Los colombianos, que apenas llegaban de las vacaciones, fueron atropellados por una avalancha informativa que generó la expedición de 15 decretos en el marco de la emergencia social para salvar el sistema de salud.

Aunque pocos entienden cómo funciona la salud en el país, pues a la mayor parte le suenan incomprensibles palabras como EPS, Fosyga, régimen contributivo, régimen subsidiado o copagos, los anuncios dejaron más incertidumbre que respuestas.

Muchos todavía se preguntan por qué el gobierno decidió, de la noche a la mañana, subir impuestos, cobrar más por los servicios de salud y poner contra la pared a doctores y EPS. La sensación que quedó fue que la gente va a perder beneficios, que tendrá que pagar más y que, en general, la atención en salud está amenazada. Ese panorama no necesariamente corresponde a la realidad. Para entender qué ha pasado en las últimas semanas es necesario entender las causas de la enfermedad.

Lo primero que hay que decir es que la crisis se venía tejiendo desde hacía rato. Cuando la Ley 100 de 1993 le dio vida al sistema de salud que hoy rige para todos, se diseñó bajo un esquema de balance económico muy sensible. Como no había recursos para darles toda la atención médica que los colombianos necesitan, fue necesario crear un plan básico conocido como Plan Obligatorio de Salud (POS), que no es otra cosa que un listado de procedimientos, medicamentos y exámenes a los que puede acceder cualquier persona. Claro que el plan no era el mismo para los pobres que para los que estaban en el régimen contributivo. 

Lo que sí era igual para todos es que si alguien necesitaba algún procedimiento adicional que no estuviera incluido en esa lista, el usuario tenía que pagar. 

Pero nunca se previó que a través de tutelas y fallos judiciales se pasó de Cundinamarca a Dinamarca, pues todos empezaron a disfrutar grandes beneficios que ni siquiera hoy están disponibles para los habitantes de países desarrollados. El POS se empezó a ampliar de facto y esto generó una enorme presión de plata.

Sólo los servicios que estaban por fuera del POS pasaron de valer 626.000 millones de pesos en 2007 a 1,8 billones de pesos en 2009. Además, el aumento en la cobertura, que afilió a 39 millones de colombianos al sistema, hizo que el gasto en salud llegara al 8 por ciento del PIB. “Una cifra muy parecida a lo que gastan los países europeos en salud”, explicó Roberto Steiner, director de Fedesarrollo.

La situación no reventó antes porque el gobierno tuvo unos años de bonanza económica y el país pudo soportar el chaparrón de gastos. Sin embargo, en los últimos meses la presión se hizo insostenible. Por una parte se empezaron a sentir las consecuencias de un fallo de la Corte Constitucional emitido en 2008. Allí el Alto Tribunal había ordenado al gobierno igualar el plan de salud a todos los colombianos y terminó dejando a las gobernaciones como responsables de financiar los gastos en salud que estuvieran por fuera del POS. Eso generó una crisis regional 

Por eso durante la cumbre de Gobernadores realizada en Manizales a finales de noviembre pasado, los 32 mandatarios departamentales lanzaron una alarma al presidente Uribe y dijeron que no tenían cómo responder por sus pagos a la salud y que los hospitales departamentales estaban quebrados. Las cuentas estaban completamente en rojo, pues los departamentos pasaron de destinar 409.000 millones de pesos en 2008 a casi un billón de pesos en 2009. Esto y el apretón fiscal llevaron necesariamente al gobierno a decretar la emergencia económica el 23 de diciembre pasado que hoy tiene a todos los colombianos hablando del tema.

Al mirar en su conjunto todos los decretos, hay que decir que ni el gobierno creó un nuevo sistema, ni ‘perratió’ los servicios, ni quiere que todos los colombianos gasten sus ahorros o vendan el carro para pagar por la salud. Lo que hizo fue buscar medidas de choque para atajar la debacle de la salud. El asunto es si estas nuevas normas servirán en el mediano plazo.

¿Qué busca el gobierno con la Emergencia? Primero, traer más plata con un aumento de impuestos a los cigarrillos, la cerveza y los juegos de suerte y azar, que generará cerca de 1,2 billones de pesos adicionales. Dos, trató de ordenar el flujo de recursos entre los distintos actores del sistema para inyectarles plata a los hospitales. Tres, busca controlar el gasto médico, que está disparado, y los abusos por parte de algunos usuarios, jueces y laboratorios farmacéuticos. Y cuarto, cumplir con el mandato de la Corte de nivelar el POS para todo el mundo y lograr la cobertura universal.

Una de las medidas que más polémica generaron fue la del acceso a los servicios de salud. Como en el país habrá un único POS que garantizará la atención para todo el mundo, se pensó que la nivelación sería por lo bajo. Los colombianos creen que ya no podrán ir al médico como habitualmente y que, fuera de eso, tendrán que pagar de su bolsillo la mayor parte de los servicios.

La realidad es la siguiente: al nivelar el POS, el gobierno lo que hará es darles a los pobres el mismo plan que hoy reciben los ricos y los trabajadores del país que están en el régimen contributivo. Esto no significa que el sistema les dará un menú ilimitado de servicios médicos. El POS seguirá siendo un listado (que de hecho hoy cubre muchas enfermedades catastróficas) limitado sí, pero más amplio para la gente pobre.

Lo que el gobierno sí decretó es que las personas que tienen mayores ingresos contribuyan según sus capacidades por aquellos servicios que no están en el POS, a la par que crea un fondo para financiar esa clase de procedimientos. Aquí es donde aparece la posibilidad de utilizar las cesantías, pero sólo para pagar parte de los procedimientos por fuera del POS. Además, el gobierno va a crear un sistema de información para determinar, en esa clase de casos, cuánto puede pagar el paciente.

Médicos amordazados
La semana pasada también se formó debate, pues los médicos consideraron un exceso establecer multas para quienes receten procedimientos por fuera de lo establecido en el estándar. Para definirlos, se crea el Organismo Técnico Científico, que deberá mantener actualizada toda la información sobre tratamientos médicos.

Aquí sí se le fue la mano al gobierno porque, en aras de controlar la corrupción y prácticas antiéticas de algunos especialistas, fijó unos criterios de comportamiento para una disciplina liberal y además amenazó con sanciones. Lo recomendable en estos casos es que la Academia de Medicina y las universidades sean los que definan, en compañía del gobierno, los protocolos y las sanciones a quienes tengan malas prácticas.

También es necesario señalar que algunos médicos sí están incurriendo en prácticas poco éticas. Debido al trabajo de comercialización tan agresivo que han hecho laboratorios y proveedores de tecnología, muchos médicos están recetando medicamentos y procedimientos de última generación. A cambio, reciben de los laboratorios viajes nacionales e internacionales, invitaciones a congresos mundiales y, en algunos casos, se ha comprobado que les han entregado hasta tarjetas débito como compensación. 

Otro frente en el que el gobierno metió mano fue en los precios de los medicamentos, pues crea un Comité de Vigilancia para evitar abusos con los usuarios. 

A pesar del agresivo paquete de salvamento, la sensación es que el principal problema sigue pendiente: plata. El país debe decidir hasta dónde quiere llevar su inversión en salud. Es imposible pensar que un Estado puede financiar todos los gastos de la población. Los cinco billones de pesos anuales que vale nivelar el POS para toda la población tienen que salir de alguna parte. Ese es el tema central de esta discusión. Por eso, las conclusiones que deja este episodio son bien claras: 1) el sistema ha sido bueno para los colombianos. 2) tiene deficiencias que hay que superar a través de un ajuste y 3) se necesita más plata.

Por eso se debe convocar a un gran acuerdo nacional porque un sistema sin límites que cubra cualquier enfermedad es impagable. El gobierno salvó al paciente, pero todavía lo tiene en cuidados intensivos. De lo que haga en los próximos meses dependerá el éxito del remedio.

Tomado de: https://www.semana.com/noticias-nacion/servira-remedio/134336.aspx