Fuente: https://www.vanguardia.com

La metáfora con la que se titula este espacio editorial, sirve para hacer alusión al estado presente de la economía mundial.

Esa, es tal vez la conclusión más certera a la que llegaron los más prestigiosos economistas reunidos hace pocos días en Davos, Suiza, donde el consenso al que se llegó sobre el diagnóstico de la economía global es que si bien la crisis parece superada, todavía existen serios peligros. Es algo así como mirar al fondo desde el borde del abismo, con un grave riego de perder el equilibrio y repetir la caída si no se toman las precauciones adecuadas.

Las amenazas son varias. Por un lado, el incierto crecimiento europeo, que no permite ser muy optimistas sobre todo si se considera la evolución todavía muy lenta de los Estados Unidos.

Pero por el otro, lo que definitivamente agrava la situación son las perspectivas de una guerra de divisas, empeorada por las posibilidades de una inflación generalizada, potenciada a su vez por el aumento de precios de las materias primas que incluso, ya se está experimentando.

La solución, entonces, radica en mirar la historia reciente. Sí. Precisamente al año 2008 cuando se tejió un consenso entre los gobiernos más poderosos del planeta, que concientes de la gravedad de lo que sucedía sumaron esfuerzos y acordaron estrategias para sacar al mundo de la crisis y a la postre, evitar que ésta fuera mucho peor.

Sin embargo, esos trabajos mancomunados parecen haberse olvidado por el momento, sobre todo por las latitudes de la China, que se niega a hacer acuerdos que beneficiarían a su contraparte occidental para consolidar su recuperación.

Pero eso no es todo. En la orilla colombiana esa cadena de acontecimientos no puede pasar desatendida.

Y es que si bien es cierto que este país salió relativamente bien librado de la crisis planetaria hace tres años, nadie asegura que en caso de una recaída los efectos colaterales no puedan terminar lo que el invierno casi inicia; un ciclo de problemas económicos serios.

En síntesis, hay que estar muy alertas. El enfermo parece recuperarse, pero todavía no puede caminar solo.

Tomado de:  https://www.vanguardia.com/opinion/editorial/91729-mirando-al-fondo-desde-el-borde-del-abismo