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La visita del Primer Ministro Harper para celebrar la puesta en vigor de cuatro acuerdos fundamentales para un nuevo estadio de asociación estratégica, fue un acto de genuina amistad y compromiso con nuestros esfuerzos por generar más confianza.

Es prueba real, efectiva y oportuna, del verdadero engranaje de Canadá con las Américas, cuando suma a Colombia como otro socio comercial preferente en la región. A partir del 15 de agosto, se da un salto cualitativo en la historia bilateral.

El Tratado de Libre Comercio (TLC) y sus tres acuerdos complementarios -Ambiental, de Cooperación Laboral y de Derechos Humanos-, que entran en vigor simultáneamente, son los primeros acuerdos de última generación que Colombia tiene con un país G-8, Apecy Oecd.

En un mundo en desaceleración y una región polarizada ideológicamente, Colombia es un actor regional relevante para Canadá. Es una economía emergente muy atractiva por su tamaño, su estabilidad e institucionalidad, su crecimiento sostenido, baja inflación y calificación para la inversión, para resaltar algunas cualidades.

Por compartir los valores fundamentales de la libertad, la democracia, los derechos humanos y el estado de derecho, Canadá es clave: (i) en las dinámicas y temáticas de la ONU; (ii) como miembro de la Ocde, para ayudar a Colombia en la búsqueda de nuestra membresía plena. (iii) Como miembro del grupo de los países del G8 y del G-20, para insertar en esas agendas los temas de naturaleza global que incumben a Colombia. (iv) En la OEA, para buscar balances hemisféricos en ciertos asuntos sensibles. (v) Como mensajero de las mejoras y el futuro promisorio de Colombia en las dinámicas del “Commonwealth” (Mancomunidad Británica) y la Francofonía; y (vi) Como economía Apec, para contar con su apoyo para nuestra membresía como economía.

A su vez, Colombia también es clave para apalancar a Canadá en las Américas: en la OEA, porque es una institucionalidad a la que Colombia le da el más alto valor; en Unasur, porque por razones de coyuntura geopolítica hemisférica el sentimiento hacia el norte de las Américas no pasa por el mejor momento; y en la Comunidad Andina, porque tiene muchas oportunidades económicas y sociales por capitalizar, en particular con Perú y Colombia, sus socios comerciales preferentes.

Canadá fue más rápida y tuvo mejor gobernanza que Estados Unidos en poner en vigor su TLC con Colombia. Ello le permitirá morderle mercado e influencia a EE.UU. en el país. Calculo que por casi 1,5 años los canadienses venderán, en mejores condiciones preferenciales que las otorgadas a EE.UU., sus productos y servicios tales como maquinaria y equipo, bienes agrícolas como el trigo, o servicios financieros, para nombrar algunos.

En materia de comercio internacional, Canadá es una economía fácil para hacer negocios y geográficamente cerca. Es una de las más prósperas, estables y abiertas del mundo. Tiene una moneda fuerte para comprar e invertir.

Canadá también será un gran combustible para las locomotoras de la prosperidad. Será uno de los mayores inversionistas en Colombia en los años por venir en un sinnúmero de sectores, con claro liderazgo en ciertos sectores como el extractivo, donde es una potencia global indiscutible. El turismo será uno de los principales ganadores.

Desarrollo de la ciencia, tecnología e innovación

El TLC con Canadá también será otra correa de trasmisión de prosperidad hacia Colombia. Seguirán llegando más y mejores capitales vía fondos de Capital Privado y de Riesgo a sectores claves de la economía, como ya están irrigando la infraestructura y el sector inmobiliario. También se harán visibles, y muy pronto, la calidad y eficiencia de los servicios financieros canadienses.

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