El nuevo mecanismo cambiario aplicado en Venezuela por el presidente, Hugo Chávez, no ha logrado aplacar la tenaz sequía de dólares, impactando a la industria privada y convirtiéndose en un nuevo freno para la recuperación económica.
La abrupta caída de los precios del crudo en 2009 por la crisis global obligó al Ejecutivo a limitar aún más la entrega de dólares oficiales a empresarios e importadores, lo que disparó el valor del billete verde en el mercado paralelo y aceleró la ya alta inflación de la nación.
Para atacar el problema, el Gobierno prohibió el mercado no oficial y creó en junio el Sistema de Transacciones de Títulos en Monedas Extranjeras (Sitme), manejado por el Banco Central (BCV), para asignar divisas a un tipo de cambio superior al oficial, pero inferior al paralelo.
Sin embargo, los industriales se quejan de que el mecanismo es engorroso y los montos aprobados, insuficientes para mantener la maquinaria productiva, lo que dificultará salir de la profunda recesión en la que el país se sumió el año pasado.
“El Sitme es sumamente rígido. Es una camisa de fuerza que impide que la economía crezca, que se mueva. Impide que puedas aumentar la oferta de productos nacionales”, dijo Carlos Larrazabal, presidente del gremio empresarial Conindustria, al que Chávez considera un enemigo.
Según datos de Conindustria, que agrupa a medio centenar de cámaras empresariales, la capacidad instalada de la industria local cayó a 52 por ciento debido a sus grandes dificultades para importar insumos.
“Las decisiones cambiarias están impactando negativamente el ambiente de negocio en Venezuela, afectando al sector privado, generando mayor recesión e inflación”, dijo Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica.
Las autoridades aseguran que el BCV y la banca privada disponen de bonos suficientes para alimentar al sistema, que en sus dos primeros meses ha asignado 1.011 millones de dólares, pese a que los economistas alertan de que no será posible mantener ese ritmo por falta de recursos. El Gobierno asegura que dispone de varias fuentes para suplir de dólares al mecanismo, ya sea mediante papeles extranjeros, deuda en manos de empresas públicas y privadas, o con los fondos parafiscales que maneja.
Los fondos parafiscales no entran en las cuentas estatales, por lo que no son fiscalizados, y provienen de sus ventas de petróleo o de acuerdos financieros con otros países, como China.
Analistas apuestan a que el Gobierno deberá emitir deuda en el mercado internacional para captar dólares y aplacar la demanda. Pero hasta la fecha, la asignación de divisas en un país que importa casi el 90 por ciento de lo que consume sigue lenta y aunque el Gobierno ha logrado enfriar algo la inflación -que acumula un alza del 16,3 por ciento a junio- muchos creen que el Sitme no logrará resolver el problema definitivamente.
El fondo del asunto sigue siendo la insistencia de Chávez en mantener las restricciones cambiarias, que sus defensores consideran necesarias para evitar que las empresas capitalistas “devoren los dólares del pueblo”, mientras que sus detractores ven como un ineficaz medio de control económico.
Aunque el sistema de administración de divisas, Cadivi, aumentó las asignaciones y el Gobierno creó el Sitme, sectores como telecomunicaciones, automotor, autopartes y hotelería se quejan por la dificultad para repatriar capitales, mientras acumulan deudas millonarias con proveedores externos.
De continuar las dificultades, empresarios e importadores podrían arriesgarse a buscar vías irregulares o de frentón ilegales para hacerse con dólares al margen del control oficial, con lo que volvería a surgir un mercado negro donde la cotización del dólar puede llegar a triplicar la oficial.
Pese a los riesgos, Chávez dice que no piensa recular en su determinación de que sea el Estado el único que maneje las divisas en el país y sacar del negocio a las casas de bolsa.
Inflación se situó en 1,4 por ciento
La inflación se situó en 1,4 por ciento en julio, con lo que encadenó su tercer mes consecutivo de desaceleración ante un enfriamiento de los precios de los alimentos, bebidas y transporte, informó el Banco Central (BCV). Los rubros que más contribuyeron a desacelerar el indicador fueron “Bebidas alcohólicas y tabaco”, cuyos precios subieron 1,4 por ciento en julio frente a 2,8 por ciento en junio, y “Equipamiento del hogar”, que pasaron a 1,5 por ciento desde 2,6 por ciento. A ellos se sumó el sector “Transporte”, cuyos valores se elevaron 1,2 por ciento.
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