La polémica reforma al sistema de salud, que ha sido objeto de duras críticas y protestas, sigue enredada en la Cámara de Representantes, al punto de que podría quedarse para el 2014.

Frente a este panorama el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, confía en que el proyecto se aprobará, tras recalcar que los enemigos de la iniciativa le están haciendo es un favor a quienes quieren que nada cambie.

Sostiene que como está planteado el proyecto, no solo es responsable fiscalmente, sino que facilitará la recuperación financiera del sistema, y ante todo el saneamiento de las deudas con los hospitales.

Frente a la posibilidad de que las EPS más cuestionadas se esfumen y dejen una estela de deudas, el Ministro garantiza que ninguna podrá transformarse en gestora de salud sino paga sus compromisos.

Luego del mar de críticas, protestas y cuestionamientos, ¿definitivamente la discusión de la reforma a la salud se quedó para el 2014 o no? Pues no hay tiempo para discutirla en la Cámara y, además, no tiene ponente…

La idea sigue siendo poder darle un tercer debate en la Comisión Séptima de la Cámara este año y aplazar para el año entrante el último debate en la plenaria de Cámara.

El 2014 es un año electoral. ¿Cree que hay ambiente para sacar la reforma o se ha pensado en archivarla para discutirla en el próximo Gobierno?

El país tiene dos opciones: o seguimos como estamos, o ajustamos la reforma. Resulta paradójico, por decir lo menos, que quienes quieren tumbar la reforma están haciéndole el trabajo a quienes quieren que nada cambie.

El tema financiero es quizás el más álgido. Anif y Acemi afirman que el ‘revolcón’ en el sistema le saldrá muy caro a la Nación, algo así como $5 billones al año, mientras el funcionamiento de Salud-Mía costará $500.000 millones. ¿Cómo analiza esas observaciones?

No es así. La reforma es responsable fiscalmente. Plantea una ampliación gradual del plan de beneficios (Mi Plan) durante tres años, acorde con las metas fiscales. Los costos administrativos de Salud-Mía se financiarán con la disminución de la cuota de administración para las actuales EPS. No estamos dando saltos al vacío. El Presidente de Anif respaldó recientemente la reforma.

El no pago de los compromisos de las EPS tiene quebrados a la mitad de los hospitales en Colombia. Definitivamente, ¿quién asumirá las deudas de las EPS y cuánto suman realmente esos recursos no pagados?

La gran mayoría de las deudas tendrán que ser pagadas por las mismas EPS. Nuestra estrategia tiene dos componentes. El primero consiste en pagar las deudas del Estado con las EPS, lo que permite, a su vez, que las EPS les paguen a los hospitales. El segundo, contemplado en la reforma, tiene que ver con una serie de instrumentos financieros para asumir parcialmente las deudas de las EPS liquidadas y de Caprecom. Estas últimas deudas ascienden a dos billones de pesos.

Como están hoy algunas EPS no podrían ser candidatas a gestoras de salud. ¿Cuántas de ellas deberían ser liquidadas o intervenidas, y no teme que las más endeudadas evadan sus compromisos?

Las EPS que han hecho bien las cosas y que hayan saneado sus cuentas podrán transformarse, las otras no. La reforma tiene que lidiar simultáneamente con una crisis financiera y con los problemas estructurales del sector. Muchos no han entendido la magnitud de los problemas financieros del sector.

La creación de Salud-Mía genera muchas dudas. ¿Cómo blindar de la corrupción a una mega entidad que manejaría $30 billones al año, pues al Fosyga le hicieron muchos goles?
Salud-Mía debe entenderse como la tesorería del sistema, no como una especie de súper Caprecom con presencia territorial y sujeta por lo tanto a todo tipo de presiones políticas. Es una apuesta por tener un mayor control de los flujos de recursos y de información, por impedir que ocurra, por ejemplo, lo que pasó en Saludcoop.

Algunos opositores de la reforma critican a los gestores de servicios de salud porque pueden ser organizaciones privadas y cuestionan a Salud Mía porque es una entidad pública. No les sirve ni lo privado ni lo público. Y tienen por supuesto muy poco que proponer.

El tema médico es otro de los más críticos.

¿Insiste en su tesis de que para reducir el déficit de especialistas (que es de unos 20.000), éstos deben ser formados por los hospitales y no por las universidades, o esa posición se va a cambiar?
Sobre este tema hemos hecho una propuesta alternativa que permite ampliar los cupos sin darles la facultad a los hospitales universitarios de titular especialistas. Este es un debate superado.

Muchos colombianos consideran que la reforma restringirá la tutela como mecanismo para acceder a los servicios médicos. ¿Mi Plan es el mismo POS, o qué garantías se les ofrecerá a los usuarios en asistencia, tratamientos y medicamentos?

El nuevo plan incorporará en tres años la mayoría de los medicamentos recobrados. El nuevo plan será más amplio y permitirá un acceso más oportuno a muchos medicamentos. La reforma ordinaria no puede tocar la tutela. Algunos confunden este debate con el debate de la ley estatuaria que se aprobó en junio pasado. La ley estatuaria estableció, razonablemente, que el Estado no debería pagar por lo cosmético, experimental o lo que no tenga ninguna evidencia científica sobre su eficacia o efectividad.

Si la reforma no pasa en el Congreso (aunque ya se aprobó en el Senado), ¿cuál sería el plan B del Gobierno para mejorar el actual sistema de salud, antes de que colapse por falta de recursos?

Seguiremos actuando. La reforma a la salud no es solo el proyecto de ley ordinaria. Hemos aumentado sustancialmente las coberturas de vacunación, lanzamos el Plan Decenal de Salud Pública, publicamos las guías de práctica clínica, controlamos los precios de los medicamentos, reformamos la Superintendencia Nacional de Salud, estamos saneando los hospitales, aprobamos una ley que define la salud como derecho fundamental y los mecanismos para su regulación, etc.

¿Estaría dispuesto a retirarse del Gobierno si este proyecto —que es bandera suya— no sale adelante?

Tomado de: elpais.com.co