El 16 de febrero fue el último plazo para que los empleadores consignaran el auxilio de cesantía, correspondiente a 2014, en las cuentas individuales de sus empleados afiliados a uno de los cuatro fondos privados (Protección, Colfondos, Old Mutual o Porvenir) o en el estatal Fondo Nacional de Ahorro (FNA).
Mientras tanto, muchos de los 7,3 millones de trabajadores que les cumplen con este derecho laboral en el país esperan con ansias, al fin, poder retirar todo o una parte de ese salario adicional por el último año, o fracción de este, laborado.
Seguramente, unos las destinarán a vivienda o educación, los dos usos permitidos por ley para el retiro parcial de este auxilio que, en esencia, está concebido como ahorro o “colchón” para los periodos de desempleo (ver recuadro).
Pero también muchos otros se frotan las manos porque no lo entienden como un ahorro de largo plazo, sino como ingreso extra del año pasado. Así podrán salir de una “culebra” (deuda) que les quita el sueño; pagar el viaje de las vacaciones pasadas o las que vienen; hacerse la cirugía plástica que tanto quieren; comprar la moto que ya tienen vista; ajustar la cuota inicial para estrenar carro; y hasta terminar de comprar útiles y libros escolares de los hijos, porque la fiesta de diciembre les dejó resteados los bolsillos.
Esas y más destinaciones no permitidas por la ley han detectado asesores de administradores de fondos de cesantías (AFC) consultados por EL COLOMBIANO. ¿Pero cómo es posible? La malicia da para todo y puede explicar, en parte, que un promedio del 70 por ciento de las cesantías consignadas en esta temporada se retiren entre febrero y abril.
Es más, solo en las AFC privadas, los retiros totalizan 24,86 billones de pesos en la última década (a valores presentes): 9,72 billones de pesos por terminación de contrato, 4,55 billones para comprar vivienda, 6,63 billones más para mejorarla, 1,85 billones para educación y 2,2 billones en otro tipo de retiros autorizados, según la Asociación Colombiana de Administradoras de Fondos de Pensiones y de Cesantía (Asofondos) –ver gráficos–.
Mil y una marrullas
Esos montos dan para pensar que Colombia es un país de propietarios, buenas condiciones habitacionales y alta tasa de población con educación superior, pero los indicadores oficiales arrojan lo contrario, y en ello debe tener su cuota la argucia que entra en escena para retirar las cesantías.
Está el empleado con dotes de actor. Llega con cara angustiada a donde el jefe y le cuenta su historia calamitosa, lo conmueve. El empleador cura su conciencia dándole una carta falsa de culminación de contrato. Y listo, va y retira a la AFC: ya hay con qué pagar el viaje de quince de la hija o para disfrutar en familia del mar de San Andrés.
También aparece el trabajador que al fin cumple su sueño de comprar casa, todo un ejemplo de ahorro y superación. Basta una falsa promesa de compraventa de lote o vivienda y tiene luz verde de la empresa para retirar, pero lo cierto es que podrá pagar los dos arriendos que debe luego de la parranda de fin de año.
Y está el otro trabajador con dotes de constructor. Como en años pasados, le dio por remodelar la casa, y llega con la cotización de la ferretería X o el depósito de materiales Y para cambiar cocina, pintar por dentro y por fuera y por enésima vez cambiar sanitario. Todo un maestro de obra, y para mentir.
Incluso se ha detectado al “chanchullero” que, sin escrúpulo , negocia con el compañero de la oficina de Personal para que le firmen la carta, retira y luego, por el favor recibido, le pasa “la liga” al cómplice.
Y así hay más historias de subalternos que a este punto son vistos como “pobrecitos” por sus jefes, urbanizadores en potencia que van por la cuarta casa propia, y los que, a este paso, ya deben tener siete baños en la casa que mantienen como nueva. En el caso de la educación, la exigencia del recibo de la matrícula y el giro directo de la AFC a la institución de educación superior, limita esa vía para los empleados marrulleros.
¿Quién controla?
Lo cierto es que la platica de las cesantías son el único ahorro para millones de trabajadores, en la ciudad y el campo, teniendo en cuenta que cerca de un 83 por ciento del total de los afiliados a AFC ganan menos de dos salarios mínimos.
El decreto 2076 de 1967 dispone que el empleador sea el que vigile la destinación de los retiros parciales de cesantías en los casos permitidos, pero se limita a exigir el documento probatorio, mas no tiene el deber legal de verificar su autenticidad.
Por eso para el trabajador que le hace esguince a la norma, se queda en mero formalismo que la empresa le exija el certificado de Libertad y Tradición del inmueble, con fecha de expedición no mayor a sesenta (60) días; promesa de compraventa registrada y autenticada; certificado del crédito hipotecario actualizado con el saldo de la deuda y en que figure el afiliado, su cónyuge o ambos; fotocopia del recibo donde conste el valor a pagar del impuesto predial o de valorización; y el certificado de matrícula, en caso de retiros para estudio.
“En el caso particular de vivienda, vemos que sólo se exigen las copias de los recibos en que consten los pagos hechos por mano de obra y compra de materiales. Por eso es importante promover ajustes adicionales a la regulación en relación con esta causal específica y se compruebe que estos recursos si van a la mejora de vivienda”, considera Santiago Montenegro, presidente de Asofondos.
Pero desde la competencia de los fondos privados, el FNA, su presidente Augusto Posada Sánchez, considera que no es con normas que se puede conllevar a un mejor uso de las cesantías y sus retiros parciales.
“Lamentablemente, hecha la ley, hecha la trampa. Es un asunto más cultural en que debe procurarse un cambio cultural en el manejo de las cesantías, y dar los estímulos indicados, como lo hicimos al retirar la permanencia mínima para solicitar crédito de vivienda”, afirma el funcionario.
Consultado sobre el tema, el Ministerio del Trabajo respondió por escrito que “es obligación del empleador, contando con el apoyo del fondo de cesantías respectivo, velar por la correcta destinación de los dineros otorgados parcialmente como auxilios de cesantías”.
Por tanto, salva su responsabilidad frente retiros inadecuados, apelando al “principio de la autonomía” que se aplica en los contratos de trabajo a la hora de llegar a acuerdos que regulen la relación laboral.
Pero esa cartera sí reconoce el ejercicio de inspección laboral, vigilancia y control para que los empleadores cumplan las normas relacionadas con las cesantías. En el último año aplicó 43 sanciones, 23 en apelación, por un valor de 375,16 millones de pesos debido al no pago de cesantías, de los intereses causados o por no consignar la obligación.
Además, que las empresas incumplan con cualquier asunto asociado al derecho laboral del auxilio de cesantías puede salir caro. Las empresas se exponen a multas entre uno y cinco mil salarios mínimos, según la gravedad de la infracción, mientras subsista.
Buen ejemplo de pocos
En todo caso, hay compañías, especialmente las más grandes y con un departamento de gestión humana consolidado, que hacen seguimiento a los retiros de cesantías. Apelan a visitas domiciliarias para verificar las mejoras hechas en la vivienda, exigencia de la escritura de la nueva casa o las calificaciones del empleado o beneficiario que cursa estudios superiores.
Incluso para ofrecer ayudas extralegales en compra de materiales, definir el lote para construir, facilitar la financiación de la nueva vivienda o subsidiar el estudio de su empleado. Pero estas buenas prácticas están lejos de ser la norma general, advierte Iván Arenas Jaramillo, presidente de la Federación Colombiana de Gestión Humana (Acrip).
Para él es loable que alguna empresas “generen estímulos por su propia cuenta para que el trabajador deje las cesantías para lo que son, pero esa es una carga difícil de llevar para las empresas, con altos costos de personal, sumado a impuestos y demás”.
Al final, que se hagan ajustes normativos o campañas de formación más intensas en manejo de finanzas personales ayudarán a que, especialmente las nuevas generaciones, comprendan que las cesantías no son un salario adicional, y más, con la inestabilidad laboral del mercado de trabajo colombiano..
Contexto de la Noticia
¿CÓMO FUNCIONA? CONDICIONES PARA RETIROS PARCIALES
El Ministerio del Trabajo es enfático en precisar que son contadas las excepciones a la regla general de liquidación y entrega del auxilio de cesantía a la terminación del contrato de trabajo. La legislación permite que el trabajador pueda solicitar un retiro parcial para: compra de vivienda con su terreno, o solo el lote; construcción de vivienda, cuando se haga sobre una propiedad del trabajador interesado o de su cónyuge; ampliación, reparación o mejora de la vivienda de propiedad del trabajador o de su cónyuge; liberación de gravámenes hipotecarios o pago de impuestos que afecten la casa o el terreno edificable de propiedad del trabajador o de su cónyuge; adquisición de títulos sobre planes de los empleadores o de los trabajadores para construcción de vivienda, contratados con entidades oficiales o privadas; y para la financiación de estudios superiores del trabajador, su cónyuge, compañera o compañero permanente y sus hijos.
Juan Fernando Rojas Trujillo
Reportero por vocación. Convencido de que el periodismo es para mejorar la vida de la gente. Ahora escribo de temas económicos en El Colombiano.
Tomado de: https://www.elcolombiano.com/la-dificil-tarea-de-impedir-que-se-saquen-las-cesantias-con-mentiras-XI1291347