Fuente: https://www.larepublica.co

La llamada periferia de la Zona-euro (Grecia, Portugal e Irlanda) continúa dando dolores de cabeza a los mercados financieros y a las calificadoras de riesgo.

No sólo los bonos de su deuda soberana han registrado preocupantes desvalorizaciones, sino que ellos han sido degradados al “rango especulativo” y se teme que pronto puedan llegar al peligroso umbral de “cesación de pagos”.

Todo parece indicar que el enfoque de apoyos a dicha periferia, hace cerca de un año, ha resultado errado, pues el problema no era de iliquidez, sino de solvencia. La prueba más fehaciente ha sido la de Grecia, pues está ad-portas de declararse en “cesación de pagos” ante el incumplimiento de las metas del programa con el FMI, a pesar de sus recortes en gasto, pero donde la contracción del producto (ahora a tasas cercanas al 4%) amenaza una espiral recesiva. Como es sabido, también existe un riesgo de contagio sobre economías con riesgo sistémico sobre la Zona euro, como son las de España e Italia.

El caso de España es de particular importancia por la doble amenaza de su crisis hipotecaria y fiscal. Esto ha desatado protestas continuas en la “Puerta del Sol” en Madrid, en momentos en que la tasa de desempleo bordea persistentemente el 21% (ascendiendo a casi 45% en el caso de los jóvenes), el producto continúa con crecimiento cercano a cero, la inflación se acerca al 3% anual y el déficit fiscal está en 9%-10% del PIB por segundo año consecutivo, aunque se perfila hacia el 6% del PIB a la vuelta de un par de años.

En España ha jugado un papel clave el ajuste fiscal adoptado por el (saliente) gobierno de Zapatero, reduciendo el gasto en seguridad social. Sin embargo, su costo político ha sido elevado, perdiendo las mayorías parlamentarias recientemente (en 11 de las 17 regiones). Uno de los principales obstáculos a dicho ajuste fiscal, en el corto plazo, tiene que ver con el alto grado de descentralización.

Las transferencias hacia los territorios representan casi un 20% de los ingresos del gobierno central y el nivel de gasto descentralizado llega al 37% del total, cifra superior al promedio de la Zona euro.

Esta autonomía local se ha reflejado en un sorpresivo incremento del gasto público en el primer trimestre del 2011 (+1.1%), después de 4 trimestres de descensos.

Actualmente, cerca de un tercio del déficit fiscal se origina en las provincias, un 2.8% del PIB frente al 9.3% del PIB de déficit agregado, liderados por Cataluña y Castilla.

Los mandatarios locales ya se han rebelado frente a las directrices fiscales de Madrid y ello podría incrementar aún más la incidencia local sobre el déficit fiscal total.

Este fenómeno fiscal territorial lo hemos vivido en Colombia por décadas. Esta problemática fue especialmente difícil durante 1991-2001, cuando la atadura de las transferencias al “nivel” de los Ingresos Corrientes de la Nación llegó a comprometer cerca de un 40% de sus ingresos en sólo dichas transferencias.

Se requirieron varias reformas constitucionales en Colombia (Actos legislativos 01 de 2001 y 04 de 2007) para romper esa atadura a los ingresos corrientes de la Nación. Sin embargo, para el 2017 volverían a ligarse a la tasa de crecimiento de los ingresos corrientes de la nación, lo cual, en todo caso, es menos grave que si se volvieran a computar como un porcentaje de aquellos.

En síntesis, este tema de descentralización política vs. estabilidad fiscal sigue representando un gran desafío para todo el mundo.

Ahora el problema está centrado en España, amenazado por su doble crisis hipotecaria y fiscal. Esta última enfrenta una gran inflexibilidad en su componente territorial, donde el gobierno central no puede desconocer la amenaza de una eventual “desobediencia civil territorial”.

Argentina y Colombia sufrieron graves deterioros en su posición fiscal durante 1998-2002 por cuenta de esos desequilibrios territoriales, los cuales se han logrado acotar durante 2007-2011, pero los años 2016-2017 representarán un nuevo desafío para Colombia.

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