La determinación del salario mínimo para 2012 va más allá de un porcentaje y un valor. Dicho salario es una pieza clave del mercado laboral colombiano. Esto hace que en su fijación se deba tener como prioridad conservar la dinámica de generación de empleo.

Avanzan las negociaciones para determinar el nuevo salario mínimo que deberá regir en Colombia durante el año 2012. Estas discusiones coinciden con el inicio de actividades del revivido Ministerio de Trabajo y de Rafael Pardo, como Ministro de la cartera.

El ambiente laboral y económico en el que se dan estas discusiones está marcado por señales encontradas. De una parte, el país continúa con su muy favorable dinámica de generación de empleo. En octubre se registró el mayor número histórico de personas ocupadas en el país, se tuvo la tasa más baja de desempleo de los últimos diez años y los nuevos puestos de trabajo se han generando, en buena parte, en los sectores formales, como la industria y el comercio.

Estos alentadores resultados en materia laboral son producto de la expansión que ha venido registrando la economía colombiana en el transcurso del año.

A pesar de los logros obtenidos, las cifras acerca del mercado laboral colombiano siguen mostrando que el gran problema lo constituyen los altos niveles de informalidad. Estos niveles continúan por encima del 50 por ciento y hay ciudades del país donde este guarismo es cercano al 70 por ciento.

De otra parte, debe tenerse en cuenta que en los últimos meses la inflación total viene siendo jalonada por el precio de los alimentos. Este fenómeno obedece a la afectación que el invierno ha causado en la oferta agrícola. También es importante considerar los riesgos crecientes de que la economía mundial caiga en una nueva recesión o, en el mejor de los casos, de que se presenten muy bajos niveles de crecimiento en el planeta.

Por tal motivo, en la determinación del incremento del salario mínimo para el año entrante deberán ponderarse los distintos elementos que están gravitando sobre la actividad económica. Un alza exagerada del mismo muy seguramente se revertirá en menor generación de empleo y en mayores niveles de informalidad. Esto, a su vez, afectará el bienestar de los hogares.

Dadas las condiciones del mercado laboral y la situación social de muchos hogares, en la fijación del nuevo salario mínimo se debería privilegiar la generación de empleo permanente y de calidad, la reducción de la informalidad y el mejoramiento del ingreso laboral real. Ello implica que los niveles del mínimo no deben atentar, a través de alzas injustificadas, contra la dinámica económica que trae el sector productivo.

De otra parte, la forma como se determina el salario mínimo, las variables que se examinan, los actores que participan en dichas discusiones, la necesidad de considerar las diferencias que se presentan entre grupos sociales, regiones y los sectores rural y urbano, deberían ser objeto de revisión. Igualmente, la determinación del salario mínimo debería obedecer a una clara estrategia nacional de generación de empleo y formalización del trabajo. El salario mínimo tiene incidencias muy importantes en el mercado laboral colombiano, asunto este que no debe ignorarse a la hora de la negociación política.

Hay reformas estructurales que, como la laboral, la de salud y la de pensiones, el país viene aplazando y que son determinantes para que en Colombia se instituya un mercado de trabajo dinámico y flexible.

Los logros alcanzados en materia laboral no deben servir de excusa para ignorar los problemas de la alta informalidad. El nuevo Ministerio de Trabajo debe, entonces, reconocer que su principal misión está asociada a la generación de empleo permanente y de calidad.

Tomado de: https://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/S/salario_minimo_y_empleo/salario_minimo_y_empleo.asp?CodSeccion=219