Fuente: www.losrecursoshumanos.com

Coincidiendo con una visita a Monterrey tuve la oportunidad de visitar la ExpoManagement, en Ciudad de México los días 9 y 10. Estuve los dos días aunque no asistí a todas las conferencias.
Mucho de lo que allá vi no es compatible con mi manera de entender la relación consultor-cliente. Yo no trataría así a mis posibles clientes. La publicidad llega hasta el plato de una mesa elegantemente montada y servida con vino de Rioja, en la que ofrecían vestirme y parecerme a Beckham, así de guapo y elegante. El postre, un rico flan con el título de ExpoManagement de plástico, cuando al menos pudo ser de chocolate… para comérmelo.
Allá andaban con sus celulares pegados a la oreja, más de cinco mil ejecutivos, objetivo dorado para otros tantos consultores. Posiblemente estaban “apagando algún incendio” o dando órdenes a quien debería estar preparado para tomar acción en su ausencia. Esa dependencia refleja necesidades que serán atendidas si el autoengaño lo permite.
Mientras visitaban los stands unas chicas guapas les sonreían y pedían que se dejaran grabar su código de barras que colgaban del cuello. A pesar de todo se les veía sonrientes, al menos con las chicas.
Allá comprendí que el spam vende aunque todos rabiemos cuando lo recibimos. Una sola de estas chicas había captado más de 2000 nombres. Tomé el de ella por si algún día la debilidad humana me lleva a caer en lo que ahora critico. Como hay que abrirse a las exigencias del mercado no descarto que usted que me lee en esta web algún día empiece a recibir mis grandes promociones veraniegas de formación de directivos en hoteles de lujo en el Mediterráneo español. Ya la tecnología le rastrea sus preferencias en la lectura on line así que mucho cuidado con quedarse viendo chicas en posiciones sugerentes porque un líder respetable no pierde el tiempo en eso sino que debe estar motivando a sus colaboradores.
Todo puede ocurrir, no quiero morirme con el cliché de incapaz de adecuarme a los nuevos tiempos, de no entender lo que el cliente busca. Un marketing agresivo hace magia.
Escuché al gran empresario que es Stephen Covey. Un marketing grandioso rodea a esta figura incuestionable del momento, esperaremos hasta ver cómo concluye su hoy exitosa carrera. Sigue confundiendo a la audiencia con el tema de los valores y los principios con los que hay que gestionar, que el respeto y la confianza mutua, la sinceridad y la apertura sean valores o principios cambian poco las cosas de cara al problema de un empresario, lo que realmente cuenta es si sirven al propósito de consolidar normas de excelencia para una interacción personal gratificante y de esa manera, para mejorar y hacer su empresa más competitiva. Otro que marea la perdiz.
Espectáculos de esta naturaleza hacen al empresario cada vez más escéptico Eso contribuye a que cada día nos vean con más y más recelo. Su oferta de tener una sesión de preguntas y respuestas hizo que me quedara hasta el final solo para observar que ya las tenía escritas y un periodista se las leía para él responderlas de una manera similar a lo que cuentan que hacían los cortesanos cuando con el rey Felipe lV jugaban billar y le ponían las carambolas como para no fallar, y claro, el monarca las daba todas.
Todo está medido y pensado no para impartir conocimiento sino para vender. No vi mucha diferencia entre aquel espectáculo y el que describe Zorrilla en “A buen juez, mejor testigo,” …y abajo, en el Zocodover, gritan en discorde son, los que en el mercado venden, lo vendido y el valor.”
También asistí a una conferencia de un ponente mexicano bajo el título esclarecedor de: La Esquizofrenia Organizacional. Su presentación realista y objetiva no fue menos útil para los empresarios que la oyeron y a buen seguro que tendrá nuevos clientes muy pronto. Se lo deseo por valiente.
Siento que esta ExpoManagement, si bien puede ser muy buena para vender muchos servicios que allá se ofrecían no lo es tanto para dignificar y crear confianza en la función de consultor. Mucho show que al final solo creará más escépticos entre quienes ven cómo cada gurú arrima la brasa a su sardina. Al tiempo.

Tomado de: https://www.losrecursoshumanos.com/contenidos/102-mas-respeto-por-el-empresario.html