Los vendedores ya no solo quieren entrar en su casa, su oficina y hasta ‘abrir’ su billetera con la publicidad de sus marcas, sino que ahora quieren examinar el cerebro del comprador.

Quieren saber qué es lo que realmente hace que una persona entregue su dinero por cierta marca o producto. Desean saber qué está pensando en realidad el consumidor, qué es lo que lo motiva a comprar. En pocas palabras, quieren ver a qué responden emocionalmente, qué es lo que hay en el subconsciente que los lleva a comprar.

Y eso ya lo están midiendo hoy en Colombia. Desde hace seis meses llegó la empresa de neuromarketing, Neurofocus, a la que ya acuden cerca de 20 empresas que operan en el país, entre multinacionales y locales.

Firmas productoras de papas fritas, gaseosas, lácteos, del sector de la banca y hasta empresas de televisión ya aplican el método para asegurarse no solo el éxito de los productos que ofrecen, sino el incremento en sus ventas.

A través de equipos que permiten examinar la actividad cerebral cada 2.000 veces por segundo (electroencefalografía), determinan detalladamente a qué punto está realmente enfocado el ojo (eye traking) y miden respuestas fisiológicas a ciertos estímulos (respuesta galvánica), para finalmente conocer la efectividad de la publicidad, de los productos, de las marcas, de los empaques y la experiencia en punto de venta.

“Examinamos si lo que se le está presentando a una persona capta su atención, qué tanto el gusta o no, o qué le gustó y qué no de un producto o campaña publicitaria y si lo va a recordar o no”, señala Felipe Jaramillo, representante en Colombia de Neurofocus, empresa que nació hace 7 años en California.

Colombia, el primero en América Latina

Colombia es el primer país de América Latina al que llega Neurofocus, pero ya está en Londres, Tokio, Tel Aviv y en Estados Unidos. Antes de terminar este año llegarán a México y en el 2011 el objetivo es estar en Chile y Perú.

Con los equipos que tienen de electroencefalografía que trabaja con un gorro que tiene 64 sensores y se que ponen las personas sujetas al estudio, miden la actividad cerebral de cada una de las estructuras de la cabeza para examinar la respuesta real ante los productos, marcas o empaques que se le muestran o directamente en el punto de venta por la posición que tiene los productos en las góndolas.

“Nosotros no les preguntamos a las personas qué piensan de lo que les mostramos, no hablamos con ellas, solo medimos sus respuestas cerebrales”, dice Felipe Jaramillo, de Neurofocus.