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Cuando la junta del Banco Central de cualquier país o el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos

decide subir en algunos puntos la tasa de interés de referencia o de intervención se suscita algo de preocupación por su efecto de desestimular el crecimiento de la economía (a mayores tasas menor demanda de crédito, menor inversión) que pueda causar una desaceleración. Pero al mismo tiempo, el deseo por mantener la estabilización de precios y una menor presión inflacionaria hace pensar en su conveniencia. Por esto cualquier punto adicional en las tasas debe ser el fruto de un balance de las circunstancias y de la búsqueda de un margen de acción que de un parte tranquilidad para no llegar a frenar la tendencia de crecimiento.

Varios de estos argumentos dieron pie para que la junta del Banco de la República volviera a subir en 25 puntos básicos la tasa de interés de intervención con lo cual pasa del 4% al 4,25%. En suma, la tasa de interés de referencia, después de cuatro aumentos, ha sido incrementada durante el año en 1.25%.

Por un lado, la expectativa de crecimiento de la economía colombiana, según anunció el ministro de hacienda, puede situarse entre un 5 y 6 por ciento, lo cual da un espacio de acciòn importante sin que llegue a frenarse su expansión. Situación que la hecho merecedora de mejoras en la calificación de la deuda externa colombiana, tanto por parte de S&P, Moody`s como de Fitch Ratings, hasta alcanzar la nota de “grado de inversión pleno” por parte de la última de las calificadoras, dado el buen comportamiento de la economía para enfrentar choques externos y la introducción de políticas y principios como los de sostenibilidad fiscal, distribución con equidad de las regalías y la regla fiscal de control al porcentaje de la deuda frente al Producto Interno Bruto.

Por otra parte, si bien se plantea mantener la inflación en el rango entre el 2% y el 4%, la inflación de mayo del 3.02% y su persistencia en el medio de la meta, ha hecho ponderar con mayor preocupación la presión o tendencia al alza de los precios de la canasta bàsica y el querer evitar un brote inflacionario.

Como se dijo en la reunión de la junta en el mes de mayo, “todo? sugiere que el ajuste hacia una política monetaria menos expansiva debe continuar”, lo cual resulta consistente con el comportamiento de las ventas de bienes durables (vehículos), los precios de la vivienda, los altos términos de intercambio y el comportamiento del crédito en particular.

Se trata entonces de medir el grado de conveniencia de cada “leve” y “gradual” aumento de la tasa de interés que da como referencia la junta del Banco de la República. El mismo dinamismo de la economía conlleva la mejora en el poder adquisitivo de los colombianos, de manera que se estimula la demanda y por ende el alza de los precios. Con talante y ortodoxia económica, se hace necesario cumplir con el mandato constitucional de control a la inflación. Como es de delicada la labor del orfebre, asì se hace necesario medir la oportunidad de esta medida. Se trata de tener el cuidado del equilibrista, para no llegar a subir las tasas de interès a niveles que atraigan los capitales especulativos del exterior, lo cual agravarìa la situación de revaluaciòn actual.

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