Daniel, de 15 años, pidió permiso a su mamá para encontrar trabajo en estas vacaciones. Su hermana fue una de las instigadoras de la idea, ya que considera que Daniel debe saber que el mundo real es de trabajo y empeño.

“Daniel no está concentrado en el estudio, no le interesa y cree que la vida es lo que mi mamá le da, que no tiene que esforzarse por nada”.

Daniel se levantó temprano el pasado viernes. Se vistió con sus mejores ropas, revisó su hoja de vida e incluyó la carta firmada con el permiso de su mamá y fue a presentarse en uno de los trabajos que le habían recomendado: vendedor de ropa en un almacén.

Fue bien recibido y durante una jornada lo instruyeron sobre cómo organizar las prendas, cuál sería la cifra en ventas que debía alcanzar ese día y cuáles serían sus funciones. Sus compañeros fueron amables con él, pero aunque puso todo su empeño, no alcanzó el tope.

Al día siguiente, Daniel se presentó en un almacén de cadena para trabajar como empacador. Anteriormente los empacadores tenían un salario variable ya que no estaban vinculados con el almacén sino con una fundación y dependían de las propinas de los clientes. Actualmente son vinculados a la empresa y reciben un estipendio determinado.

Los jóvenes colombianos que deseen trabajar están protegidos por el Estado. La ley 1098 del 2006, establece los 15 años como edad mínima de admisión al trabajo, previa autorización escrita solicitada por el representante legal o defensor de familia, expedida por el Inspector de Trabajo o en su defecto, por el Ente Territorial Local. Excepcionalmente los niños y niñas menores de 15 años podrán recibir autorización de los mismos organismos para actividades remuneradas artísticas, culturales, recreativas y deportivas. La autorización establecerá el número de horas máximas y las condiciones de la actividad. En ningún caso el permiso excederá las 14 horas semanales.

Sin embargo, se conocen casos en los cuales las empresas aceptan en prueba a los adolescentes y luego no los contratan. Por eso es importante tomar referencias y conocer el lugar al cual se solicitará el ingreso.

Otra alternativa para los jóvenes es trabajar en la empresa familiar. Sin embargo, es importante que se distinga entre la familia y el jefe, ya que el joven debe comprender que no se le está pidiendo un favor como hijo o integrante de la familia, sino como empleado.

“Debe saber que el papá no lo es en la empresa, sino el jefe y que puede llegar a ser mucho más exigente en este campo, que en el familiar”, explica Santiago Andrés Duarte, del grupo Self Psicología de Bucaramanga.

Si los padres tienen paciencia y el joven logra cambiar ese chip en su mente de que no es más el niño consentido de la casa, las cosas pueden funcionar bien para fomentar en el joven la cultura financiera.

Recomendaciones a los padres

*Generar confianza en el joven para abordar el tema laboral. Se le pregunta al joven si está listo para mostrar al mundo los valores que se le han inculcado en casa.
*No considerarlo al joven como un niño, sino acorde con su edad y proceso de aprendizaje.
*Darle la oportunidad al joven de que crezca como persona relacionándose en un entorno que lo beneficie.
*Enseñarle técnicas financieras y la cultura de ahorro.

Recomendaciones a los JÓVENES

*No ganar la confianza de los papás solamente por el permiso para poder trabajar, sino para demostrar que ya se es independiente.
*Tener presente el tipo de lugar donde se va a trabajar.
*Mantener un horario flexible para que no interrumpa otros programas escolares o vacacionales.
*No cambiar la cantidad ni la calidad de tiempo que se dedica a la familia.
*Aportar con algún gasto de la casa.
*Ahorrar e invertir bien el dinero.

Tomado de: Vanguardia.com