Fuente: www.portafolio.com.co

El interés de Colombia, más allá de los productos que entrarían en el tratado, es el contrabando que ingresa del país vecino.

En las negociaciones de los tratados de libre de comercio (TLC), lo normal es que las rondas de conversaciones se alarguen, no que se suspendan a mitad de camino, y esto fue lo que sucedió el miércoles con la quinta cita de Colombia y Panamá, que se terminó dos días antes de lo previsto.

El acceso de productos del sector agropecuario colombiano al mercado panameño y la falta de entendimiento en materia aduanera, sumada a algunas peticiones del vecino país para ingresar al mercado nacional, explican la decisión de los dos equipos negociadores.

Colombia tiene un gran interés en que sus carnes y sus productos lácteos lleguen al consumidor panameño en “igualdad de condiciones con otros países”, dijo el ministro de Comercio, Industria y Turismo, Sergio Díaz-Granados.

“No aspiramos a un tratamiento preferencial de las autoridades de Panamá para esos productos”, agregó el funcionario, quien enfatizó que lo que se busca son los mismos términos de igualdad con países con los cuales el istmo ya ha negociado acuerdos comerciales.

Díaz-Granados aclaró que la suspensión fue acordada con el equipo de Panamá; para él, es una decisión normal, no es abrupta, lo que “nos permite a los dos equipos reflexionar sobre los intereses de ambos países”, e insistió en que hay que buscar fórmulas y nuevos caminos para retomar las conversaciones.

Precisamente, antes de iniciarse el lunes este quinto encuentro en la capital panameña, productores de ese país le pidieron a su gobierno excluir de las negociaciones del TLC la carne de res y cerdo, leche y maíz, al tiempo que los textileros expresaron sus inquietudes sobre el acceso de textiles colombianos a su mercado.

Pero así como para los panameños los bienes mencionados son calificados de sensibles, su aspiración es poder enviar a los comedores colombianos procesados de pollo y algunos referencias textileras; para Colombia, el alimento avícola es uno de los productos sensibles.

El Ministro de Comercio señaló que Panamá también tiene otros intereses que nosotros todavía no hemos logrado conciliar y habrá que hacer reflexiones internas y chequearlos con los respectivos sectores de ambas partes.

Pero más allá del tema del pollo, la preocupación del Gobierno y del empresariado colombiano en el campo aduanero tuvo un gran peso en la determinación de hacer un paréntesis en las negociaciones.

Colombia, enfatizó el jefe de la cartera de Comercio, tiene una posición clara en el tema de aduanas y queremos seguir insistiendo en esto, y dejó en claro que los “tratados (comerciales) tienen que negociarse con paciencia, con prudencia, no a la carrera” y anticipó que cuando los temas mencionados queden resueltos “podremos seguir adelante con la negociación”.

4 millones de dólares en productos agropecuarios exportó Colombia a Panamá entre enero y agosto, según Mincomercio.

Fuerte control al contrabando

Para Colombia, una de sus mayores preocupaciones tiene nombre propio: la Zona Libre de Colón, señalada de ser punto de paso de muchas mercancías que llegan de contrabando a Colombia y que en el inmediato pasado dio origen a fuertes restricciones al ingreso de algunos productos (textiles, confecciones, calzado) al mercado nacional por parte de las autoridades aduaneras colombianas.

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