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Durante esta época de inicio de clases, es normal que algunas instituciones educativas hagan los populares listados de los útiles escolares. Y, para infortunio de los padres de familia, también se volvió usual encontrar en dichas listas los llamados “útiles inútiles”, los cuales suelen no ser prácticos ni necesarios en ningún aula de clases.

Desde docenas de rollos de papel higiénico hasta porta-retratos y libros de editoriales ‘exclusivas’, e inclusive bolsas de hasta 300 vasos desechables, les están exigiendo algunos profesores de los colegios a los padres de familia, durante el comienzo del año lectivo de sus hijos.

Las exigencias, calificadas por la propia Secretaría de Educación Local como de ‘absurdas’, se han convertido en auténticos dolores de cabeza para los jefes de hogar, ‘ahogados’ por el alto presupuesto que deben destinar para la compra de los útiles de la presente temporada académica.

Una de las agobiadas con esta situación es la señora Mariela Salas, residente en la urbanización popular Santa María de la Comuna Sur, de estrato 2. Ella asegura que a su hija, quien este año inicia el sexto de bachillerato, le han exigido determinadas marcas de cuadernos, vasos desechables en cantidades e incluso rollos de  papel higiénico.

“Hasta el momento he tenido que pagar $290 mil nada más en cuadernos y plumas; y todavía espero la lista de textos que debo comprar en determinadas papelerías”, agregó.

Ella recordó que a otro de sus hijos, quien apenas cursa segundo de primaria, también le pidieron útiles que ella misma califica de “inoficiosos”. Hace referencia a la compra de $70 mil en plastilina e incluso la compra de 12 ‘punzadores’ para manipularla.

El desconcierto de los padres es aún mayor porque, a juicio de ellos, muchos implementos deben ser adquiridos por el plantel educativo con los dineros que ellos pagan por concepto de materiales.

“A mí me tocó comprar cuatro resmas de papel sin líneas; me dijeron que era para las fotocopias de mi hijo. Si uno hace el cálculo, no sabe cuándo las van a gastar todas, porque cada resma trae 500 hojas”, dijo un padre de familia, quien pidió la reserva de su identidad.

Entre las ‘curiosidades’ también aparecen peticiones tales como: llevar porta-retratos, tableros acrílicos, jabones líquidos e incluso botiquines.

¡Y hay más!

Los colegios también suelen pedir numerosas cantidades de rollos de cartulina de diversos colores; frascos de vinilo grandes, medianos y pequeños; pinceles de pelo de Marta; resaltadores de distintos colores y hasta toallas para los baños.

“Mi hijo entró a primero de bachillerato y me tocó comprarle cuatro tipos de borradores: uno de nata, sólo para dibujo; y otros dos dizque para el resto de las materias y uno más que sirva para tinta. También tuve que comprar un corrector líquido”, sostuvo Luz Celia Portilla, madre de una estudiante de sexto bachillerato.

Voz oficial

Luis Alfonso Montero Luna, secretario de Educación Municipal, advirtió que la presente administración no permitirá que los rectores y los profesores insistan en pedirles listas absurdas a los estudiantes.

Él instó a los padres de familia que sientan que se les están vulnerando sus derechos, a que denuncien cada caso en particular, en su despacho, situado en el tercer piso de la segunda fase del Centro Administrativo Local.

Además, dijo que para que los padres estén tranquilos, “sus denuncias se mantendrán en reserva, de tal forma que los profesores y rectores no tomen represalias contra sus hijos”.

hablan los colegios

Algunos rectores de los colegios privados y oficiales explicaron, en un comunicado enviado a la opinión pública, que los planteles educativos que ellos dirigen “acatan las directrices nacionales al momento de definir los listados referidos a los útiles escolares”.

Indicó, de igual manera, que ninguno de los 360 colegios del Departamento comete tales desmanes, “porque la política le apunta a optimizar al máximo los recursos”.

“La intención de los colegios es aminorar al máximo los recursos familiares; pedir sólo los materiales que el niño vaya a utilizar en el año escolar”, agregaron.

Aclararon, eso sí que, “en muchas ocasiones los implementos que, a juicio de los padres de familia no tienen usos aparentes, sólo forman parte del proceso educativo”.

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