primero, no todos los 10 ponentes asistieron a la jornada, cuya agenda prometía ser atractiva. El capítulo sobre la tributación para las personas jurídicas, que incluyó el análisis de la base gravable, las tarifas, los beneficios tributarios, las zonas francas, los fondos de pensiones, la renta presuntiva y las pérdidas fiscales ocupó la atención de alrededor de 25 personas que acudieron a la reunión.

Fueron cuatro horas de argumentos, en las cuales los parlamentarios pusieron trabas a cada propuesta y el Gobierno tomaba nota para elaborar la ponencia.

El proceso suena fácil, pero cada tema trae sus espinas. La gravación a los dividendos de las sociedades, por ejemplo, motivó las intervenciones de los ponentes, que se inclinan más por la fórmula que propuso la Comisión de Expertos Tributarios que trabajó en la reforma original.

Así, mientras el Ministerio de Hacienda en su propuesta planteó tres tarifas para gravar dividendos: de 0, 5 y 10 por ciento, los congresistas que tendrán la misión de sustentar la ponencia definitiva en las comisiones terceras están pidiendo un cambio: tarifas de 0, 5, 10 y 15 por ciento.

Cabe destacar que, al igual que en todas las negociaciones que ha hecho el Estado en los últimos tiempos, ‘nada está acordado hasta que todo esté acordado’.

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Más aún si, según expresó una fuente allegada al proceso interno de discusión de la reforma tributaria, “en ninguna de las tres reuniones con el Ministerio se han cerrado temas”.

Durante la reunión privada también hubo rifirrafe en torno a la norma sobre renta presuntiva, es decir, la presunta ocurrencia de un hecho que se puede convertir en base gravable en el futuro. Mientras el proyecto del Gobierno establece que se debe gravar con el 4 por ciento, porque existen muchos patrimonios ociosos, los ponentes están solicitando que se deje en un 3 por ciento.

Durante el primer día también quedó establecido el compromiso de realizar un encuentro con el Consejo Técnico de la Contaduría Pública para definir la manera en que aplicará a las empresas la obligación de llevar su información financiera a través de las normas internacionales, conocidas como Niif.


Más contribuyentes
 

 

Para el martes, el encuentro fue mañanero. Desde las 7:30, con desayuno incluido, la reunión se extendió hasta las 10 de la mañana, pero poco a poco los congresistas se fueron ausentando hasta que se disolvió la reunión. Ese día el tema fue personas naturales, aspecto que no avanzó mucho porque se enredó en discusiones, tras las cuales le solicitaron al Ministro de Hacienda que obtuviera y expusiera las proyecciones de recaudo por retención en la fuente, año a año, que se espera, tras la aplicación de la norma establecida en la reforma.

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Esta, fundamentalmente, busca modificar la tabla y hacer que más personas tengan que hacer este aporte anticipado del impuesto de renta.

En cuanto a la retención en la fuente, la puja está centrada en que el Gobierno defiende su propuesta incluida en el proyecto, mientras que la solicitud de los ponentes es que quede como está actualmente.

A las iglesias

Otra discusión se tomó en la jornada del miércoles: el de la gravación de las iglesias, tema alrededor del cual, el tira y afloje es constante. Mientras que la mayor parte de los ponentes quiere que se les cobre impuestos y se refuercen las sanciones para las fundaciones, el Gobierno busca quitarlo de la reforma.

La insistencia de los ponentes extendió el tiempo de discusión sobre este tema. Inclusive, un representante puso como ejemplo vínculos entre empresas de radio y pastores.

“Las iglesias han venido comprando los pocos teatros que tienen los municipios para volverlos templos y no pagan impuestos”, sustentó el parlamentario.

Igualmente se mencionó otro caso de una congregación que, según ellos, usan sus sedes como negocios de alquiler de eventos, sin embargo, “no quieren pagar impuestos”.

Sobre lo anterior, y teniendo en cuenta que de por medio está el Concordato de 1973 que dio privilegios tributarios, se propuso exigirles información, pero no graven.

Tras la acalorada discusión no se llegó a ninguna conclusión. No obstante, un detalle transversal en las reuniones es que entre los congresistas no ha habido unanimidad, por eso los temas quedan abiertos.

Otros desacuerdos

A pesar de los tropiezos en las reuniones del Gobierno y los ponentes de la reforma tributaria, algunos parlamentarios destacan que “se ha avanzado en la discusión”.

El senador Antonio Navarro es uno de los más puntuales. Entre tanto, el senador Antonio Guerra está dando la pelea para que no se incremente el impuesto a la gasolina. Además, expresa su desacuerdo con el gravamen a las bebidas azucaradas y con la eliminación de las exenciones para la construcción de vivienda de interés social. Tampoco es partidario de eliminar la exención tributaria que tienen las revistas.

José Alfredo Gnecco, que si bien no es ponente, ha participado en algunas reuniones como presidente (e) de la Comisión Tercera de Senado, señala que le preocupa la medida de penalización por evasión, aunque su interés no es quitarla, como han pedido otros, sino reducir la base ($ 5.000 millones), a partir de la cual se considera delito, pues de lo contrario, no se hará nada con la norma.

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