Con este comportamiento, el indicador de calidad llegó a 3 por ciento, mientras que la cobertura cayó al 154,3 por ciento.

Sobre este comportamiento, el director de investigaciones económicas de Correval, Daniel Velandia Ocampo, sostuvo en un detenido análisis que “aunque estos indicadores aún se sitúan en niveles ‘sanos’ dentro del marco histórico, los gastos por mayores provisiones, como consecuencia del mayor crecimiento de la cartera vencida, se ven reflejados en un menor crecimiento de la utilidad y unos menores márgenes de rentabilidad del sector.

Señala el investigador que en julio la cartera bruta del sistema sin IOE ni cooperativas registró un saldo de 229.2 billones de pesos, lo que representa un crecimiento anual de 17,3 por ciento, inferior en 0.6 puntos porcentuales al crecimiento observado un mes atrás, no obstante, dos de los más grandes jugadores del sistema, Bogotá y Davivienda, presentaron aceleraciones en el crecimiento de sus carteras”.

En el mismo periodo, la cartera vencida llegó a 6.9 billones. “Como preveíamos en nuestro Informe anterior, se tradujo en un deterioro de la cartera, situación que debe ser monitoreada por las implicaciones que pueda tener en términos de desempeño financiero de los bancos”. Sostiene Velandia.

La modalidad que sigue liderando el crecimiento anual de la cartera vencida es la de consumo con 31,3 por ciento, seguida por microcrédito con 19,0 por ciento, segmentos que a su vez han sido los que más se han provisionado en los últimos 12 meses; en julio, sus incrementos anuales en provisiones fueron 31,0 por ciento y 24,5 por ciento, respectivamente. Sin embargo, en términos generales, cabe resaltar que el crecimiento de la cartera vencida en julio se desaceleró frente a junio (21,6 por ciento contra 22,4 por ciento).

Para el analista, esta contracción en el crecimiento de la cartera del sistema todavía está asociada al impacto de la política monetaria que hasta julio había sido menos expansiva, así como a las medidas macro-prudenciales que ha venido estableciendo la Superintendencia Financiera, principalmente para el control de la cartera de consumo, cuyo crecimiento ha sido particularmente acelerado.

Explica el analista que “con las reducciones en tasas de interés del Emisor realizadas en julio y agosto, este comportamiento de desaceleración tiende a revertirse; sin embargo, debe recordarse que la cartera de consumo continuará siendo objeto de control debido a su importante crecimiento, especialmente en 2011, por lo cual no se descartan mayores medidas macro-prudenciales para este segmento en caso de ser necesario”.

Por otro lado, el indicador de calidad desmejoró en julio, como era de esperarse tras los incrementos en los saldos de cartera vencida, y se situó en 3,0 por ciento. Aunque los niveles actuales de calidad de cartera continúan siendo considerablemente bajos en términos históricos, este deterioro de la cartera ya se traduce en menores rentabilidades y eventualmente podría llegar a constituir un riesgo crediticio mayor.

Es por ello que ante el crecimiento de la cartera vencida, el gasto de provisiones volvió a registrar un incremento anual del 24,5 por ciento, muy superior al crecimiento de las recuperaciones de provisiones del 5,8 por ciento. Así, el gasto de provisiones, neto de recuperaciones, registró un crecimiento anual del 99,0 por ciento. Estos gastos siguen afectando directamente el crecimiento anual de la utilidad neta, el cual se ha desacelerado al llegar a 9,7 por ciento en julio cuando en junio fue de 11,2 por ciento.

Tomado de: elnuevosiglo.com.co