Fuente: https://www.portafolio.com.co/

Hace unos días, Domingo Cavallo, ex ministro de Economía de Argentina, le hizo a un amigo la siguiente pregunta: “¿por qué no crece la agricultura colombiana si los factores de producción son abundantes?”.

Ante semejante interrogante, y frente a la prioridad del Gobierno de hacer del sector agropecuario una de las ‘locomotoras’ del desarrollo, y sin pretender ser exhaustivo, bien vale la pena hacer un análisis de algunas de las razones que han le han impedido tener un desarrollo acelerado.

La inseguridad y la violencia son tal vez la mayores razones por las cuales este ramo no ha crecido con gran dinamismo. Sin embargo, cuando se van solucionando estos problemas, como sucedió en los ocho años de Seguridad Democrática, pero se improvisa en las políticas agropecuarias, el resultado no es el de un alto crecimiento.

En la época de Seguridad Democrática (2002-2009), el área sembrada (sin café) creció a razón de casi 16 mil hectáreas por año y la producción lo hizo en promedio en 200 mil toneladas por año, mientras en el cuatrienio 1998-2002 el área creció, en promedio, de 70 mil hectáreas por año y la producción lo hizo en 825 mil toneladas anuales.

Además, durante la Seguridad Democrática, las exportaciones agropecuarias, hasta el 2008, se habían estancado, en tanto que las importaciones crecieron significativamente (ver PORTAFOLIO 06-01-2010 ‘Un comparativo de las cifras del agro’). A pesar de que Colombia cuenta con más de 10 millones de hectáreas para agricultura, tan sólo emplea algo más de 4 millones.

 Asimismo, tiene un potencial agroforestal de cerca de 22 millones de hectáreas y la utilización es menor de 10 millones. Por otra parte, la ganadería pasta extensivamente en más de 39 millones de hectáreas y se podría concentrar en 10 millones. En las anteriores cifras se refleja el ineficiente uso de la tierra en Colombia, que ha contribuido al estancamiento agropecuario, y que en la actualidad está empeorando por varias razones.

Los recursos del narcotráfico invertidos en tierra han llevado a una exagerada valorización, a tal punto que, hoy en día, hasta los dineros sanos han entrado en el juego de especulación y la tierra se ha convertido más en una alternativa de inversión que en un factor real de producción. Es más rentable dejar las tierras ociosas buscando valorización que tomar los riesgos inherentes a la agricultura.

La concentración de la propiedad en unas regiones del país es consecuencia de tradiciones familiares y, más recientemente, de la penetración de los dineros del narcotráfico. Por lo fácil de la administración, estas grandes extensiones se dedican primordialmente a la ganadería y no a la agricultura. Esta concentración, combinada con los altos precios de la tierra, está impidiendo que potenciales productores (grandes, medianos y pequeños) entren en el negocio de la agricultura y contribuyan a darle un mayor dinamismo al desarrollo agrícola.

Un tema de amplio debate son los niveles de protección arancelaria combinados con los subsidios a la agricultura. Las experiencias internacionales han demostrado que las políticas proteccionistas y los subsidios son perversos por cuanto promueven las ineficiencias. Precisamente, esto es un importante elemento que ha impedido el crecimiento de la agricultura colombiana, pues da tranquilidad y seguridad a los productores para seguir conviviendo con la ineficiencia, y es por eso que cuando se toca este tema siempre sale a relucir la idea que al quitar la protección se pierden muchos empleos. Si bien esto es cierto, las cosas hay que hacerlas gradualmente, pero siempre pensando cuántos se van a ganar en el largo plazo.

Aunque el proceso de reconversión se viene dando, ya es hora de acelerarlo hacia aquellos productos tropicales en los que tenemos verdaderas ventajas competitivas. El financiamiento del sector agropecuario se podría considerar como otro obstáculo que ha impedido un mayor crecimiento de este. El monto de recursos disponibles, por sus características de riesgo e incertidumbre, no han tenido la penetración que requiere el sector para su desarrollo, en parte debido al miedo que tiene la banca privada con los riesgos área agrícola.

Es así que en el 2008 el crédito agropecuario fue equivalente al 12,7 por ciento del Producto Interno Bruto agropecuario, mientras el crédito total nacional fue el 27 por ciento del PIB nacional. Además, la situación se ha agravado debido a que se venían desarrollando formas innovadoras de financiamiento del sector agropecuario a través de la Bolsa Nacional Agropecuaria, pero aquí nuevamente la improvisación de las políticas agropecuarias llevó a dicho instrumento a la privatización total y a un proceso de casi extinción.

El desarrollo de la infraestructura de caminos terciarios, así como el desarrollo de la innovación tecnológica, son otros dos elementos que han contribuido al mediocre desarrollo del agro. Esto se debe al poco interés de los gobiernos en ubicar los recursos necesarios para su progreso, a pesar de las ventajas de invertir en estos dos rubros.

En China, se demostró que por cada yuan (US$ 0,13) invertido en caminos rurales, el PIB agrícola se incrementó en 1,57 yuanes (US$0,21). Por otra parte, las tasas de retorno a la inversión en ciencia y tecnología se encuentran por encima del 80 por ciento. El desplazamiento y la pobreza rural son dos situaciones que han contribuido también al estancamiento agropecuario, por cuanto el 92 por ciento de quienes tienen que abandonar sus tierras son campesinos que han dejado de contribuir a la producción agrícola.

Por otro lado, en el medio rural, cerca del 65 por ciento son pobres y más de 17 por ciento son indigentes, esta situación de marginalidad ha impedido que gran parte de los campesinos se integren a la modernidad productiva que les permita contribuir más a la producción agropecuaria y a mejorar sus condiciones de vida. Finalmente, la apreciación cambiaria es un elemento exógeno al sector que ha conspirado en contra del desarrollo agropecuario y la dinámica exportadora. Son, pues, estos los elementos que el Gobierno debe afrontar, para poner a funcionar la ‘locomotora agropecuaria’.

LUIS ARANGO NIETO. Ex viceministro de Agricultura

Tomado de: https://www.portafolio.com.co/opinion/analisis/por-que-no-crece-la-agricultura-colombiana_7907429-3