En la última década, la región ha consolidado cifras récord en materia de inversión extranjera, exportaciones, reducción de la pobreza, aumento del ingreso per cápita y cobertura de servicios sociales.

Reconociendo esta circunstancia, entre el 2013 y el 2016 tendrá lugar un nuevo cambio de ciclo político en varios países de la región. Esta transición es importante para que las naciones enfrenten una nueva ronda de acciones de política pública que no dan espera.
 

En materia de retos para profundizar la transformación económica, el número de km de carreteras por cada 100 km2 de territorio es de 18, frente a 36 de Asia del Este y el Pacífico.
 

El crédito doméstico al sector privado como porcentaje del PIB es del 48 por ciento, comparado con el 165 por ciento de los miembros de la Ocde, y el 117 por ciento de Asia y el Pacífico.
 

Sobra decir que en América Latina abrir un negocio toma en promedio 60, días y 698 días ejecutar un contrato.
 

Por el lado de los temas sociales, también subsisten desafíos que no son menores. La cobertura de educación superior es del 35 por ciento, frente al 89 por ciento de secundaria.
 

El 40 por ciento de los jóvenes no termina el bachillerato y hay una relación de 24 alumnos de primaria por profesor, un desempleo juvenil del 18 por ciento, y una relación de 2,2 médicos por cada 1.000 personas.
 

Si bien hemos mejorado en materia de políticas públicas para proteger el medio ambiente y enfrentar los efectos del cambio climático, desde 1990 se han talado cerca de 1.000 km2 de bosques, alcanzando una deforestación anual del 0,45 por ciento.
 

En mismo periodo, las emisiones de gases efecto invernadero se han incrementado en 51 por ciento.
 

A todo lo anterior hay que agregar que en la región se presenta el 31 por ciento de los homicidios, de los cuales, en 13 países, según la ONU, el 37 por ciento está vinculado con el crimen organizado.
 

De cara a la llegada de nuevos gobernantes, es necesario identificar un marco estructural para enfrentar los problemas.
 

Adelantar políticas de inversión, integrar el boom de las materias primas con una transición a sectores con valor agregado en materia de propiedad intelectual, articular reformas educativas donde se mejoren la calidad docente y la estructura curricular, adoptar marcos laborales más flexibles hasta expandir fuentes renovables de energía, y tener incentivos claros para la preservación de los bosques primarios y la biodiversidad, hacen parte de un menú requerido.
 

América Latina ha dado un salto enorme, pero de la agenda que se imponga en los próximos cuatro años dependerá que lo alcanzado en la última década no se desvanezca.

Tomado de:portafolio.co