Es claro que la estratificación en las ciudades está en función del inmueble y no de sus propietarios, por lo tanto, el proceso es a inmuebles y no a personas; en consecuencia encontramos personas con muy buenos ingresos viviendo en estratos bajos y pensionados de bajos ingresos en estratos altos.

Hago esta precisión para que se comprenda el gran error que hemos tenido al hacer esquemas de distribución de ingreso, ya que usamos la calificación del predio sobre la del ingreso, bajo la premisa de que la decisión de vivir en un estrato u otro depende de la persona, y esto conlleva costos sociales y tributarios diferentes.
 

En este sentido, quizá el predial debería tener un componente variable por la declaración de renta, así el impuesto sería más justo y no sería necesario hacer más estratos en la ciudad para tasar más justamente a los que más ganan. Esto dejaría ver como en estrato 3, 4 y 5 hay personas con ingresos más altos y que por su decisión de vivienda pagan menos impuestos.
 

Los impuestos no pueden ser herramientas asimétricas para crear más trampas de pobreza y de riqueza, que sin duda es lo que ha causado serios problemas en la distribución de ingresos en el país: porque hay pobres que pagan mucho y personas de buenos ingresos que pagan poco; por esto esquemas como el propuesto no solucionan el problema, aumentan el recaudo un poco, causa imaginarios negativos y desmotiva a las personas a aumentar su patrimonio o bien a mostrarlo, porque entre más impuestos pongamos a la riqueza menos rentable será la misma. Igualmente, si una persona vive en estrato 2, no tiene motivaciones para cambiar de estrato por el predial, las tarifas de servicios públicos y las calificaciones crediticias y educativas.
 

Colombia, y Bogotá en particular, no puede seguir cayendo en la trampa de concebir impuestos a los de mayor capacidad para sostener a los de menor capacidad, sin tener criterios de mínimos consumos y de seguimiento de la capacidad de pago, o de lo contrario se causa una barrera técnica donde la movilidad social se verá limitada por los mismos beneficios tributarios, porque la gente no se verá motivada a mejorar su ingreso y patrimonio por el efecto tributario y distributivo.
 

En la misma propuesta del Alcalde, se retoma la propuesta de renta presuntiva de la tierra de Don Hernán Echavarría Olózaga, que pese a ser un gran terrateniente siempre defendió que una tierra improductiva por decisión del dueño debe pagar impuestos como si fuera productiva, situación que causa que la tierra deba generar valor para la economía o pagar por la oportunidad de tenerla quieta. Curiosamente, este caso es el contrario del anterior, porque fomenta a la productividad, mientras la propuesta anterior causa el efecto inverso.
 

Es momento de debatir seriamente el esquema tributario de Bogotá y de sus sistemas de redistribución de ingresos, porque al final ayudan a los que no necesitan y tributan a quienes no deben pagar. El debate es una verdadera carga de profundidad.

Tomado de: Larepublica.com.co