Cuando se asigna un precio a una vivienda usada se tiene en cuenta el estado de conservación del inmueble y de las áreas comunes.
En cuanto al mantenimiento se recomienda tener en cuenta el estado de la pintura de las paredes.
“Este es un ejercicio que debe hacerse con frecuencia, porque eso, nos va a permitir no solamente sentirnos en un espacio agradable, cómodo, libre por ejemplo de humedades, de hongos, sino también que hace sentir que es un espacio no perjudicial para la salud de los niños y de las personas que vive ahí”, según Mabel González, directora de Programas Especiales de Asobancaria.
Las instalaciones hidráulicas y sanitarias deben revisarse periódicamente, a lo que Gonzáles añade: “si la vivienda es usada, cambiarlas, ajustarlas y revisar que funcionen perfectamente para que cuando la persona y potencial comprador vaya a ver la casa abra la llave y esté funcionando adecuadamente”.
Es importante que quien esté interesado en adquirir la vivienda no vea goteos, “todo eso ayuda a que en el momento de negociar el precio de la vivienda la persona sienta que lo que va a pagar realmente está acorde con lo que está comprando”.
La fachada es uno de los indicadores más importantes para la valorización de un inmueble. Cuando las fachadas en los barrios están bien pintadas y bonitas da gusto ir a ese barrio y caminar por esa zona.
“Lo mismo deberíamos hacer con nuestro hogar, sentirnos que es una casa linda tanto por dentro como por fuera, eso impacta en que la gente que pasa la ve, la mira y la observa, lo que ayuda en el proceso de valorización”.
Antes de remodelar acuda a un profesional para revisar la viabilidad de las mejoras. Si compró un inmueble con posibilidades de ampliación debe seguir las indicaciones del proyecto de crecimiento que fue entregado por la constructora.
Tomado de: www.cuadresubolsillo.com
