Conrado Gómez, hasta hoy Superintendente de Salud, es el primer funcionario que tiene que dar un paso al costado en el intento del gobierno por paliar la difícil crisis que atraviesa el sistema de salud colombiano.

Gómez presentó su carta de renuncia a la Ministra de Salud Beatriz Londoño (Vea más sobre la dimisión al cargo), 24 horas después de que los gremios médicos reclamaran una nueva ley que reordene el sistema y que los 32 gobernadores del país, en una cumbre extraordinaria reclamara medidas efectivas para compensar el déficit financiero en salud. Esto sin contar que desde la Secretaría de Salud de Bogotá, una semana tras otra se ha criticado la forma como está operando el sistema.

Gómez le aseguró a El Espectador que sólo hasta esta mañana tomó la decisión de renunciar: “Llevo casi dos años en un trabajo muy difícil. Desde el principio tuve muchos ataques y controversias. Tomé decisiones difíciles que generaron reacciones complejas de manejar. Esto afectó a mi familia y me afectó a mí”.

Aseguró que su renuncia no tenía nada que ver con la decisión tomada por el Consejo de Estado la semana pasada en la que se ordenó a Saludcoop convertir unos $350.000 millones que había invertido en clínicas a dinero para atender pacientes, así como cubrir deudas por una suma similar con recursos de los dueños. En 2010, Gómez había conciliado con el entonces presidente de Saludcoop, Carlos Palacino, para que la EPS no pagara la deuda si desistía de una demanda contra la Superintendencia. El haber optado por este camino jurídico, que no respaldó ni el Tribunal de Cundinamarca ni el Consejo de Estado lo dejaron mal parado frente a la opinión pública.

Gómez también había sido blanco de críticas desde la Contraloría General por sus actuaciones frente a este y otros casos de EPS intervenidas.

“Ya cumplí una misión en la Superintendencia. Hice visible la institución Se tomaron unas decisiones a favor de la salud. Ya cumplí”, le dijo a El Espectador.

Sobre las amenazas que dice haber recibido contra él y contra su familia desde que comenzó a tomar decisiones en la Superintendencia, comentó: “es muy difícil trabajar como servidor público. Es una profesión de altísimo riesgo”.

Tomado de:elespectador.com.co