La evasión tributaria en Colombia está por todas partes. Un tributo como el de las ganancias ocasionales, del que muy pocos hablan, casi nadie lo paga.En el 2015 solo recaudó 52.062 millones de pesos de parte de las personas naturales obligadas a llevar contabilidad, y 337.080 millones de las no obligadas, pese a que los ingresos reportados oficialmente por ese concepto fueron de 2,4 billones en el primer caso y 21 billones en el segundo, según datos preliminares de la Dian.

Lo que queda por fuera de los reportes oficiales puede ser incalculable, pues las normas existentes están promoviendo el uso del efectivo para evadir este impuesto.

El tributo por ganancias ocasionales recae sobre la utilidad en venta de activos fijos poseídos por dos años o más; utilidad en liquidación de sociedades con permanencia de dos años o más; herencias, legados y donaciones; loterías, rifas, apuestas, premios, juegos y similares.

Unas simples cuentas muestran el tamaño de la evasión y las exenciones en este sentido. El año pasado, según las cifras del Dane, las entidades financiadoras entregaron créditos hipotecarios por 1,7 billones de pesos, de los cuales 791.000 millones se desembolsaron para compra de vivienda usada, cuya transacción es una de las que deben aportar el impuesto de ganancia ocasional.

Si la tarifa para este caso es del 10 por ciento, el aporte para la bolsa de ganancia ocasional debió ser de 79.000 millones de pesos. En esta cuenta no se entra en el detalle de las deducciones existentes, pues al vender una vivienda, por ejemplo, la ganancia ocasional solo aplica si la transacción fue superior a 7.700 UVT (el valor de la UVT en el 2015 era $ 28.278), o sea, $ 217’748.300. En el caso de los declarantes obligados a llevar contabilidad, además de rentas exentas para pago de ganancia ocasional pueden descontar costos.

Así las cosas, de acuerdo con las estadísticas de la Dian, en el 2014 el sector constructor reportó en las declaraciones de renta ganancias ocasionales por 133.700 millones de pesos, pero dijeron tener gastos por 94.100 millones y derecho a una renta exenta de 13.000 millones, por lo que al final, con otras rentas, solo pagaron 32 millones de pesos en impuesto (el total del sector).

En la línea de apuestas, el 2015 pasó a la historia con el Baloto, porque se registró el mayor número de ganadores –desde que comenzó el juego en Colombia– de la bolsa completa (seis aciertos): los premios entregados ascendieron a 95.900 millones de pesos, según Gtech, operadora del juego. En este caso, el impuesto por ganancia ocasional es del 20 por ciento.

Camuflan ganancias

Cabe destacar que hasta aquí, todo está dentro de la legalidad, mientras que hay otro hueco que se genera en parte por la existencia de la obligación de pagar tributo por ganancia ocasional sin que haya de por medio una cultura que oriente al ciudadano acerca del porqué hay que aportar impuestos.

Se trata del uso del efectivo, aspecto que no ha sido posible reducir en el país. Así, en la actualidad, se estima que hay 50 billones de pesos en circulación y solo 23 billones se manejan mediante la banca electrónica (cajeros y similares).

El resto estaría pasando de mano en mano sin que se dejen ver con claridad los movimientos ante la autoridad tributaria.

La comisión de expertos tributarios que elaboró el informe técnico, soporte del proyecto de ley de reforma tributaria que cursa en el Congreso, propuso cambios en el impuesto a las ganancias ocasionales, pero, según confirmó el comisionado Julio Roberto Pizza, el objetivo era “aportar al aumento del recaudo y subir la carga a las rentas de capital”.

Lo recomendado por dicha comisión, que no quedó en el proyecto, fue lo siguiente: “Para las ganancias diferentes a loterías y otros se mantendrá la tarifa de 10 por ciento; las loterías y juegos de azar quedan con el 20 por ciento; para las ganancias de capital por ventas de inmuebles y otros activos se recomienda establecer una tarifa del 15 por ciento o incluso del 20 (sugirieron algunos comisionados)”.

Al respecto, el Gobierno no acogió la propuesta, por lo que, en materia de ganancia ocasional, en la reforma tributaria “solo se incluyó una prohibición en el sentido de no poder aplicar dichas normas a los activos movibles que permanezcan por más de dos años en el patrimonio del contribuyente, y se establece una tarifa especial de retención en la fuente, del 10 por ciento, por concepto de ganancia ocasional”, según estudios de la firma Deloitte.

Analistas estiman que el impuesto a las ganancias ocasionales requería que se le tuviera más en cuenta en el proyecto. En especial para el control sobre la evasión, algo que la Dian ahora no tiene forma de hacer.

La necesidad de vigilar más este impuesto es imperiosa, pues la ganancia ocasional impacta también el ingreso fiscal por impuesto de renta, toda vez que si un bien inmueble de alto costo se vendió en efectivo para no pagar ganancia ocasional, tampoco va a ser fácil que su valor real se vea reflejado en las declaraciones de renta del que hizo el negocio.

De por sí ya es generalizada la idea de hacer ‘conejo’ con estas transacciones. Pocos vendedores de vivienda usada están aceptando créditos hipotecarios como forma de pago, para evitar el impuesto de ganancia ocasional. La prueba es que, según el Dane, en el 2015 el valor de los créditos entregados por las entidades financieras para compra de vivienda usada disminuyó en 4 por ciento.

En portales de especialistas en impuestos se ven consultas que muestran la distorsión para el aporte del tributo. “Cuánto tendría que pagar por ganancia ocasional por la venta de un lote que catastralmente está en 164 millones de pesos y la venta posiblemente será por 740 millones de pesos”.

Por ello, el control a la evasión y reorganización de normas que incentiven a los contribuyentes a aportar los impuestos porque estos se cobran con equidad y se utilizan sin corrupción, es un tema quizás más funcional que solo aumentar tarifas impositivas, lo que a los ojos de los aportantes no es el mejor camino. Ya lo señaló recientemente el senador Antonio Navarro en el caso de la evasión del IVA, cuando dijo que “ese impuesto no hay que subirlo sino recaudarlo”. Lo mismo aplica para ganancias ocasionales.

MARTHA MORALES MANCHEGO
Redacción Economía y Negocios