Fuente : https://www.larepublica.com.co

Cada vez que revive el trámite del TLC entre Colombia y Estados Unidos, algunos académicos prenden la máquina de las ideas, la mayoría con un enfoque proactivo,
pero también surten opiniones maquiavélicas en desmedro de la sociedad y de los trabajadores colombianos.

En días pasados, en un artículo de opinión publicado en un importante periódico de negocios, un académico de perfil financiero, amparado en la teoría de que `el fin justifica los medios` adujo que para compensar el nivel de productividad de Colombia es necesario reducir los costos laborales. En otras palabras, propone buscar la competitividad nominal de Colombia a costa del bienestar de los trabajadores y de sus familias, y deja de lado propuestas tendientes a incentivar la competitividad real de la economía.

No podemos culpar a las grandes mentes por sus ideas, pero considero que nuestro columnista financiero sustenta sus conclusiones a partir de errores, pienso que, involuntarios. En particular, construye su propuesta sobre el cálculo y comparación del indicador de Costo Laboral Unitario (CLU) para Colombia y Estados Unidos, pero comete dos grandes desaciertos: 1) considera las tendencias de los CLU de ambos países, pero olvida la gran brecha entre los mismos, basta comparar el salario mínimo diario en Colombia, que es de $17,853.33, mientras que el de Estados Unidos es de US$7,5 por hora, es decir, cerca de $110.000 diarios; y 2) construye el indicador CLU utilizando datos con características totalmente disímiles, lo cual compromete la comparabilidad del indicador entre los dos países.

Pero más allá de lo técnico, el académico financiero también omite hacer comparaciones regionales, cuando estas son indispensables para cualquier análisis entre economías similares. Según un estudio realizado el año pasado por Ernst & Young para Proexport, el costo laboral total de Colombia, medido en salarios mínimos (incluyendo costos no salariales), es de US$ 418.11, frente al de Brasil que es de US$ 584.73; de Costa Rica, US$ 551.1; y de Chile, US$ 441.22. Países que, según la OIT, tienen mayor proporción de asalariados; mientras en Colombia es de 46.3%, en Brasil es de 76.5%, y en Chile, de 68.8%.

Sin embargo, la discusión no está en lo nominal sino en lo real. En eses sentido, para proyectar el futuro es importante hacer un alto y construir sobre las buenas experiencias, sobre el camino ya recorrido y no echar en saco roto el conocimiento adquirido. Plantear estrategias desde la lógica de la minimización de costos y lo empresarial es entendible desde la perspectiva de lo netamente empresarial, pero también es negar los efectos de la producción – externalidades -sobre el entorno familiar y sobre la sociedad. 

En fin, los colombianos estamos en deuda con el futuro del país. Es imperativo pensar de forma proactiva y poner en marcha políticas innovadoras que permitan actuar sobre las causas reales y no los efectos nominales de las problemáticas de Colombia.

Tomado de: https://www.larepublica.com.co/archivos/OPINION/2011-04-15/los-costos-laborales-y-la-competitividad_126497.php