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Hace doce años, en plena cuesta de una recesión económica, Colombia estrenó un repentino impuesto que puso a los empresarios y a las personas a guardar el dinero bajo el colchón, en los bolsillos, las oficinas y las cajas fuertes de almacenes y factorías.

El gravamen a las transacciones financieras o —4 x 1.000— que nació con carácter temporal, ha sido el responsable de esa conducta monetaria. Pero al parecer sus días están contados.

El presidente Juan Manuel Santos prometió desmontar ese tributo de forma gradual (un punto cada dos años hasta el 2018) para no golpear las finanzas públicas, pero no habló de hacerlo bajo la sombrilla de otra reforma tributaria.

El dilema radica en que la fórmula para sustituir esos dineros es una incógnita. Así lo admite el propio ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, al señalar que “el hundimiento del gravamen no se tramitará este año, sino que habrá que esperar hasta el 2011 o 2012 para diseñar un proyecto de ley en ese sentido”.

Pese al rechazo de muchos sectores, los dos últimos gobiernos (los de Andrés Pastrana y Álvaro Uribe) defendieron ese gravamen a capa y espada, porque ha sido una importante fuente de recursos, tanto que su tarifa original del 2 x 1.000 fue ajustada en dos ocasiones en el marco de las últimas reformas tributarias.

Banqueros y ciudadanos critican el hecho de que el gravamen sea permanente a pesar de los perjuicios que ocasiona a la economía, ya que la gente carga hoy más dinero efectivo para no ser castigada con el tributo.

Pese a ello, desde finales de 1998 hasta hoy, el fisco ha obtenido un poco más de $24 billones por cuenta de ese controvertido impuesto. Sólo en el 2009 a las arcas de la Dian ingresaron $3,12 billones por dicha vía y para el 2010 se estima que habrá un recaudo mayor por la reactivación económica y la mejoría del clima de negocios.

¿Nueva reforma tributaria?

El reconocido tributarista, Tulio Restrepo, anota que para reemplazar los recursos del 4 x 1.000 “no hay duda que será necesario tramitar una nueva reforma tributaria”.

Y sugiere que una posible salida fiscal podría ser la de trasladar o convertir ese tributo como parte del pago anticipado del impuesto de renta (como sucede con la retención en la fuente) a manera de alivio para personas naturales y empresas.

Restrepo no es partidario de reajustar el IVA, pero si de ampliar la base de contribuyentes que declaran renta (hoy son 1,4 millones) y de reforzar las campañas contra la elevada evasión de ambos tributos.

Pero el analista y consultor, Mauricio Cabrera Galvis, va más allá. En su concepto, la tarifa del gravamen podría rebajarse hasta el 1 x 1.000, pero quitando a su vez las exenciones para evitar que la caja tributaria se descuadre abruptamente.

“Subir el IVA sería absurdo, porque las tarifas en Colombia son muy altas, y es mejor rebajar el tributo, lo que automáticamente elevaría la base de contribuyentes”, señala.

Otra alternativa que se ha ventilado para reemplazar los recursos del 4 x 1.000, es la gravar con IVA las exportaciones minero-petroleras, teniendo en cuenta del ‘boom’ que se espera allí para los próximos años.
 

Y también se ha sugerido, desde Fedesarrollo, eliminar las exenciones en renta por pagos en salud y a los ahorros en cuentas AFC que se utilizan para comprar vivienda por parte de las personas naturales.

A ello, Alejandro Gaviria, decano de economía de la Universidad de los Andes, responde que “estas y otras fórmulas no son fáciles de implementar porque golpearían a la clase media, y de pronto no serían propuestas políticamente viables”.

Sin embargo, el ex jefe de Planeación Nacional señala que una opción podría ser la de gravar con IVA del 16% aquellos bienes y servicios que hoy están exentos, pero sin reajustar la tarifa como lo han pedido gremios como la Anif.

Otra alternativa es extender el impuesto al patrimonio a las personas naturales. En ambos casos se generarían nuevos recursos para reemplazar los del gravamen a los movimientos financieros. “Pero ninguna fórmula es fácil”, recalca Gaviria.

Más propuestas

Muchos analistas consideran que una reforma tributaria deberá coincidir con el marchitamiento del 4 x 1.000.

En eso está de acuerdo Álvaro Camaro, vicepresidente del Grupo Interbolsa, quien menciona que “una alternativa para sustituir esos recaudos podría ser la de rebajar la actual tarifa del 33% en el impuesto de renta y ampliar el universo de contribuyentes, pero sin tocar el IVA”.

Con un gravamen a las exportaciones petroleras, el país podría, adicionalmente, frenar la revaluación de la tasa de cambio, anota.

Por su parte, Julio César Leal, gerente de la firma Leal Consulting, advierte que un alza en las tarifas del IVA para suplir el 4 x 1.000 “causaría presiones inflacionarias, afectando de paso la demanda agregada”.

Eliminar la exención del 30% en el impuesto sobre la renta por la compra de activos fijos, debe tenerse en cuenta dentro del universo de propuestas, agrega.

El tributarista considera que “al desmontarse el impuesto se mejoraría el acceso de la gente al crédito y a los servicios bancarios, lo que permitiría a la Dian atacar mejor la evasión del impuesto sobre la renta. De esta manera, los recaudos se elevarían sustancialmente”.

Como están las cosas, todo apunta a que el hundimiento del 4 x 1.000 será una tarea compleja para el Gobierno.

Mientras tanto, los colombianos para hacerle el quite al impuesto seguirán guardando su dinero en la casa y en sus negocios. Así la inseguridad y los riesgos sean altos.

Tributo impopular

El polémico tributo se creó con una tarifa del 2 x 1.000 a finales de 1998 mediante los decretos 2330 y 2331 para castigar las operaciones financieras y los retiros de dinero al amparo de una Emergencia Económica.

Pese a su gran impopularidad, bajo la Ley 633 del 2001, el gravamen siguió de largo y su tarifa saltó al 3 x 1.000. Al llegar el Gobierno de Álvaro Uribe, la Ley 863 del 2003 lo reajustó al 4 x 1.000.

”Adefesio, antitécnico y regresivo”, han sido algunos de los calificativos de la presidenta de Asobancaria, María Mercedes Cuéllar, contra el gravamen.

De acuerdo con el Banco de la República y la Asobancaria, la vigencia del impuesto ha generado una desbancarización muy elevada.

Un ejemplo, de ello es que los colombianos portan hoy $24 billones en dinero efectivo, mientras las cajas de la banca sólo mueven $6 billones.

Ese flujo de efectivo creció 12% respecto al 2009, mientras los bancos han sufrido una merma de $300.000 millones en sus depósitos.

Por ello, el ‘fleteo ‘y los atracos se han disparado en la última década, con un saldo trágico de asesinatos.

Tomado de: https://www.elpais.com.co/elpais/economia/noticias/hundir-4-x-1000-verdadero-dilema-fiscal