La política fiscal es una fórmula de la economía que configura el presupuesto del Estado, el gasto público y los impuestos como variables de control para asegurar y mantener la estabilidad económica, amortiguando las variaciones de los ciclos y contribuyendo a mantener una economía menos frágil.

La interpretación de esta propuesta keynesiana, que incluso se aplica en el modelo colombiano, puso de manifiesto que las medidas de la política fiscal influyen en gran medida en las variaciones a corto plazo de la producción, el empleo y los precios.

De acuerdo a un reciente análisis realizado por el economista en Jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), José Juan Ruíz, hay muy poco espacio fiscal en Latinoamérica por haber abusado de la figura para incentivar el crecimiento económico después de la crisis de 2008, decisión que no causó los efectos esperados.

Para el economista, los 15 países de América Latina están enfrentados ante un reto que es hacer un ajuste interno a través de su política fiscal, que les permita mejorar sus niveles de deuda y déficit primario, los cuales deberían contar con dos factores:

El primero, hacer política inclusiva sin poner en riesgo las mejoras sociales logradas en los últimos diez años, mejorando la calidad del gasto público y de las políticas sociales. El segundo requisito, es no hipotecar el futuro. Es decir, No tomar decisiones que generen asignaciones de recursos que hagan más difícil una mejora sustancial de la productividad.

En Colombia el modelo ha mejorado

En el caso colombiano, a mediados de 2005, el Gobierno creó el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) que es un documento que enfatiza en los objetivos y los resultados esperados de la política fiscal del país.

Con base en esto, el Ejecutivo comenzó un arduo trabajo para reducir el déficit en -2,4% del PIB en 2014, y llevarlo a un superávit de -1,0% del PIB en el 2022 y mantenerlo en este valor hasta 2025, de acuerdo con las metas señaladas en la Regla Fiscal.

Según el Ministerio de Hacienda, esta política se ha logrado gracias al ahorro de una parte de los ingresos extraordinarios del petróleo y la minería por parte del Gobierno y las regiones, como también del mayor recaudo esperado por el efecto del crecimiento previsto de la economía.

Prueba de que en anteriores ocasiones esta figura aplicada a la economía colombiana entregó los frutos esperados, es que entre los tres primeros años de su implementación el déficit fiscal del GNC se redujo considerablemente, al pasar de 3,9% del PIB en el año 2010 a 2,4% del PIB para 2013, cumpliendo con la trayectoria definida por la regla fiscal.

Los avances fiscales de Colombia en cuanto a su nivel de deuda en todo caso no han sido tan positivos como en Perú y Chile pero sin duda no tienen los problemas de Brasil y Venezuela.

Para que los países de la región puedan retornar de manera pronta la senda de crecimiento deben decidirse por una de dos soluciones: la primera consiste en aumentar su productividad para que se duplique su aporte al crecimiento de la renta per cápita o la segunda, invertir mucho para compensar lo que dejará de aportar la incorporación de empleo a la economía formal.

tomado de:https://www.dinero.com/economia/articulo/crecimiento-regional-depende-superar-retos-fiscales/207954