En un escenario en el que los tratados de libre comercio cambiarán la forma de pensar de las empresas en Colombia, y en los cuales el Gobierno ha dado un claro respaldo a las organizaciones sindicales, vale la pena hacer un análisis de las relaciones laborales en el país, en este caso, desde una perspectiva de comunicaciones y reputación.

Durante años, las relaciones laborales han sido entendidas como una responsabilidad que deben asumir los equipos de recursos humanos y las áreas legales.

Sin duda, los aspectos operativos y de gestión le competen a estos departamentos, pero velar porque estas sean parte estructural de la empresa, estén alineadas con los objetivos corporativos, sumen en momentos de cambio y no sean un factor que restrinja la toma de decisiones en tiempos de coyuntura, le compete también a la alta dirección, al área de comunicaciones, y, de una u otra forma, a toda la organización.

Las compañías, inmersas en la operatividad, pierden de vista que las empresas, además de máquinas, tienen personas que las hacen funcionar.

Y si bien la operación marcha con o sin dificultades, la preocupación por el estado de las relaciones laborales surge en momentos de coyuntura: cuando hay un nuevo reto, existen dificultades en el mercado, en los procesos de reestructuración, en fusiones o adquisiciones, cuando hay cambios en la identidad corporativa, en las salidas a bolsa, o cuando ya es muy tarde y hay que definir las condiciones para negociar una convención colectiva.

Las relaciones laborales deben ser entendidas como un proceso constante, que de manera abierta y transparente deben convertir a todos los colaboradores en una sólida estructura que se mueve en bloque hacia un mismo objetivo, que comparte los dolores de la organización y dedica sus esfuerzos a entender y satisfacer las necesidades de cada una de las áreas.

Las escuelas de negocios hacen énfasis en la importancia de las relaciones laborales, en la necesidad de una buena comunicación y un agradable clima organizacional, pero, desafortunadamente, no enseñan cómo se construyen estos procesos o se sostienen en el tiempo.

La respuesta a ese interrogante está en definir con claridad y visión estratégica procesos robustos de relacionamiento interno.

LOS EFECTOS DE NO CONSTRUIR RELACIONES LABORALES

Una de las consecuencias naturales al descuidar las relaciones laborales son los complejos procesos de negociación colectiva que minan, al mismo tiempo, la operatividad y la reputación. Desafortunadamente, los departamentos de recursos humanos y jurídica se dan cuenta tarde de que ciertas dificultades en esos procesos no son de carácter operacional, sino de relaciones, y llaman a las áreas de comunicación o contratan una firma consultora con la esperanza de resolver el problema en cuestión de días.

Otro claro síntoma de dificultades en las relaciones laborales se da cuando la empresa habla únicamente con los líderes sindicales y deja la comunicación del direccionamiento de la compañía en manos de intermediarios.

Por extraño que parezca, a veces son los funcionarios quienes tienen la solución a problemas estructurales que los directivos no han podido resolver, pero que ante la ausencia de una comunicación constructiva y de relaciones basadas en la confianza no es posible que esas salidas sean identificadas e implementadas.

UN ASUNTO LOCAL CON IMPACTO GLOBAL

Los inversionistas extranjeros, al momento de tomar decisiones, prestan particular atención al estatus de las relaciones laborales en la industria, al clima organizacional de la empresa y a las brechas de inequidad social en el país. Colombia ya evidenció el impacto que tienen los vacíos que deja la ausencia de relaciones laborales, los cuales a veces ni siquiera son de la empresa, sino de algunos de sus proveedores, pero que afectan por igual la reputación de ambos, compañía y proveedor, ante la opinión pública.

Por su parte, los tratados de libre comercio traen consigo la exigencia de buenas relaciones laborales.

Ninguna multinacional quiere afectar su reputación con un conflicto laboral de un proveedor en un país en desarrollo. Y, mucho menos, si el Gobierno de esa nación es un estricto defensor de las mismas, el cual ha dado claras señales de respaldo a las uniones obreras que, por años, se vieron amenazadas social y políticamente.

En Colombia, prima la cultura del control por encima de la prevención.

La construcción y cuidado permanente de las relaciones laborales son un método que, además de preventivo, apalanca la organización desde todas sus áreas y le permite lograr sus objetivos de mediano y largo plazo con el apoyo y compromiso de todos los colaboradores.

La razón de ser de las relaciones laborales no es tener el recurso humano para resolver problemas. Las empresas deben construir buenas relaciones laborales, para entre todos, evitar tener problemas.

Tomado de: Portafolio.co