A pesar que el recaudo tributario ha aumentado considerablemente en los últimos años, el país todavía presenta  un desbalance importante para cubrir los gastos del Gobierno Central, problema que la próxima reforma que se presentará a consideración del Congreso no podrá desaparecer.

Así lo considera el mercado financiero, analistas e instituciones como Fedesarrollo. La razón de ello no es culpa de la actual Administración, sino de los compromisos de gasto social adquiridos a partir de la Constitución Política de 1991, la descentralización y los aumentos del gasto en pensiones, seguridad y justicia. Esto ha llevado a que el balance primario, valga decir el balance que excluye el pago de intereses, sea mayoritariamente deficitario.

Incluso Fedesarrollo opina que las últimas ocho reformas tributarias no han logrado equilibrar las finanzas públicas.

Indica la institución que por ejemplo para 2011 los ingresos totales del Gobierno Nacional Central, GNC, ascendieron a 15,5% del PIB. De ellos, 13,8% son tributarios, 1,4% recursos de capital y 0,3% fondos especiales e ingresos no tributarios. De acuerdo a las cifras más recientes, en 2011 el déficit del GNC se ubicó en 2,8% del PIB, 1,2 puntos porcentuales inferior al proyectado en el Marco Fiscal de Mediano Plazo de junio de 2011.

A su turno, el balance primario se habría ubicado en -0,2% del PIB. Si bien se trata de un resultado favorable, no se debe olvidar la tarea que se ha impuesto el gobierno Santos a través de la Regla Fiscal aprobada en julio pasado. Según ésta, el GNC debe seguir una senda decreciente del balance fiscal estructural tal que en 2014 éste sea de 2,3% del PIB o menos, en 2018 de 1,9% o menos y en 2022 de 1% o menos.

Sostienen los investigadores que “dado que el GNC gasta anualmente en pago de intereses sobre la deuda pública una cifra cercana al 3% del PIB, para alcanzar en 2014 la meta de un déficit de 2,3% se necesita un superávit primario del orden de 1% del PIB. Este último dato es más exigente que el excepcional resultado de 2011, lo cual sugiere que la anunciada reforma tributaria estructural quizás debería contemplar un aumento en el recaudo tributario, de entre 1 y 1,5% del PIB”.

Al realizar un examen de la estructura tributaria colombiana se destaca que ésta cuenta con tributos del orden nacional y del orden territorial (departamentos y municipios). “Suponiendo que la proporción de tributos nacionales y departamentales observada en 2010 se haya mantenido en 2011, se esperaría que el 80% de los tributos lo hayan aportado los impuestos nacionales (11% del PIB) y el restante 20% las entidades territoriales (2,8% del PIB)”.

Indican los analistas que los principales tributos del orden nacional son el Impuesto a la Renta, el Impuesto al Valor Agregado (IVA), el Gravamen a los Movimientos Financieros (GMF), el Impuesto al Patrimonio, los Aranceles y el impuesto a la gasolina.

A nivel territorial los departamentos son los encargados de los impuestos a las bebidas alcohólicas y el tabaco, el impuesto al deporte y una proporción de la sobretasa a la gasolina. A cargo de los municipios quedan el impuesto predial, el impuesto al degüello de ganado mayor y el ICA.

Uno de los problemas que destaca Fedesarrollo, es que aunque la productividad del impuesto a la renta y del IVA ha aumentado, ésta continúa siendo baja en comparación con el promedio de América Latina. “Lo anterior se debe a la gran cantidad de exenciones y beneficios tributarios, a la multiplicidad de tarifas y a la elevada elusión y evasión. Todos estos factores reducen la base gravable de los diferentes tributos”, dicen los investigadores.

De tiempo atrás Fedesarrollo ha manifestado que “una reforma tributaria estructural debería remover (si no de forma inmediata, por lo menos gradualmente) los impuestos más distorsionantes, en particular las cargas parafiscales que pesan sobre el trabajo formal y el gravamen a los movimientos financieros”.

Pero estos gravámenes deben reemplazarse con otros tributos, para de esa manera poder financiar las actividades hoy día con cargo a aquellos. Ello necesariamente conlleva a ser ambiciosos en cuanto a aumentar el recaudo del impuesto de renta y del IVA.

“Esta no es una tarea fácil, entre otras en virtud de realidades políticas que atentan contra aumentar la tarifa general del IVA y por consideraciones económicas que limitan el campo de acción para aumentar la tarifa general del impuesto de renta que hoy en día aplica a las empresas”, señalan los analistas.

Tomado de: https://www.elnuevosiglo.com.co/articulos/3-2012-reforma-tributaria-no-cubrir%C3%A1-desbalance.html