El estrés es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa. Es así como allí se movilizan todos los recursos necesarios para responder de manera eficiente a las demandas cotidianas, lo que puede producir sobrecargas de tensión que impiden el correcto funcionamiento del cuerpo humano y provocan la aparición de diferentes enfermedades. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de las principales causas de aparición de patologías relacionadas con el estrés está asociada con las presiones laborales.

La OMS define al estrés laboral como “la reacción que puede tener el individuo ante exigencias y presiones que no se ajustan a sus conocimientos y gustos, y que retan constantemente su capacidad para asumirlas”.

Algunas de las causas que provocan este tipo de estrés tienen que ver con las características del cargo, el volumen y el ritmo de trabajo, los horarios, la falta de participación en la toma de decisiones de la empresa, la inadecuación de las instalaciones, el salario, el trato interpersonal y la relación entre la vida profesional y la vida familiar.

Cuando una persona está sometida al estrés laboral puede volverse irritable, perder la capacidad de concentración, sentirse cansado, deprimido y fatigado constantemente, así como presentar graves problemas físicos como cardiopatías, debilitamiento del sistema inmunológico, trastornos digestivos y de ansiedad, aumento de la tensión arterial, jaquecas, adicciones y problemas osteomusculares.

“En casos extremos, las presiones en el trabajo pueden originar problemas psicológicos y propiciar trastornos psiquiátricos”, cuenta Amanda Griffiths, psicóloga de la Universidad de Nottingham, del Reino Unido, experta en salud ocupacional.

Según la psicóloga, las empresas cumplen un rol indispensable para la prevención del estrés laboral. “La salud corresponde a un estado en el que se complementa el bienestar físico, mental y social, y no solamente a la ausencia de afecciones o enfermedades. Es por eso que un entorno laboral saludable no es únicamente aquel en el que hay ausencia de circunstancias perjudiciales, sino aquel que cuenta con factores que promuevan la salud del trabajador”, indica.

Compañías como Google han implementado diferentes campañas para mejorar las condiciones laborales de sus empleados, poniendo en práctica estrategias de análisis de comportamiento para detectar qué elementos podrían contribuir a su estabilidad física y emocional. “¡Entre más felices, más innovadores!”, dice el lema de la campaña de reducción del estrés que incluye un cuidadoso diseño ambiental de las oficinas, espacios para hacer siestas, atención médica, odontológica y psicológica, dietas balanceadas en sus comedores, jornadas de trabajo flexibles, gimnasios, piscinas, masajes, etc.

Sin embargo, afirma Griffiths, “no es necesario tener una gran empresa como Google para proporcionar a los trabajadores un ambiente laboral justo y saludable”. Basta con “humanizar las relaciones laborales”, interesarse por la situación personal de los empleados, escucharlos, procurar que sus capacidades estén en consonancia con el cargo que desempeñan, respetar los horarios establecidos, incentivar las campañas de salud y de gestión del estrés y, por supuesto, “ofrecer remuneraciones justas”.

Por su parte, los trabajadores deben procurar mantener buenas relaciones con sus compañeros, establecer rutinas laborales que les permitan dedicar tiempo al descanso y al esparcimiento, practicar un deporte, fijarse metas, exigir a la empresa atención médica oportuna y encontrar en su actividad particular un mecanismo de superación personal.

Tomado de: Elespectador.com