Su aporte a la profesión ha sido muy significativo

Después de una fructífera gestión de más de 6 años, se retira el Consejero Daniel Sarmiento Pavas. El CTCP desea hacer un reconocimiento a su importante labor y para ello efectuó la siguiente entrevista al citado profesional.

CTCP: Después de más de 6 años de permanencia en el CTCP, ¿qué es lo primero que le viene a la mente al pensar en el tiempo transcurrido?

DSP: Pasan por mi mente muchas imágenes de lo que ha sido este tiempo. Recuerdo que antes de entrar al CTCP, no imaginaba que llegaría a estas instancias, porque durante mi vida profesional no me había interesado mucho por los órganos de la profesión y me había concentrado en el ejercicio de la contaduría pública desde lo puramente técnico. Ha sido una experiencia sumamente enriquecedora para mi vida y en una coyuntura que considero muy privilegiada, por el periodo histórico que me tocó vivir.

CTCP: ¿Cómo fue el proceso de integración suya al CTCP?

DSP: En un primer momento fui nominado como candidato por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Eso fue en 2010. Sin embargo, no resulté elegido. Unos meses más tarde, se realizó la convocatoria para el primer concurso de méritos, que fue conducido por la ESAP. No esperaba ganar el concurso, porque había otros profesionales muy calificados y experimentados aspirando, pero tuve la fortuna de terminar en primer lugar. Sin embargo, mi elección tardó 9 meses, así que apenas en septiembre de 2011 se dio mi integración al primer Consejo, después de la emisión de la Ley 1314. A pesar de lo anterior, mi nombramiento solo tuvo efectos hasta diciembre de 2013, por lo cual, nuevamente debí concursar para lograr mi reelección, volviendo a tener el privilegio de ganar el nuevo concurso de méritos para el periodo 2014-2017.

CTCP: ¿Cómo era la situación del CTCP en el momento de su integración?

DSP: En ese tiempo había una gran polémica en el país acerca del sentido mismo de la Ley 1314. Algunos incluso hasta afirmaban que en ninguna parte la Ley hablaba de NIIF, así que se podían aplicar otros estándares. Algunos colegas expresaron comentarios incendiarios, dándole un tinte político a la aplicación de la normatividad internacional. Era un reto muy grande, que hoy parece simple, pero que en su momento no fue sencillo. El CTCP nacía como estructura independiente y con profesionales remunerados, algo que no ocurría antes. Hubo que hacer un trabajo muy grande, no solo en lo técnico, sino en lo operativo, porque no había literalmente nada. No había claridad ni en el modelo, ni en los sujetos, ni en la metodología para llegar a la emisión normativa. Creo que la diversidad de habilidades de quienes han pasado por el CTCP en esta nueva etapa fue un factor muy positivo para lograr implantar el andamiaje que hoy tiene a Colombia aplicando la normatividad internacional, con todos los problemas y críticas que se puedan hacer. Por eso debo hacer un reconocimiento a mis ompañeros, a todos ellos, pero en especial a quienes compartieron conmigo esa primera fase, Luis Colmenares, Gustavo Serrano y Gabriel Suárez. Mis tres actuales compañeros, Wilmar Franco, Luis H. Moya y Gabriel Gaitán, han consolidado igualmente un grupo estupendo y coordinado de trabajo para llevar a cabo las responsabilidades asignadas a este órgano técnico y les auguro mucho éxito en su gestión futura. Es un hecho irrefutable que el país ha ganado una posición importante en el entorno regional a partir de la labor desarrollada por el CTCP.

CTCP: ¿Cuáles considera sus mayores aportes en su paso por el CTCP?

DSP: El haber estado casi desde el inicio del proceso me permitió el privilegio de participar de manera activa en las principales decisiones que se han tomado hasta el momento. Aunque ha sido un trabajo de equipo, tuve la fortuna de proponer algunos temas que finalmente fueron decididos por el Consejo.

Creo que el primer aspecto importante que estuvo a mi cargo fue elaborar la propuesta definitiva sobre quiénes integrarían los 3 grupos. Pensando en las condiciones económicas de nuestro país, la propuesta partió de la base de pensar en qué factores podrían determinar qué tipo de base de información financiera utilizar. Nunca estuve de acuerdo en que el Grupo 1 fuera integrado solo por entidades que estuvieran en el mercado de valores, porque esto hubiera reducido el número de compañías con NIIF completas a solo un par de cientos, y en un entorno como el nuestro, muchas entidades tienen múltiples usuarios y ejercen una influencia demasiado fuerte en su medio, como para tener un estándar de inferior calidad, como es la NIIF para las PYMES. Por eso mi propuesta fue que se tuvieran en cuenta, además del tamaño, las relaciones de inversión y el comercio internacional. Igualmente creo que fue un acierto unificar el modelo contable para todos los tipos de entidades con aplicación de régimen del sector privado. De no haber hecho esto, proliferarían hoy diversos modelos contables para entidades similares, pero con objetos distintos, como sucede con las entidades no lucrativas. Sin embargo, es claro que se requiere regulación adicional en este último caso, para poder lograr mayor homogeneidad en el tratamiento contable de las ESAL.

El segundo gran aporte creo que fue la propuesta normativa para el Grupo 1. No teníamos referente sobre cómo hacer esto y logramos construir un documento de sustentación conformado por 267 páginas, cumpliendo todos los requisitos de la Ley 1314, que sirvió para las propuestas normativas que se efectuaron más adelante.

Un tercer aporte importante fue la construcción de la propuesta normativa que derivó en el Decreto 302 de 2015, para reglamentar la aplicación de las normas de aseguramiento de la información. Tampoco teníamos en este tema un referente internacional similar al nuestro sobre cómo hacerlo y quiénes deberían aplicar la nueva normatividad. A pesar de las críticas y reticencias sobre la definición que finalmente quedó incluida en el citado decreto, no nos cabe duda de que le decisión de propuesta que tomamos en su momento redundará en beneficios para el país generando una mayor confianza en la información financiera y por supuesto, en la labor del revisor fiscal.

Un cuarto aspecto significativo fue la elaboración del DOT 001, que explica la relación entre las NIIF y la contabilidad, y que da lineamientos sobre la forma de incluir los saldos iniciales en los libros contables, aborda temas polémicos como el de las cuentas de orden, y orienta sobre la forma de tratar los cambios en políticas y la corrección de errores significativos en la contabilidad.

Un quinto aporte fue la construcción del DOT 14, sobre la información financiera de las entidades sin ánimo de lucro (ESAL), tema de alta relevancia para el país y que es una problemática que está siendo tratada a nivel internacional.

Por otra parte, de nuestra propuesta salió la creación de algunos comités técnicos y de expertos, como el de Expertos Tributarios, el Técnico de Aseguramiento, el de Expertos en Valuación y el de Expertos en NIIF.

Un último aspecto de nuestra gestión, tiene que ver con la presencia internacional. Tuvimos el privilegio de participar en grupos donde el país nunca había estado presente. Asistimos al WSS (Word Standards Setters), foro convocado por el IASB con invitación

directa, en el IFASS (International Forum of Accounting Standrad Setters), foro mundial de emisores, independiente del IASB, pero  econocido por este organismo, y de presidir mesas de discusión en estos foros. Como resultado de esta participación, fuimos invitados a hacer parte del Grupo de Trabajo en ESAL, conformado por 9 miembros de los 5 continentes, con la única representación latinoamericana de nuestra parte. Igualmente participé como miembro del Directorio de Glenif durante los 3 últimos años, donde lideramos Grupos Técnicos de Trabajo en distintas oportunidades y lideramos el proyecto de investigación sobre prácticas contables de las ESAL en América Latina,
proyecto que aún está en curso. Como resultado de estas gestiones, he tenido el privilegio de pertenecer durante los últimos 5 años al Grupo de Revisión de la Traducción de las NIIF al español y ser miembro durante los dos últimos años del SMEIG (Small and Medium Entities Implementation Group), perteneciente al ISAB.

CTCP: ¿Cuál es su visión sobre el estado actual y el futuro de la profesión?

DSP: Lamentablemente creo que solo hemos avanzado en lo que llamamos la estructura normativa, aunque solo en lo relativo a la expedición y reglamentación de la Ley 1314 para la aplicación de los estándares internacionales de información financieras y los de  seguramiento de la información. En lo demás, creo que el avance ha sido mínimo. Esto se trasluce en las múltiples consultas que el CTCP recibe durante el año. De las 1.000 consultas que se resuelven aproximadamente cada año, no exagero si digo que no menos de 800 son sobre asuntos que deberían estar absolutamente claros para la profesión.

Desde mi llegada al CTCP hemos planteado que la profesión necesita una reforma de fondo, algo que en su momento denominamos la fase II de la Ley 1314. Sin embargo, estos asuntos siguen pendientes de avance, fundamentalmente por falta de voluntad política. Aunque no es el CTCP el responsable por estos desarrollos adicionales, hemos insistido en esta necesidad de manera permanente, pero sin mucho eco, si se tiene en cuenta que no se ha dado ningún paso significativo para corregir estas debilidades. A nuestro modo de ver, es necesario reformar las estructuras formativa, institucional y normativa, para cohesionar el proceso formación – habilitación – acreditación – supervisión.

La profesión no cuenta con un buen nivel de calidad; las barreras de entrada al ejercicio son muy bajas, generando una “guerra del centavo” y patrocinando la competencia desleal; no hay mecanismos de reacreditación ni de obligación de actualización técnica; el proceso de pervisión es débil, a pesar de los evidentes esfuerzos que ha hecho la Junta Central de Contadores en los últimos años y el régimen sancionatorio es anacrónico y en muchos casos inane.

Si estos asuntos no se corrigen, la profesión seguirá careciendo de la fuerza necesaria para lograr el protagonismo natural que le corresponde en el entorno económico del país y continuará rezagada frente a otras latitudes. Esto sin contar el efecto nocivo de un incremento desaforado de la oferta. No suena coherente que un país como Colombia cuenta con más de 250.000 contadores habilitados para ejercer, cuando un país como México, con más de 350.000 contadores titulados, solo haya otorgado la facultad de opinar sobre estados financieros a apenas alrededor de 20.000.

CTCP: Finalmente, pasando al plano personal, ¿Cuáles son sus proyectos para esta nueva etapa de su vida profesional?

DSP: En efecto, se trata de una nueva etapa, en la que vuelvo al ejercicio profesional, después de más de 6 años de interrupción. Hay una diferencia, y es que esta vez no lo haré como perteneciente a una organización sino como líder de mi propia firma de contadores públicos, a través de la cual espero poder seguir sirviendo a la profesión y a mi país.

Aprovecho para desearle todos los éxitos a mi reemplazo, el colega Leonardo Varón, que en franca lid ganó el concurso de méritos para sustituirme, en el importante reto que debe enfrentar como parte del máximo órgano técnico del país.

Finalmente, debo agradecer a todo el equipo de trabajo que estuvo con nosotros durante estos años, en especial a la valiosa profesional Jessica Arévalo, que durante los últimos años fue mi colaboradora directa en los distintos frente de trabajo que tuve que abordar