Fuente:https://www.larepublica.co

El auge de ideas impregnadas de analítica es un desarrollo bienvenido. La forma poco sincera y engañosa en que se presenta mucha de esta información estadística no lo es.

Me sorprende y desilusiona lo manipuladora que se ha convertido la analítica en los niveles más altos de supervisión empresarial. Lo único más sorprendente es el hecho de que muchos ejecutivos sénior se muestren renuentes a hacer preguntas simples sobre la información analítica que les presentan.

Cada vez veo más gente sofisticada en estadística complaciéndose con la defensa de la analítica – esto es, sus números se despliegan al servicio de argumentos influyentes en lugar de usarlos para determinar dinámicas subyacentes. Resulta particularmente perturbador porque aunque la analítica – en el sentido técnico más estricto – muestra una situación certeramente, esta gente lo hace en forma tal que desalienta preguntas útiles.

Las presentaciones analíticas siempre deberían identificar los valores atípicos – cómo se definieron y trataron y, lo más importante, cómo sería la información analítica si no existieran. Sorprende lo que encontramos cuando hacemos que los valores atípicos sean tan importantes como los agregados y los promedios.

Mi ejemplo favorito de esto viene, naturalmente, de Harvard. Pocos saben que, de hecho, el valor neto promedio de los que abandonan la universidad excede enormemente el valor neto promedio de los egresados.

La razón es simple. Por supuesto, en Harvard hay más graduados que gente que dejó la universidad. Pero las filas de éstos últimos incluyen a Bill Gates, Mark Zuckerberg y Edwin Land, de Polaroid, cuyo valor neto combinado equivale a casi US$70.000 millones.

Tome ese monto y divídalo entre el número significativamente menor de alumnos que abandonaron los estudios y el resultado sugerirá que, en promedio, son más ricos que el graduado promedio de Harvard.

Esto, por supuesto, es ridículo. Desafortunadamente, no es más ridículo que lo que encontramos en un número estadísticamente significativo de presentaciones cargadas de analítica en consejos directivos. Estos informes falsos – y mala administración – asociada a valores extremos es la patología más frecuente en organizaciones de otra forma entendidas en estadística.

Entre las sugerencias que hace Michael Schrage, investigador del Centro de Negocios Digitales de la Escuela Sloan del Instituto Tecnológico de Massachusetts, está la de siempre preguntar por los valores atípicos. Siempre pida que las presentaciones analíticas muestren cómo serían los datos en ausencia de estos extremos. Hay otras formas igualmente importantes de arrancar mayor utilidad a la información analítica agregada, pero lo mejor es empezar con los valores atípicos. La analítica que maneja mal los valores extremos es “mentirosa”.

Tomado de: https://www.larepublica.co/archivos/ALTAGERENCIA/2011-10-25/no-utilice-la-analitica-para-manipular-los-niveles-de-supervision-empresarial_140980.php